La paz o la salida negociada del conflicto, una de las propuestas más importantes para el presidente Gustavo Petro en su campaña, también lo fue en su discurso de posesión. Fue el primer tema que aterrizó abriendo de par en par, como lo ha venido haciendo desde que ganó las elecciones, las puertas de una salida negociada con todas las organizaciones criminales que se encuentran en armas.
Por eso, en su discurso les mandó un mensaje claro a estos grupos para que silencien los fusiles y acepten beneficios jurídicos. “Convocamos a todos los armados a dejar las armas en las nebulosas del pasado. A aceptar beneficios jurídicos a cambio de la paz, a cambio de la no repetición definitiva de la violencia, a trabajar como dueños de una economía próspera, pero legal que acabe con el atraso de las regiones”.
“Para que la paz sea posible en Colombia, necesitamos dialogar, dialogar mucho, entendernos, buscar los caminos comunes, producir cambios”, agregó el mandatario.
Pero más allá de extenderles la posibilidad de negociar a los grupos ilegales, Petro mostró lo que parece ser su estrategia para lograr la paz en y desde las regiones, construyéndola con la gente y que sean ellos los que presionen el silencio de los fusiles.
“La paz es posible si desatamos en todas las regiones de Colombia el diálogo social, para encontrarnos en medio de las diferencias, para expresarnos y ser escuchados, para buscar a través de la razón, los caminos comunes de la convivencia. Es la sociedad toda la que debe dialogar sobre cómo no matarnos y sobre cómo progresar. En los diálogos regionales vinculantes convocamos a todas las personas desarmadas, para encontrar los caminos del territorio que permitan la convivencia”, aseguró Petro.
“Para que la paz sea posible en Colombia, necesitamos dialogar, dialogar mucho, entendernos, buscar los caminos comunes, producir cambios”, agregó Petro, dejando a los actores y organizaciones regionales una responsabilidad sobre la reconciliación.
Para el presidente Gustavo Petro es claro que la única forma de lograr la paz en Colombia es enfrentando de forma diferente el problema de la producción y el tráfico de drogas.
“Claro que la paz es posible si se cambia, por ejemplo, la política contra las drogas, por ejemplo, vista como una guerra por una política de prevención fuerte del consumo en las sociedades desarrolladas. Es hora de una nueva Convención Internacional que acepte que la guerra contra las drogas ha fracasado, que, ha dejado un millón de latinoamericanos asesinados, durante estos 40 años, y que deja 70.000 norteamericanos muertos por sobredosis cada año. Que la guerra contra las drogas fortaleció las mafias y debilitó los Estados”, advirtió Petro.
Es tal la importancia que le da Petro a la salida negociada y a la búsqueda de la paz, que en un decálogo de las prioridades en su mandato fue el primer tema que nombró, el más importante para él y sobre el cual dijo que no descansará en su búsqueda.
“Trabajaré para conseguir la paz verdadera y definitiva. Como nadie, como nunca. Vamos a cumplir el Acuerdo de Paz y a seguir las recomendaciones del informe de la Comisión de la Verdad. El Gobierno de la Vida es el Gobierno de la Paz”, afirmó Petro.
Planteándolo como un compromiso de vida, como el más importante, y el cual espera cumplir, concluyó que “la paz es el sentido de mi vida, es la esperanza de Colombia. No podemos fallarle a la sociedad colombiana. Los muertos se lo merecen. Los vivos lo necesitan. La vida debe ser la base de la paz. Una vida justa y segura. Una vida para vivir sabroso, para vivir feliz, para que la dicha y el progreso sean nuestra identidad”.