A las 7:15 a. m. suena el segundo Tik Tak de hoy jueves 20 de enero en SEMANA y suena por los lados del golpe final que le dio la Corte Constitucional a la posibilidad de que Colombia se defienda de la toma de su territorio por parte de los cultivos ilícitos fumigando con glifosato, literalmente el campo de cultivo de la industria de la droga que es la gasolina de la violencia en Colombia.

Puede ser un golpe final el que le dio la corte al glifosato, pero esa batalla ya estaba perdida. Se perdió la primera vez cuando el gobierno Santos prohibió el glifosato alegando que era cancerígeno; cuando también existe la teoría de que fue la primera entrega de la intención del gobierno Santos para indicarle a las Farc que tenía la decisión tomada de llegar al acuerdo de La Habana.

Luego, en el propio acuerdo, no quedó prohibida categóricamente, pero sí quedó reducida la aspersión a un remoto plan B. Después la fumigación se volvió un crimen entre los ambientalistas, sin que hubiera consideraciones sobre el hecho de que el glifosato se usa cotidianamente en las labores agrícolas del campo.

Posteriormente, vino el primer capítulo de la Corte Constitucional que impuso muy dramáticas condiciones para fumigar en Colombia, y a pesar de que el Gobierno lleva muchos meses adecuando los planes de asperear con las exigencias de la Corte, ayer esta decidió tumbar la resolución de la Anla que ya le había dado su visto bueno al plan de erradicación de cultivos elaborado por la Policía Nacional.

Básicamente, según la corte, no es cierto que los 14 departamentos de 104 municipios donde iba a operar en un aspecto parcial la aspersión, no existan comunidades como resguardos indígenas y comunidades negras con las que hay que concertar precisamente una aspersión.

Pues una consulta previa con cada una de estas comunidades, que sienten que se traslapan o sobreponen territorios que son fumigables con sus asentamientos de comunidades étnicas, pues es imposible hacerlo en la práctica, por más romántica y garantista de los derechos que suena la orden de informar plenamente a las comunidades de los planes de aspersión y sus implicaciones en la teoría.

Pero es imposible cumplir con este requisito por la falta de internet y telefonía en esos lugares apartados. Mientras tanto, quedamos a la espera de que algún día funcione el programa de sustitución voluntaria de cultivos o la solución radical, y por ahora muy lejana, de despenalizar la droga; mientras tanto queda enterrada en Colombia la aspersión con glifosato como una de las formas de combatir el cultivo de coca en Colombia