Suena el segundo Tik Tak de este miércoles 31 de agosto en SEMANA y suena por los lados de que le tocó al Gobierno emitir una fuerte prohibición con respecto a la invasión de tierras que en los últimos días se ha extendido por varios departamentos del país.
Quizá lo que más le debe preocupar al Gobierno es que las invasiones se están bautizando en pancartas colocadas en los predios invadidos con el nombre de Gustavo Petro, como si existiera el permiso tácito de hacerlo; pues le tocó al Gobierno decir que no, que el permiso de invadir la tierra por la fuerza no existe, al tiempo que les da a los invasores 48 horas para que desalojen de manera pacífica.
De no hacerlo, el ministro de Defensa le ordena a la Policía intervenir, no sin antes aclarar que en este gobierno se protegerá el diálogo sobre las medidas de fuerza, lo cual no significa que se toleren las prácticas de esta naturaleza. Parecería como si en este gobierno se requiriera permiso expreso y previo para que la Policía actúe ante las vías de hecho; ese permiso se lo acaba de dar para dentro de 48 horas el Gobierno.
¿Pero qué sucede si estos desalojos se vuelven violentos y hasta hay niños, como efectivamente los hay, entre los invasores? Hasta ahí no llegan las instrucciones del Gobierno a la Policía, pero desde la vicepresidenta Francia Márquez hasta la ministra de Agricultura han tenido que parar esa sensación de que bajo el gobierno Petro sí existe un permiso tácito para invadir.
Por eso, el martes las advertencias fueron desde que esa práctica es inaceptable hasta que con ello están entorpeciendo la gestión del Gobierno sobre la implementación de una reforma agraria integral.
Es con el diálogo, no con la violencia, como se puede acceder a la tierra, señaló en un comunicado la propia Presidencia, prometiendo que este gobierno está dispuesto a saldar la deuda histórica de distribuir la tierra de manera equitativa. Con lo que no contaba fue con que en menos de un mes de la posesión de Petro, más de 6.000 hectáreas han sido invadidas y hasta destruidas en cuatro departamentos.
Pero para los indígenas, concretamente para el Cric, que están furiosos, esa advertencia de este gobierno les recuerda a gobiernos anteriores y no están dispuestos a aceptar demoras en el acceso a la tierra. Pensaron que el apoyo al Pacto Histórico y la victoria de Gustavo Petro eran un aval para tomarse las tierras.
Quizás el discurso de posesión de Petro, en el que anunció que las propiedades rurales sometidas a la extinción de dominio serán entregadas a las organizaciones campesinas para que sean ellas las que los exploten, creó cierta confusión y hasta animó a los invasores a pensar que su derecho a hacerse a la tierra por la fuerza ya podía comenzarse a ejecutar.
Pero no hay duda, a este punto de los acontecimientos el Gobierno se ha visto obligado a actuar con un ultimátum: o nos desalojan en 48 horas, o entra a la Policía. ¿Funcionará este ofrecimiento? ¿Y qué le pasará a la Policía si, por desgracia, le toca utilizar la fuerza?