Suena el primer Tik Tak de hoy viernes 24 de febrero en SEMANA, y suena por los lados de la intención que ya no oculta el Gobierno de tratar de negociar con la Nueva Marquetalia de las Farc bajo el estatus político que pretende reconocerle.
Vamos por partes. Estamos ante dos grupos residuales de las Farc, que no se sabe qué tan residuales sean hoy, porque están creciendo muchísimo: el llamado Estado Mayor de Iván Mordisco, que no firmó el Acuerdo de Paz de La Habana, y la llamada Nueva Marquetalia, al que fueron a parar Iván Márquez, El Paisa y Santrich, pero Iván Márquez con el agravante que fue después de que fungiera de cabeza de la delegación de las Farc en las conversaciones de La Habana.
El fiscal Francisco Barbosa definió la diferencia entre ambos grupos de manera muy sencilla, a ver si entendemos: los del Estado Mayor son considerados disidentes, no firmaron; los de la Nueva Marquetalia son considerados desertores y reincidentes, sí firmaron.
Abrirles nuevos canales políticos a quienes asumieron un compromiso de reintegración, pero luego lo traicionaron y regresaron a la guerra y al narcotráfico, tiene el problema fundamental de que deja sentado el precedente de que los Acuerdos de Paz se cumplen hasta que no se cumplan, cosa que puede ocurrir en cualquier momento con cualquier disculpa.
Por ejemplo la del comisionado de Paz, Danilo Rueda, que salió con la explicación de que sucedió tal incumplimiento porque estas personas no confían en las instituciones ni en el Gobierno que los ha tratado siempre con trampas, trampas y trampas..., ay, pobrecitos.
Le da así credibilidad a lo que rotundamente ya negaron los Estados Unidos, que agarrar a Jesús Santrich negociando televisores -que en realidad eran cargamentos de coca- fue porque la Fiscalía de la época le tendió una trampa, o un entrampamiento, como llaman a un operativo en el que por ejemplo participa haciéndose pasar como facilitador un agente encubierto de la DEA.
Pero la presencia del facilitar de la DEA, señor comisionado, no fue precisamente la que inspiró al cieguito Santrich a dibujar un dibujo en plumilla en homenaje cariñoso a uno de los jefes más peligrosos del narcotráfico mexicano.
Y mientras para el comisionado de Paz los desertores son fruto de las trampas del Estado, para el estadista ministro del Interior de Alfonso Prada, a la intención de otorgar el estatus jurídico para una negociación a la nueva Marquetalia, se la atraviesa un problemita jurídico, que seguirá siendo por ahora, que no existe un sustento legal para quebrantar las reglas de un proceso de paz negociado y firmado al que se le dio estatus constitucional.
Ahora, el hecho de que el llamado Estado Mayor no firmara el acuerdo de paz tampoco fue propiamente por romanticismo político, estos se quedaron fue en el negocio del narcotráfico. Aceptemos entonces, aunque un poco renuentemente, que hoy podremos tratarlos a ellos como disidentes, porque no firmaron.
Pero considerar con beligerancia política a quienes traicionaron el proceso de paz y también se quedaron en el narcotráfico, convirtiéndose en desertores y reincidentes, como el tenebroso John Mechas, para que tenga nuevamente gabelas judiciales y puedan quedarse con el 6 % de sus fortunas, prácticamente es demostrar que el crimen sí paga.
Usted firma un acuerdo de desmovilización y hasta de paz hoy y lo incumple mañana, y espera porque su nueva oportunidad le llegará y a lo mejor será mejor tajada.