Suena el primer Tik Tak de este miércoles 17 de agosto en SEMANA y suena por los lados de algo inverosímil, y es que el formidable aumento del Producto Interno Bruto en Colombia, que fue del 12,6 % en el segundo trimestre de este año, pueda calificarse como agridulce.
Ad portas de una muy polémica reforma tributaria, esas buenas cifras obligan a aguantar la respiración inevitablemente, porque renglones muy dependientes de la capacidad de gasto o de consumo de los hogares, como las actividades artísticas y entretenimiento, fueron las que más jalonaron la economía y, en cambio, el sector de la agricultura y la ganadería, que deberían ser estructurales en el futuro del país, registran un lánguido 1 % de crecimiento.
Visto en una gráfica, que Colombia haya crecido en el último trimestre superando países como España, Alemania, China y hasta Estados Unidos, es bastante alentador, pero aparecen muchos nubarrones en el futuro: lo esperado es que a finales de este año, y en general en el año entrante, la dinámica económica baje.
Y eso sin saber cómo terminará afectando la tributaria a los colombianos, porque -según los expertos- esta reforma no se ocupa de pensar en cómo incrementará el crecimiento económico del país para repartir más producto, más dinero producido, más actividad económica en lugar de contentarse con repartir pobreza con pobreza.
El ministro Ocampo tampoco encontró motivo para celebrar mucho la cifra; dijo que aun cuando él reconocía que lo que recibió no fue un desastre, que el anterior no lo hizo tan mal, pues tampoco es como para celebrar las cifras, como quien dice, con mariachis.
Las nuevas advertencias van sobre todo por el lado del frenón en la industria de los combustibles. En primer lugar, es urgente una reestructuración de los precios de la gasolina por el déficit en el Fondo de Estabilización de Combustibles, precisamente contemplado para mantener una estabilidad de precios que hoy está reventada como posibilidad.
Pero ya el hecho de suspender la exploración de petróleo y gas, que el Gobierno no ha logrado explicar con recursos de dónde va a suplir, pues es bastante delicada. El turismo, gran esperanza del presidente Petro, ni siquiera aparece en la lista de los sectores que más crecen, aportan y jalonan a la economía.
Pero la perspectiva en el sector también se empaña por cuenta de las extensiones, que especialmente en el sector hotelero serán las primeras en desaparecer, así como las de la industria del entretenimiento, el sector comercio y las extensiones para la economía naranja, cuyo impulso -a pesar de las burlas que al respecto recibió el gobierno saliente- se detecta entre la lista de los sectores más dinámicos de manera transversal, está en todo.
Palabra clave en el panorama: confianza. Confianza que todavía tiene que construir el ministro de Hacienda, Ocampo, en el sector empresarial de todos los tamaños, desde el pequeño tendero hasta en el mayor productor.
Veremos si el atropellado trámite de la reforma tributaria, que vendrá inevitablemente con el mensaje de urgencia que acompañará al proyecto en el Congreso, recortará sus debates ordinarios, lo cual no permite visualizar muy claramente una luz hacia el no marchitamiento de la economía del país.