Suena el segundo Tik Tak de hoy 22 de julio en SEMANA y suena por los lados de las reuniones que, a partir de hoy, arrancará el Gobierno de Estados Unidos con el entrante de Gustavo Petro.
Con Duque no solo se demoró un encuentro personal con Biden, a pesar de toda la insistencia de la diplomacia del actual gobierno; con Petro no parece que ese encuentro vaya a estar muy lejano, porque ya hasta un poco, de manera descortés, Estados Unidos ni está dispuesto a esperar que se posicione Petro en la Presidencia para arrancar las reuniones temáticas con un curioso afán que le ha entrado al gobierno Biden para ello.
La mayoría de las cosas que se empiezan a tratar son importantes, pero no urgentes, no inminentes. Por ejemplo, si va a haber renegociación del TLC, pues no es un asunto para resolver hoy, tampoco los temas ambientales o la implementación del Acuerdo de Paz, todos temas que se desarrollan con gradualidad, y que desde luego no explican que una importante delegación se traslade a Bogotá, sin gobierno posesionado, con el sucesor adjunto de Seguridad Nacional y con el director del Consejo de Seguridad para el hemisferio occidental a bordo.
Dos temas, en cambio, sí revisten cierta importancia y cierta urgencia: Venezuela y la extradición. Venezuela, porque Estados Unidos parece haberse independizado de la estrategia Juan Guaidó y estaría adelantando sus propias conversaciones y negociaciones, de acuerdo con la línea de sus propios intereses geopolíticos y, como sabe que las relaciones con Venezuela están en primera línea del gobierno Petro, pues eso es un temita que sí es urgente.
El otro es la extradición, porque el presidente entrante ha dado puntadas ya de que modificará esta figura en el orden del día, cosa que tiene que hacer negociando con Estados Unidos. Porque no me van a decir que el tal enfoque holístico, así lo bautizó Estados Unidos, que no entiende nadie y que plantea el gobierno Biden en la lucha contra las drogas en Colombia, tenía que ser tratado urgentemente al mediodía de hoy, porque si no se le acababa lo holístico.
Pero esta era de nuevas relaciones arranca con un cañazo, el de que Estados Unidos trabaja con los líderes electos democráticamente. El presidente Biden viene de reunirse con el nada democrático príncipe heredero de Arabia Saudita, señalado de ser el cerebro del asesinato y desmembramiento de un conocido periodista. Y en Venezuela nos van a convencer de que impera un gobierno de gran pulcritud democrática; pragmatismo, ese es el nombre del juego.