Semana: Usted, que ha sido uno de los ministros mejor calificados y que para el presidente Santos era el Falcao del gabinete, ¿por qué se va? Diego Molano: Porque creo que mi etapa como ministro terminó, además por razones personales: me casé en enero, y ahora ni el tiempo ni la plata me alcanzan para consolidar una familia. Semana: ¿Y es que a un ministro no le pagan bien? D. M.: La gente cree eso, pero no es así. Pero la razón de fondo es que yo he sido alguien que se ha movido entre lo local y lo global. He sido funcionario público, ejecutivo y consultor de grandes empresas. Y ahora, después de este ciclo, llegó el momento de volver a lo global. Me voy a Washington para asesorar a varios gobiernos y empresas. Semana: ¿Y qué fue lo que hizo en estos cinco años para que hoy usted sea una figura no solo en Colombia, sino en el sector de las TIC de todo el mundo? D. M.: En estos cinco años creamos el Plan Vive Digital, un ecosistema digital basado en infraestructura, servicios, aplicaciones y usuarios. Lo más visible ha sido toda la inversión que se hizo para unir a unos 1.078 municipios del país con fibra óptica, licitar la banda ancha móvil 4G, que ya está en 300 municipios y que al final del presente periodo de gobierno deberá cubrir completamente el territorio nacional, así como masificar el uso de internet para reducir la pobreza y generar empleo. Semana: ¿Y qué va a pasar con su salida, en qué queda toda esta política? D. M.: El año pasado pusimos en marcha el Plan Vive Digital 2014-2018, que tiene dos objetivos principales: uno es promover la oferta de servicios y contenidos para aprovechar la infraestructura que ya tendimos; y dos, profundizar la estrategia de gobierno en línea para mejorar la transparencia y la eficiencia en la administración pública. Nosotros siempre dijimos que lo importante no era tener internet sino usar internet, que son cosas distintas. Semana: ¿Qué fue lo que incluyeron en el Plan de Desarrollo? D. M.: Necesitamos que el Estado pase a otro nivel, por eso algunas de nuestras medidas del plan deben estar en ley. Un proyecto trascendental es el de la Carpeta Ciudadana Electrónica, que busca que todos los colombianos tengan en la nube un espacio de almacenamiento y un correo personal, que podría ser utilizado, si el ciudadano lo autoriza, para los trámites y las comunicaciones con las diferentes entidades del Estado. El ciudadano podrá almacenar allí, por ejemplo, documentos como el registro civil, la cédula, diplomas o certificaciones, que están disponibles para la entidad o persona que el ciudadano decida. Además, cada persona tendrá una cuenta de correo electrónico en la que podrá recibir notificaciones legales y otras comunicaciones. Semana: ¿Existe algo en otros países? D. M.: Hay algunas experiencias en el norte de Europa, pero en realidad Colombia está innovando en esta materia y esa es una de las razones por las que ocupamos un lugar muy bueno en los índices internacionales de uso de las TIC. Semana: ¿Qué otro punto fue incluido en el Plan de Desarrollo? D. M.: Nosotros ya somos líderes en gobierno en línea en América Latina y ocupamos el puesto 11 en todo el mundo. Ahora queremos cambiar el chip, queremos tener otros indicadores que nos permitan ser más eficientes y transparentes para el ciudadano. Incluimos que todas las entidades del Estado tendrán que tener un Chief Information Officer (CIO), un experto que tiene a su cargo la estrategia de los sistemas y del manejo de la información. Eso es muy innovador, tanto, que a mitad de año los CIO de Colombia harán su encuentro con los de Estados Unidos, pues ellos están muy sorprendidos por lo que estamos haciendo. Semana: Y para usted, ¿en qué puede ser importante el país en materia de TIC? D. M.: Creo que podemos ser líderes en el desarrollo de aplicaciones con impacto social. La base de la pirámide de nuestra sociedad, que son los campesinos, los pobres, ya están conectados y usan las redes. Y es hora de pasar a un nuevo nivel. Cuando estaba trabajando con los acuerdos con Estados Unidos y al ver lo que hacen en Google o en Facebok, me di cuenta de que ellos tienen talento, infraestructura y muchos billones de dólares, pero no tienen ni idea de qué es un pobre ni lo que necesita. Si enfocamos nuestra industria a hacer aplicaciones