Suena el segundo Tik Tak de este jueves 17 de febrero en SEMANA y suena por los lados de los rusos y Venezuela, porque mientras las amenazas de guerra crecen en Ucrania, el vicepresidente ruso anda orondamente de visita en Caracas, una visita que de ninguna manera puede pasar inadvertida en el mundo.

Porque a estas horas, Estados Unidos y la Otan están poniendo fuertemente en duda que Rusia -como lo ha dicho Putin- esté verdaderamente retirando sus tropas de la frontera con Ucrania. Por el contrario, todo está listo -piensan en Occidente- para que cuando Putin agache el dedo entren los rusos a Ucrania, y Venezuela es el territorio al que Rusia más se arrima como peligro militar y político a Estados Unidos.

No en vano, el miércoles en el Congreso estadounidense presentaron un proyecto de ley para declarar a Colombia como aliado municipal no miembro de la Otan, rango que solo tienen 17 países del mundo y solo dos latinoamericanos, lo que implica que los países escogidos gocen de ventajas militares y financieras.

Lo que es extraño no es que nos otorguen ese reconocimiento, ese rango, sino que aún no lo tengamos, y para que se concrete, increíblemente aún falta un largo camino por recorrer en el Congreso estadounidense: faltan subcomité, comité, plenarias en una cámara y en otra.

Pero se necesitó que Rusia esté amenazando con invadir a Ucrania para que así se pellizcara Estados Unidos y se acordara de que somos los aliados más importantes que tienen en el continente, y para que Estados Unidos por fin exprese su preocupación por la presencia de los rusos en Venezuela, con el consiguiente apoyo a los ilegales que tienen patas arriba la frontera.

En cambio, entre rusos y venezolanos fluyen y fluyen los acuerdos, los apoyos y los favores, y mucho espionaje, desde luego, que incluye entre otros las amenazas de ciberataques que podrían hacer su aparición en esta época electoral. Entre Ucrania y Venezuela, a la hora de la verdad, no hay de distancia sino un soplo de Putin.