Gustavo Petro no solo es una de las figuras más reconocidas del país sino un aspirante fuerte para las elecciones presidenciales en el 2022. Desde su época de alcalde ha centrado su estrategia de comunicación en la red social Twitter. Con más de 4.300.000 seguidores, es su tribuna predilecta para informar, dar a conocer sus puntos de vista y generar controversia. Pero ese espacio, al mismo tiempo, se convirtió en su peor enemigo. Sus comentarios, en ocasiones, sin filtro, lo han puesto contra las cuerdas y lo han convertido en presa fácil de sus críticos.
El más reciente mensaje, donde puso en duda la efectividad de las vacunas frente a la variante delta del covid-19, es apenas uno de los tantos episodios donde el líder de la Colombia Humana no solo desinformó, sino que faltó a la verdad. El escrito preocupó porque el Ministerio de Salud aún lucha por convencer a centenares de colombianos indecisos frente a la inmunización, mientras la variante delta ya llegó al territorio nacional y tiene en máxima alerta y con expectativa a las autoridades de salud.
A Petro, como se dice popularmente, se le vino el mundo encima. No escapó a críticas de precandidatos presidenciales, opositores políticos, la prensa, académicos y autoridades de salud. Incluso, Nicolás y Sofía, sus hijos, motivaron a los ciudadanos a vacunarse, mientras su padre se defendía del chaparrón. Algunos líderes progresistas como la congresista María José Pizarro también salieron a respaldar la inmunización.
Petro no tuvo otra alternativa que reconocer que se equivocó. Lo hizo en su programa digital Los Gustavos. Y de paso, aprovechó para insistir en la necesidad de vacunarse.
Entre las ligerezas en Twitter de Gustavo Petro, hay una lista larga, entre ellas, cuando se refirió en 2019 a un supuesto bombardeo de las Fuerzas Militares en Caquetá donde murieron varios civiles. La fotografía que publicó que, efectivamente, mostraba a civiles fallecidos, no correspondía a Colombia, sino a un hecho ocurrido en Brasil. “Atención: las imágenes que se están pasando como víctimas del bombardeo tienen un origen poco claro. Hay que reconfirmar la validez de las imágenes”, aclaró el senador. El trino errado provocó que el exministro de Defensa Guillermo Botero le exigiera unas disculpas públicas. Petro confirmó que las imágenes no correspondían a la realidad y se excusó por lo ocurrido.
Otra de sus metidas de patas ocurrió en agosto de 2019. El jefe de la Colombia Humana publicó una fotografía donde se observaba a una gran aglomeración de ciudadanos alrededor de un aspirante político. Petro aseguró que eran seguidores de Jussan Fuker, candidato a la alcaldía de Leticia por la Colombia Humana. No obstante, estaba equivocado. Eran los amigos de Mauricio Cuéllar, candidato de Centro Democrático por la Alcaldía de Florencia, Caquetá. Lo desvirtuaron y quedó mal parado entre sus electores.
Y así, varios mensajes han quedado para la historia, como sus errores de ortografía. El 17 de noviembre de 2020, por ejemplo, escribió “cesión” presencial del Congreso cuando la palabra correcta se escribe con s.
Lo mismo ocurre con sus posturas en Twitter. La opinión pública le cobró no desmarcarse rápidamente del caos en las movilizaciones del 28 de abril que, aunque empezaron con un apoyo de la mayoría de los colombianos se fueron quedando sin mayor respaldo de la opinión pública.
La ciudadanía entendió que los bloqueos generaban estancamiento, lesionaban la economía y jugaban con la vida de las personas que requerían movilizarse con urgencia frente a asuntos médicos.
El caso de la bebé que falleció intubada, mientras esperaba que dejaran cruzar su ambulancia para llegar hasta un centro médico en Cali, o el del hijo de un policía de 12 años que murió porque le impidieron pasar un bloqueo y recibir atención médica especializada no se olvidan con facilidad.
Dos meses después de que el Comité Nacional del Paro anunciara el levantamiento de las protestas, el país no se repone de los más de 15 billones de pesos en pérdidas. Aunque no puede verse a Gustavo Petro como el responsable y el artífice detrás de las protestas, sí pudo detener el estallido social desde sus redes sociales y no lo hizo. Al contrario, desde su Twitter, promovió el descontento. La más reciente encuesta del Centro Nacional de Consultoría para SEMANA confirmó que el líder del Pacto Histórico cayó cuatro puntos porcentuales, en medio de los bloqueos, al ser visto como el líder político detrás del paro.
Además, gran parte de sus electores, incluidos algunos sectores de oposición, esperaron que Petro se distanciara de la campaña que lideró Gustavo Bolívar para recolectar elementos de protección como gafas y escudos a los jóvenes de la primera línea, un tema que lo tiene en aprietos con la Procuraduría y la Corte Suprema. Aunque Petro no patrocinó la propuesta, tampoco la desautorizó.
Petro, definitivamente, no aprende. Y en su red social Twitter sigue generando polémica. Este fin de semana, mientras no terminaba de aclarar su postura frente a las vacunas y la supuesta ineficacia frente a la variante delta, anunció que durante su gobierno, Rebecca Sprösser- la activistas alemana que Migración Colombia expulsó por promover la violencia desde la primera línea en Cali-, regresaría al país, si él es el presidente. El mensaje no fue bien visto por la opinión pública porque en Cali ese grupo, hoy en la mira de los organismos de seguridad e inteligencia, sigue generando caos y desorden público.
El líder de la Colombia Humana, como precandidato presidencial, debe calcular muy bien el tono de sus mensajes. Y calcular más sus afirmaciones en Twitter porque su principal tribuna le está jugando en contra y restando puntos para el 2022.