La Defensoría del Pueblo confirmó este miércoles que el número de muertos por el deslizamiento de tierra en Pereira ascendió a 16, tras ser recuperado el cuerpo sin vida de una mujer en la zona de la emergencia en el sector de Avenida del Río.

La oficina regional de ese organismo indicó que entre las personas muertas se encuentran tres niños, mientras que la cifra de heridos es de 36, entre los cuales se reportaron tres menores de edad.

“Continuamos haciendo presencia en el lugar de los hechos”, señaló la Defensoría del Pueblo en su cuenta de Twitter, en la que publicó un video con las labores de remoción de escombros en la zona de la emergencia.

La emergencia se presentó debido a la ola invernal que afecta a esa ciudad y que originó el deslizamiento de tierra en la Avenida del Río entre calles 26 y 27 de la capital de Risaralda, que taponó varias viviendas.

Se informó, igualmente que el cauce del río Otún está represado debido a la cantidad de tierra que cayó en este sitio.

El secretario de Gobierno de Pereira, Álvaro Arias, señaló que “en este momento tenemos el reporte de personas fallecidas y las autoridades están buscando sobrevivientes en los escombros”.

El funcionario aseguró que los Bomberos, la Policía y los organismos de socorro adelantan un barrido en la zona, una de las más deprimidas de Pereira, para establecer con seguridad cuántas personas murieron, el número de total de heridos y cuántas viviendas fueron afectadas o destruidas.

Igualmente, los organismos de socorro, Defensa Civil, Cuerpo Oficial de Bomberos, Gestión del Riesgo, entre otras entidades, avanzan en la búsqueda de las personas que podrían estar atrapadas. Preliminarmente, se ha informado sobre cinco personas que aún permanecen desaparecidas.

Por su parte, el gobernador de Risaralda, Víctor Manuel Tamayo, dialogó con los damnificados, que temen volver a sus viviendas debido a que permanecen las lluvias y pidieron que el Gobierno los apoye con la entrega de alimentos, útiles de aseo, colchonetas y ropa porque lo perdieron todo en la tragedia.

Atención a animales afectados por la emergencia invernal

De otra parte, desde muy temprano este miércoles, el personal médico del Bioparque Ukumarí, la Secretaría de Desarrollo Rural y la Policía Ambiental se unieron para la búsqueda y el rescate de todos los animales que se vieron afectados por la tragedia natural en el sector de La Esneda y la Avenida del Río.

En total se atendieron 142 animales, entre ellos 110 aves, 23 perros y nueve gatos. Algunos de ellos fueron llevados a las instalaciones del Bioparque para ser atendidos por un equipo de profesionales y brindarles una adecuada recuperación y otros están en la Plaza de Ferias de la ciudad.

El personal veterinario de Ukumarí está en contacto con las familias de los animales rescatados, para luego ser devueltos a sus hogares una vez reciban la atención necesaria y se hayan recuperado luego de esta crisis.

La ruta de atención para estos animales es la valoración en el sitio, el traslado seguro hasta Ukumarí, la estabilización y la determinación del tratamiento.

Para el Bioparque Ukumarí, “lo más importante es el cuidado, el bienestar y la protección de los animales, y por lo tanto tendrá las puertas abiertas para seguir atendiendo a todos aquellos que hayan sufrido alguna afectación por esta emergencia”.

“La montaña rugía como si fuera el fin del mundo”

Carmelina Patiño y su familia alcanzaron a salir con vida. Fue cuestión de segundos, dice, porque cuando la montaña, que por 50 años tuvieron de vecina en la Avenida del Río en Pereira, se vino abajo y sepultó su vivienda, su terreno, todo. Se llevó todo.

“La montaña rugía como si fuera el fin del mundo”, recuerda Carmelina. Todo comenzó poco antes de las 5:00 de la madrugada de este martes. En Pereira llovió con fuerza durante aproximadamente 12 horas –según las autoridades, cayó el agua equivalente a 15 días en solo ese período de tiempo–, el río Otún se desbordó y empezó a inundar toda la ribera del sector de La Esneda, ahí en plena frontera entre la capital de Risaralda y el municipio de Dosquebradas.

Pero lo peor estaba por venir. Cuando el río hacía estragos en tierra, la montaña no aguantó más el represamiento de agua en la cima y gran parte de ella se desprendió y cayó sobre el afluente, lo que ocasionó una empalizada.

“Cuando escuchamos ese sonido tan horrible salimos corriendo con lo único que teníamos puesto. Yo me lancé a la última habitación para coger a mi nieta y salimos”, cuenta Carmelina.

De su casa quedó poco, tan solo un par de paredes en pie, palos atravesados en lo que alguna vez fue la sala y una inmensa capa de lodo que ahora cubre todo el barrio.