Pese a que los indicadores de violencia en Cali mejoraron en comparación con el año pasado cuando se registró el estallido social en la ciudad, aún hay un fantasma que atormenta a los caleños: la supuesta presencia de núcleos urbanos del ELN, que presuntamente se fortalecieron durante los meses en que la capital del Valle estuvo secuestrada por los bloqueos, derivados del paro nacional.
Una de las denuncias más fuertes en ese sentido la realizó un grupo de 40 comerciantes del Distrito de Aguablanca, a quienes les llegó en los últimos días un panfleto firmado por el ELN. En este les exigen una alta contribución en dinero o materia prima para una eventual escalada criminal en Cali y sus alrededores. La situación ha alcanzado una alerta máxima, pues ese dinero podría ser utilizado para hostigar el ejercicio electoral que se avecina en el primer semestre de 2022.
En concreto, el panfleto señala: “De parte del frente carretera de la organización revolucionarios de Colombia un aporte del 10 por ciento de las ganancias en la semana o mensual o cada 15 días y se les advierte que el comerciante que le pague o colabore de una u otra manera a grupos sean llamarse oficinas o lo que sea se declara objetivo militar”.
Y deja números de teléfono para realizar el contacto. Tanto SEMANA como el concejal Fernando Tamayo realizaron el ejercicio de llamar a los números entregados.
Por medio de WhatsApp, se ratifica que pertenecen al ELN y citan a los aportantes al corregimiento de Zabaletas, zona rural de Buenaventura, a unas dos horas en carro desde Cali. “De parte del ELN se le pide una colaboración para la organización como munición o efectivo para abastecer nuestro núcleo (...) O puede venir a Zabaleta o el kilómetro 27 a una reunión o enviar a un delegado. Cualquier inconveniente que tenga con robos, estamos para servir”, fue la respuesta entregada por WhatsApp, cuando SEMANA y el concejal Tamayo se pusieron en contacto con el número del panfleto.
Posteriormente, se realizaron varias llamadas para confirmar la cita con el cabecilla de ese frente urbano. “Cali está en manos de la delincuencia. Este comunicado es terrible porque lo que se ve es una organización tratando de meterse a territorios donde otras organizaciones extorsionan. Yo llamé y me contestaron, y luego me enviaron mensajes diciendo que eran del ELN”, señaló el concejal Tamayo.
Semanas atrás, y en una entrevista exclusiva con SEMANA, el alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, reconoció que en la región se puede estar presentando un movimiento de “las fuerzas del mal”. “Yo creo que todo el mundo debe estar moviéndose: las fuerzas del bien, las fuerzas del mal y también las fuerzas insurgentes o rebeldes. Y creo que es lógico que eso esté ocurriendo en sociedades tan convulsionadas como la nuestra”, dijo, en su momento, el mandatario de los caleños.
No obstante, el concejal Tamayo, que recibió las denuncias inicialmente, aseguró que la ciudad está “inerme ante una delincuencia que se permite extorsionar y que se fortalece cada día, mientras en la administración dicen que todo está mejorando”.
Para Tamayo, es urgente que la Policía Militar ingrese a unos territorios tomados por la delincuencia y realicen patrullajes permanentes que controlen la aparición de grupos dedicados a extorsionar a los comerciantes.
La principal preocupación es que ese dinero sea utilizado para nuevos atentados terroristas en Cali y la región, como el ocurrido el pasado 7 de enero contra un camión del Esmad en el suroriente de la ciudad, atribuido a las células urbanas del ELN.