El mes de septiembre inició muy movido, por lo que los movimientos telúricos no se hicieron esperar. Este viernes 1, el Servicio Geológico de Colombia registró un sismo de una magnitud 3.4 grados y cuyo epicentro fue en Villavicencio, capital del departamento del Meta.
El SGC informó mediante su cuenta de X (antes Twitter), que la profundidad superficial fue menor a 30 km, y sucedió sobre las 7:43 a. m.
Hubo un sismo anterior que se registró el 31 de agosto, a las 21:19 hora local en El Cantón del San Pablo (Managrú), en el departamento del Chocó. El mismo tuvo una magnitud de 4.4, y su profundidad superficial fue menor a 30 km.
Unas horas antes, ese mismo jueves sobre las 18:47 hora local, se registró un temblor más, de magnitud 3.1 grados, con una profundidad superficial menor a 30 km. El epicentro fue en el municipio de Vistahermosa, en el departamento del Meta.
¿Por qué un temblor es más ‘peligroso’ que otro? El Servicio Geológico responde
El Servicio Geológico Colombiano ha sido enfático en que en el país siempre se han presentado sismos con frecuencia, pero ahora es más fácil conocer esa información gracias a la tecnología y al monitoreo que realizan desde dicha entidad.
Por ello, el SGC ha compartido con la prensa nacional un documento en el que responden las preguntas frecuentes que inquietan a los colombianos.
Entre ellas, está por qué un temblor puede ser más ‘peligroso’ que otro. Sobre este cuestionamiento, el SGC indica que “la ‘peligrosidad’ de un sismo, que se refiere los efectos potenciales que un evento de este tipo puede tener en determinada región, depende de varios factores como la magnitud, la profundidad del foco sísmico, la distancia al epicentro, la geología local y la densidad de población en la zona, así como de la calidad de las edificaciones e infraestructura (vulnerabilidad)”.
Así las cosas, explican que el término muy utilizado ‘magnitud’, “se refiere a la cantidad de energía liberada por un sismo en el sitio donde se origina. Este dato se obtiene después de analizar el registro sismológico y se define en una escala abierta que va hasta 10.0 para sismos de origen tectónico (es una medida universal)”.
Además, especifican que esto depende de “las características físicas de la corteza terrestre y las placas tectónicas es difícil que se tengan sismos por encima de 10.0. Así mismo, que la escala en que se mide la magnitud de los sismos es logarítmica, por lo que un sismo de magnitud 3 libera 32 veces más energía que uno de magnitud 2 y un poco más de mil veces que uno de magnitud 1 (322 ); uno de magnitud 2 libera 32 veces más energía que uno de 1, y así sucesivamente”.
A esto se suma que “la profundidad es la distancia que separa el lugar en el que se origina el sismo (fuente, hipocentro o foco sísmico) en el interior de la Tierra y la superficie terrestre en la que esa energía se libera (epicentro). Esta se mide en kilómetros. Dependiendo de la profundidad del hipocentro, los sismos pueden clasificarse en tres tipos: superficiales, con foco de profundidad de 70 km; intermedios, con una profundidad entre 70 y 300 km; y profundos, con más de 300 km”.
Finalmente, la entidad explica que “a mayor magnitud y menor profundidad, mayor impacto habrá. Por esto, es clave que la profundidad sea tenida en cuenta a la hora de dimensionar el impacto que un sismo puede tener”.