A las 6:01 a. m. suena el primer Tik Tak de hoy jueves, 16 de febrero, en SEMANA. Y suena por los lados del proyecto de ley de sometimiento que ya anuncia el Gobierno que presentará al Congreso, que no deja de ser un interesante experimento sin que esté exento de grandísimos riesgos.
El principal de ellos es que las 20 bandas armadas con las que se va a negociar terminen mamándole gallo a la invitación de someterse a la ley. Lo primero que le pedimos al Gobierno es que hable con claridad y que no diga mentiras aquí: sí, vamos a negociar con el narcotráfico, así el presidente y su ministro digan que no.
Sí, vamos a negociar con el narcotráfico porque a cambio de que me manifiesten su decisión colectiva de desmantelar su estructura armada de suspender sus actividades, de entregar las armas, de entregar secuestrados y menores, de entregar bienes, de entregar información sobre redes de apoyo, colaboradores, determinadores y beneficiarios, pagarán solamente entre seis y ocho años de cárcel, no importa cuán graves hayan sido sus delitos y podrán quedarse, ya no con el 5 %, sino con el 6% de sus fortunas mal habidas: les subieron la tarifa.
Pues eso es producto de una negociación, ya reconociendo la verdad, y es que vamos a negociar con narcos, debemos resaltar que la propuesta de esta ley es loable, pues es desmantelar estructuras armadas organizadas de crimen de alto impacto, satisfacer los derechos de las víctimas, garantizar la no repetición, y procurar la reintegración de los integrantes de estas bandas, mediante un enfoque restaurativo.
Si esto lograra hacerse, pues habría que felicitar y agradecerle al Gobierno por su iniciativa, pero la negociación con los narcos pocas veces ha salido bien. Empezando por las condiciones que se imponen a quienes se puedan acoger a esta rebaja de penas. Solo es para los peores de los peores narcos, no para los narquitos, los más malos, los más exitosos, porque a los grupos que se sometan se les exige que sean una organización lo suficientemente plural de personas.
Es decir, entre más integrantes tenga la banda, más posibilidades tienen de caber en esta ley de sometimiento. Que se dediquen a delinquir, permanente y continuamente cometiendo delitos, incluidos los tipificados en la convención de Palermo, que básicamente se refiere a la delincuencia organizada transnacional, o sea que cometan delitos con repercusiones internacionales.
Aquí no sirve que delincan poquito, que delincan de vez en cuando, no. Tienen que hacerlo permanente y continuamente. Y que tengan o hayan sometido violentamente a la población civil de los territorios rurales y urbanos, es decir, si ellos se dedican a narcotraficar, por ejemplo, pero no someten a la población, no la tortura, no la amenazan, no la amedrentan, tampoco sirve. Tienen que haber sometido violentamente a la población civil.
Ya me dirán entonces, como respuesta, que negociar con ángeles no sirve, hay es que negociar con demonios. Por eso indico que en el fondo esta filosofía tiene algo de perversidad. Entre más malos y más poderosos sean, mejor califican, no nos sirven narquitos, sino súper narcos. Ya veremos si la justicia ordinaria, con todas sus limitaciones, necesidades y precariedades, logra la meta de sacar a estos demonios de sus redes del crimen.
Tik Tak: pulso en las calles, ¿qué tan sano?
Esa es la pregunta después de que las manifestaciones antipetristas de ayer duplicaran a las petristas de antes de ayer. ¿Sí es sano y seguro dirimir nuestras diferencias en las calles? Porque estos dos días dejaron pocos lunares. Pero con la invitaciòn de Petro al levantamiento, no al arrodillamiento, cualquier encuentro callejero puede terminar un día de estos en una grave confrontación. Escuche a María Isabel Rueda.
Suena el segundo Tik Tak de hoy jueves 16 de febrero en SEMANA y suena por los lados de las manifestaciones de ayer de la oposición contra las reformas planteadas por el Gobierno Petro, que en Cali y en Medellín fueron casi que más de manifestaciones de protesta contra los alcaldes de estas ciudades.
Inevitablemente tenía que haber comparaciones entre el número de personas que el día anterior habían salido a vitorear al presidente Petro, inducidas, si eran funcionarios públicos, a escoger la posibilidad de no ir a trabajar para más bien salir a la calle a apoyar al petrismo.
Y mientras el martes las manifestaciones dejaron desórdenes en las calles de Cali, donde incluso agredieron a periodistas que cubrían el evento, en las de ayer hubo disturbios en Medellín, donde salieron alrededor de 20.000 manifestantes y un grupo de ellos intentó tomarse la plazoleta de la Alpujarra, donde está la Alcaldía de Medellín.
El presidente se quejó de que una réplica de la paloma de la paz del maestro Fernando Botero hubiera sido desencajada de su base y agredida. La senadora Paloma Valencia le reclamó al presidente, pues en contraste, no haber dicho ni mu cuando en las protestas de 2021 las primeras líneas quemaron CAI, destruyeron buses del servicio público y hasta secuestraron y torturaron a ciudadanos.
Lo irónico es que después de toda la estigmatización contra el Esmad que ha habido antes y durante este gobierno, el alcalde Daniel Quintero tuvo que acudir a su servicio para incluso defenderse de la gresca que se armó en su contra, esta vez no contra los simpatizantes de Petro, como las marchas de 2021, sino contra sus opositores. Es decir, el Esmad es malo si va contra los desmanes de los simpatizantes de Petro, pero es útil y bueno si va contra sus opositores.
La pregunta a estas alturas es: ¿qué tan conveniente resulta que toda la polémica política se traslade a las calles? Después de la famosa frase de Gustavo en su balcón, desde donde el presidente invitó al que llama a su pueblo a levantarse y a no arrodillarse, el mensaje tiene muy pensativo al país sobre las verdaderas intenciones que tiene con esa frase.
¿Es realmente la calle el lugar apropiado para dirimir nuestras diferencias? Ayer y antes de ayer hubo pocos lunares en cuanto a comportamiento de los manifestantes,
Y como está vigente el pedido del presidente al levantamiento, no se sabe esto cuándo pueda ocurrir ni en qué vaya a consistir. En todo caso, el presidente amarró esta invitación al levantamiento a su pueblo a las reformas que tramita en el Congreso, que o las pasa, o las pasa, de lo contrario a la calle o como dice el presidente: aquí el Gobierno listo hasta donde el pueblo quiera que lleguemos.