Pocas veces la fe en Dios había estado tan presente en una campaña presidencial. El primero que puso el tema fue Alejandro Gaviria. El exministro ha dicho que es ateo, algo que en un país tan católico no está exento de controversia. María Isabel Rueda recuerda los enredos en los que se ha metido Iván Duque por ofrecerle el país a la virgen, lo que ha terminado incluso en los tribunales.

Por el contrario, Gaviria aseguró en una entrevista en SEMANA que él ha mantenido esa convicción, incluso después de su diagnóstico de cáncer, del que se recuperó satisfactoriamente. “Para mí era imposible dejar de creer en lo que creía. Hay una frase del filósofo Karl Popper, tal vez un poco arrogante: ‘A quien ha probado los frutos del árbol del conocimiento, le será negado el paraíso’. Después de haber leído sobre ciencia, sobre Darwin tanto tiempo, sobre nuestra insignificancia cósmica, no iba a pensar distinto porque un día me levanté enfermo de cáncer”, aseguró en ese momento.

Por el lado de Petro, en cambio, se agitan otras banderas. El líder de la Colomba Humana propuso un Pacto con Jesús. Lo hizo en la noche del pasado viernes en su primera gran manifestación de cara a las elecciones de 2022. El motivo del evento fue la presentación en la ciudad de Barranquilla de la coalición del Pacto Histórico, que conforman organizaciones como la Unión Patriótica, el Polo Democrático, el Mais, entre otras.

“Dijeron que esta reunión era un pacto con el diablo”, dijo el precandidato pocos minutos después de haberse subido a la tarima, para explicar que no entendía por qué lo criticaban de esa manera. El discurso de Petro duró más de una hora y en varios momentos acudió a la religión para explicar, el que sería su plan de Gobierno. Allí dijo que hará un “pacto con el Jesús que prefiere a los pobres”, para solucionar todos los problemas del país. “Acá queremos un pacto con la paz, un pacto con el Jesús que prefiere a los pobres. Donde Podamos convivir y querernos entre todos”.

Así, Dios se mete en la campaña. ¿Qué puede pasar? Escuche a María Isabel Rueda.