para la base de la pirámide, tenemos un potencial de 30 millones de colombianos, 400 millones de latinoamericanos o de 3.500 millones de personas pobres que hay en el mundo. Semana: ¿Y en qué sectores? D. M.: Nosotros estamos trabajando en planes para agro, salud o educación, entre otros. Creo que nuestro programa de aps.com es va por buen camino, pero nos hemos encontrado con un problema, y es la falta de talento. Tenemos un déficit de más de 93.000 ingenieros, técnicos y tecnólogos TIC. Semana: ¿A qué se debe ese déficit? D. M.: Cada vez menos gente estudia estas carreras, porque para los jóvenes, que cada vez les interesa más la plata y menos dejar huella, no son chéveres. Hoy, la guerra en el mundo de la tecnología no se libra por patentes ni por infraestructura, sino por talento. En Colombia, por cada cinco abogados se gradúa un ingeniero o un profesional de las TIC. Eso tiene que cambiar, y parte del corazón del Plan Vive Digital 2 está en trabajar en la formación de nuevo talento. Estamos trabajando con las universidades para cambiar ese panorama, incluyendo desde el nombre de las carreras, porque aquí todavía se llama ingeniería de sistemas y ese nombre ya no se usa en ninguna parte del mundo. Semana: ¿El Plan está financiado? D. M.: Totalmente no, pero eso depende de la creatividad que tengamos. Yo multipliqué por tres los recursos públicos de inversión del ministerio. Cuando llegué era de 800.000 millones y el año pasado ejecutamos más de 3 billones. ¿Cómo? Una regla que tenemos es que cualquier proyecto que el ministerio haga tiene que multiplicar la platica. Semana: ¿Y cómo hizo ese milagro? D. M.: El ejemplo más fácil es el de las tabletas. Yo fui a casi todos los municipios del país. En una especie de show, yo me paraba en la tarima, no a echar discursos, sino a hacer un negocio. Si había 4.500 estudiantes, yo les ofrecía 1.000 tabletas, pero no eran suficientes. Entonces entraba en una negociación con el alcalde, en la que yo le daba dos tabletas por cada una que pusiera el municipio o algo así. Pero además, el alcalde debía poner la conectividad en cada escuela y colegio, que vale un mundo de plata. La Gobernación financiaba el acompañamiento. Meses después regresaba, con el presidente, y hacíamos la entrega de todo lo que se había acordado. Eso mismo lo hicimos con muchos otros proyectos y obras, incluso con el sector privado. Eso es multiplicar la platica. Recibí más de 800 felicitaciones de alcaldes. Semana: ¿Pero usted es un técnico que hace política, cómo le irá ahora a un hombre de perfil más político como David Luna, como jefe de un ministerio tan técnico? D. M.: El plan y todo lo que se debe hacer ya está definido. Pero yo sí creo que un Mintic debe ser un político, pero un político de las TIC, un predicador que vaya a todos los rincones del país promoviendo su uso. Semana: ¿Tiene aspiraciones políticas, le suena algo en Boyacá? D. M.: Yo soy miembro y político furibundo del partido de las TIC. Este país necesita un ministro y personas que las promuevan.  Semana: Algunos críticos dicen que usted no pudo con el tercer canal. D. M.: Eso es totalmente falso. Si bien el tercer canal es un asunto de la Autoridad Nacional de Televisión, el presidente dio la instrucción de sacar esa licitación y nosotros hicimos todo lo posible. ¿Qué pasó? Que la Justicia se metió en el medio y hoy tiene maniatado al gobierno. Semana: Así como no ha habido licitación, la señal de los canales privados de alta definición tampoco llegó a la televisión por suscripción. D. M.: Para quienes no quieren tercer canal, les quiero decir que el negocio de la televisión cambió. El 80 por ciento de los colombianos tiene televisión por suscripción, en donde pueden acceder a la información y el entretenimiento que quieran. Solo Netflix tiene ya 1 millón de abonados en Colombia y creo que lo prioritario para el país no es de una señal, sino de cómo producimos contenidos para ese negocio y para internet. Los canales privados están en todos los operadores. Semana: ¿Le queda alguna frustración? D. M.: Una muy grande es que la industria y las empresas colombianas no se quieren montar en el tren de internet. Hay que decirlo abiertamente, el core de la economía colombiana no está marchando al ritmo de internet. Eso es muy preocupante.