Suena el segundo Tik Tak de hoy viernes, 16 de diciembre, en SEMANA y suena por los lados del absurdo criterio que prima en el manejo de las relaciones diplomáticas del país.

Porque mientras arreglamos relaciones con Venezuela, ahora las dañamos con el Perú, ya que el Gobierno colombiano se metió de lambón a apoyar al destituido presidente del Perú Pedro Castillo, sin tomar en cuenta que el mandatario previamente había ordenado cerrar el Congreso, en lo que se ha considerado como un autogolpe de Estado.

El presidente Petro no se aguantó la tentación en su propósito de convertirse en el líder de la izquierda latinoamericana de meterse en el problema y en el apoyo a Castillo. Ese es un desacierto que cometió acompañado de México, de Argentina y de Bolivia en momentos en que ya los mecanismos políticos internos del Perú habían encontrado una salida al impás posesionando a la vicepresidenta, Dina Boluarte, en una típica movida que corresponde al libre manejo de los países a su autodeterminación.

Pero el grupito encabezado por el presidente Petro prefirió esta injerencia en los asuntos internos del Perú, con un comunicado conjunto en el que solicitaban reponer a Castillo en el poder, alegando que fue víctima de un tratamiento judicial violatorio. Como consecuencia, la canciller peruana Ana Cecilia Gervasi anunció el llamado a consultas de los embajadores en Bogotá, en La Paz, en Buenos Aires y en Ciudad de México, en rechazo a la declaración de apoyo a Castillo.

Pero más aún, los peligros del estallido social que ha surgido o que ha seguido a su destitución obligaban a la máxima prudencia con unos desórdenes que incluso han dejado atrapados a miles de turistas con el cierre de carreteras y aeropuertos, incluidos 100.000 colombianos varados en Cusco.

El llamado a consulta de los embajadores es por lo menos una advertencia de que podría venirse un rompimiento de relaciones, ¿y quién ha atendido los reclamos del Perú a Colombia? El vicerrector, es decir, el viceministro de Relaciones Exteriores, Francisco Coy, que le dijo a El Tiempo algo bastante extraño: que por ahora solo están registrando la situación, pero que no piensan expresar preocupación por eso por ahora.

La suerte de Castillo parece irreversible luego de que ayer la Corte Suprema peruana confirmó la decisión de enviarlo a prisión mínimo 18 meses, mientras es investigado por rebelión en su intento de dar un golpe de estado y cerrar el Congreso. Mientras tanto, ¿donde andará metido el canciller Leyva?