A solo 12 días de que Juan Manuel Santos deje de ser el presidente de Colombia, el semanario británico The Economist hizo un balance de su gestión. En su artículo se pregunta por qué los colombianos no reconocen los logros de Santos: el desempleo, la pobreza y la desigualdad son menores ahora que en 2010, triplicó la red de autopistas, y dejó 43 millones de hectáreas protegidas, un área del tamaño de Italia. Además, la publicación resalta que la tasa de homicidios se redujo en un 35 por ciento, y “el historial de derechos humanos del país ha mejorado, aunque sigue estando lejos de ser perfecto”. Aun así, Santos no es popular. Según The Economist, prometió más de lo que podía cumplir, en todos los aspectos, y le faltó don de gente.
Este artículo apareció en la sección The Americas de la edición impresa bajo el título "Damned is the peacemaker". The Economist.Para el influyente semanario todo se reduce a un hecho, Santos será recordado como el presidente que logró firmar el acuerdo de paz con las Farc después de 50 años de conflicto. Gracias a esto se ganó el Premio Nobel de Paz. Pero el acuerdo también fue su espada de Damocles. Primero porque perdió el plebiscito, se sentó a renegociar el acuerdo con los promotores del No, y aun así, Iván Duque –el pupilo de Uribe- ganó la presidencia. “Duque promete deshacer partes del acuerdo. Santos confía en que no se puede revertir. Otros están menos seguros”, explica.Puede ver: ¿Cuál es el balance y los logros que deja este Gobierno en materia ambiental?Uno de los puntos más álgidos que resalta The Economist es que el acuerdo de paz no logró poner tras las rejas a las Farc, lo que despertó el rechazo de la sociedad. “En cualquier proceso de paz, el objetivo debe ser que los líderes insurgentes intercambien armas por política (…) ¿Santos podría haber logrado al menos algún tipo de reclusión si hubiera sido (incluso) más paciente? Quizás, pero probablemente no”, se lee en la publicación, que además resalta que de no haberse firmado tal como se hizo la otra alternativa hubiera sido seguir en conflicto, porque aunque las Farc estaban debilitadas no estaban derrotadas.The Economist resalta que gracias al acuerdo se han salvado unas 3.000 vidas, y les fueron asignadas 10 curules en el Congreso a la Farc. Sin embargo, también reconoce los lunares del acuerdo de paz, el mayor –a su juicio- fue el dinero que se le entregó a quienes decidieran sustituir los cultivos ilícitos. “El señor Santos se equivocó al ofrecer dinero a los campesinos para que destruyeran los cultivos de coca. Él admite que esto fue un "incentivo perverso". El resultado fue que el cultivo de coca se disparó y los disidentes de las Farc están luchando contra otros grupos delictivos armados para controlar el floreciente tráfico de drogas en estas áreas”, asegura el semanario.Sin embargo, The Economist le endilga una parte de la impopularidad de Santos a la "implacable" oposición de Uribe, quien “lo acusó repetidamente de entregarle Colombia al comunismo”. La publicación también saca a relucir la renuncia de Uribe al Senado después de que la Corte Suprema lo llamara a indagatoria por el caso de falsos testigos. “Tal vez el Sr. Santos reirá de último. Pero puede llevar tiempo”, asegura el prestigioso semanario.Consulte: “La verdad tiene que emerger”: Santos a la DW de AlemaniaPor el momento, el presidente Santos se está despidiendo no solo de su administración, sino de la política. “Yo ya me voy, dejo de ser presidente de la República en 12 días, me retiro de la política”, dijo este jueves. Santos quiere ser un expresidente como Belisario Betancur, alguien que va a dejar gobernar con tranquilidad a su sucesor. Pero antes de irse le ha encomendado a Iván Duque que cuide la paz, aun sabiendo que las modificaciones ya están cantadas.