A las 6:00 a. m. suena el primer Tik Tak de hoy viernes 17 de marzo en SEMANA, y suena por los lados de esa extraña, extrañísima Cancillería que tenemos en Colombia.
Arranquemos por los nombramientos diplomáticos y consulares que el canciller Leiva ha hecho, porque muchos no se entienden, como tampoco se entienden los despidos; entre los primeros, hay varios ejemplos, pero solo mencionemos uno: el del nuevo embajador de Colombia en México, quien recibió fuertes protestas de los funcionarios de carrera diplomática considerando que Moisés Ninco no tiene experiencia para desempeñar un cargo tan estratégico. Básicamente, él es bachiller, carece de título profesional y de experiencia, pero se entiende que haber participado en el tercer Simposio de estudiantes de Política y Relaciones Internacionales: Novedad y Cambio en los Sistemas Políticos, durante dos días, pues compensó su falta de bagaje académico y se fue para México.
Un ejemplo de los despidos injustificados que no se entienden tampoco es el caso de la internacionalista Laura Gil, quien se desempeñaba como viceministra de asuntos multilaterales, y la razón de su desvinculación forzosa de la Cancillería parece ser que es porque existían grandísimas diferencias con el canciller Leyva. Pues la vice se enteró de su despido por comunicado de prensa que informaba que ella sería reemplazada por Elizabeth Taylor, exembajador en Kenia, mientras la viceministra se encontraba cumpliendo una labor en el exterior. Sí, así se enteró.
Pero nada de esto se compara con lo que pasó ayer en Ginebra, donde al canciller Leyva le dio por escupir varias perlas que han causado asombro de muchísimos colombianos. La primera perla: que aquí no hay disidentes de las Farc, sino entrampados; es decir, no existe ningún guerrillero de las Farc que haya seguido narcotraficando, matando y hostigando la población, chantajeando, secuestrando por voluntad propia, sino por haber caído en la trampa del exfiscal Néstor Humberto Martínez.
La segunda perla que escupió Leyva ayer: que no entiende aún como las marchas de las mingas indígenas pueden considerarse actos de subversión. Nadie en Colombia se opone a una marcha pacífica indígena, solo si hay enfrentamientos con la fuerza pública, invasión violenta de tierras, bloqueos de las vías públicas y ―como se llaman ahora los secuestros― cercos humanitarios.
Pero la tercera perla sí irá colgada muchos años al cuello del Canciller Leyva, porque dijo: “Yo como indígena ya habría quemado este país”. ¡Caramba! Y eso lo dice el canciller de Colombia, cuando precisamente gobernadores, alcaldes y el propio registrador le hacen un llamado de auxilio al Gobierno sobre la situación de orden público que se vive en varios lugares del país, y que podría llevar a repetir un fenómeno que ya hemos vivido en el pasado, hace 20 años, que haya que aplazar las elecciones de octubre en varios municipios porque no existen garantías para llevarlas a cabo. Lo único que nos faltaba entonces era que el canciller de Colombia, Álvaro Leyva, se ponga a incendiar el país en nombre de los indígenas, ¿y cómo lo hará con fósforos?
Escuche el segundo Tik Tak de María Isabel Rueda de hoy viernes 17 de febrero:
Tik Tak: ¿por qué las renuncias masivas en nuestras fuerzas armadas?
Hay desmoralización, descontento salarial y quejas por falta de apoyo jurídico. También desconcierto de no saber cómo actuar, mientras el Gobierno pacta ceses bilaterales del fuego, que resultan ser unilaterales del Estado. ¿Cómo cumplir la Constitución si están prohibidas las acciones ofensivas contra las más peligrosas bandas criminales? Escuche a María Isabel Rueda.
A las 6:10 a. m. suena el segundo Tik Tak de hoy viernes 17 de marzo en SEMANA y suena por los lados de cosas un poco incomprensibles, pero bastante graves, que vienen sucediendo en el campo de nuestra fuerza pública.
Como lo informó SEMANA, en las últimas horas hubo renuncia masiva de 23 tenientes coroneles que pidieron la baja voluntariamente, hicieron lo mismo 15 mayores de la policía y no son las primeras solicitudes de baja ni en el Ejército ni en la Policía.
Recordemos que el presidente Petro además inauguró su gobierno con la salida, ahí sí forzada, de 50 generales y altos oficiales, pero lo de ahora es un fenómeno que desvela. Claramente hay un descontento en la institución que algunos atribuyen a que hay desmotivación, a que no hay esa satisfacción con el sueldo, a que sienten que carecen de acompañamiento jurídico cuando ocurren incidentes en cumplimiento de sus funciones.
Pero lo más grave: su desconcierto ante un secuestro de sus miembros masivo de policías como el que ocurrió en San Vicente del Caguán, que el ministro del Interior, el estadista Alfonso Prada bautizó como cerco humanitario y que, como se vino a saber después, no iba a recibir ningún apoyo por orden expresa del presidente Petro.
Es muy probable que la fuerza pública se esté sintiendo desprotegida minimizada y confundida en medio de la construcción de lo que el Gobierno ha llamado la ‘paz total’, en lo cual nuestras fuerzas militares no saben cómo actuar, si quedarse acuartelados, proteger a la población, les dicen que hay que cumplir la Constitución, pero que no puede haber confrontaciones con tales, y tales, y tales bandas criminales.
Por cuenta de lo cual se han pactado ceses al fuego, supuestamente bilaterales, con disidencias y con bandas criminales que en la vida real han resultado ser ceses al fuego unilaterales aprovechados tristemente por la delincuencia organizada para incrementar sus negocios del narcotráfico y poner patas arriba de la población civil, mientras les esperan rebajas en sus penas e incluso suspensión de sus procesos penales y la prohibición de extraditarlos.