El caso de Gabriel Esteban, un niño de cinco años que fue asesinado presuntamente por su padre en un hotel de Melgar, ubicado en Tolima, ha conmocionado al país, no porque sea el único caso de homicidio a menor de edad ejecutado por uno de sus progenitores o familiares, sino porque la falta de apoyo del Estado una vez más quedó expuesta.

Juanita Gómez describe un tipo de violencia de género que cada vez toma más fuerza con casos de feminicidio que han sido divulgados en las redes sociales y hechos públicos por los medios de comunicación, como el de Gabriel Esteban y su madre Consuelo Rodríguez.

Una muerte anunciada

La madre del pequeño Gabriel Esteban ya había denunciado a Gabriel Enrique González –padre de la víctima– ante la Comisaría de Familia en la localidad de Usme sobre sus amenazas y agresiones. La organización resolvió este caso con la autorización de visitas de fin de semana entre padre e hijo; no solo esto, terapias psicológicas hacían parte de la solución.

Es de recordar que la madre del menor tenía una medida de protección porque ya había denuncias sobre violencia intrafamiliar, como lo confirmaron a SEMANA los vecinos de la familia.

“Llegaba acá, me saludaba, me abrazaba, jugábamos, hablábamos, lo que hace un niño, acababa de cumplir cinco años. El sábado por la mañana fue la última vez que lo vi, estaba alegre porque iba a estar el fin de semana con su papá y yo le dije que se portara juicioso, que se acordara que la mamá lo esperaba”, dijo un vecino a SEMANA.

Es de mencionar que para el próximo 30 de octubre ya había una citación para conciliar entre el padre y la madre del menor, la cual no tendrá su debido cumplimiento.

La violencia vicaria

A raíz de lo sucedido se conocieron imágenes de una conversación de WhatsApp donde el presunto homicida le advertía a la madre de la víctima sobre lo que iba a suceder y de por qué del crimen: ella estaba en una relación con otro hombre.

A lo anterior se le conoce como violencia vicaria, que es una modalidad en la violencia de género que consiste en destruir o causar dolor a la madre infligiendo daño a sus hijos.

La omisión del Estado

No solo la Comisaría de Familia fue la única representante del Distrito de conocer este caso, sino también el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, que con antelación también tenía conocimiento de la situación. En las últimas horas, su directora Concepción Baracaldo habló sobre el acompañamiento de la organización a la familia de la víctima.

“Es doloroso e indignante que se sigan presentando hechos como estos que enlutan a toda la sociedad. Designé un equipo interdisciplinario que se desplazó a Melgar para brindar acompañamiento psicosocial a la progenitora y demás familiares”, explicó la funcionaria.

La captura del presunto homicida

El pasado martes 4 de octubre, Gabriel Enrique González Cubillos, de 50 años de edad, fue capturado por las autoridades mientras se encontraba en un vehículo que se movilizaba entre los municipios de Melgar y Girardot, quien vestía una gorra blanca con las siglas LA del equipo de béisbol Los Ángeles Dodgers, una camisa lila, un pantalón azul oscuro y unas botas negras, una imagen que se viralizó. Además, cuando fue identificado intentó sobornar a los agentes de la Policía.

El caso fue reprochado por personalidades públicas como la primera dama, Verónica Alcocer, quien puntualizó:

“Rechazo absoluto a la #violencia vicaria: padres que asesinan a sus hij@s para hacer daño a las madres, la mayor tortura que se les puede ocasionar. Abrazo fraternal a la madre de Gabriel Esteban Cubillos y a toda su familia”, señaló.