Suena el primer Tik Tak de este jueves 5 de mayo en SEMANA y suena por los lados de arrivederci, Otoniel, se lo llevaron después de una dura batalla jurídica con la que Dairo Antonio Úsuga, jefe de la banda Los Urabeños o el Clan del Golfo o las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, cualquiera de sus seudónimos favoritos, intentó enredar su extradición a punta de tutelas recursos jurídicos y confesiones a medias con las que pues trato de dejar la impresión de que estaba dispuesto a contar toda la verdad.

Úsuga u Otoniel, su seudónimo, encarnaba una completa cadena criminal. La comenzó muy joven en las Farc, con un breve paso por el EPL y luego se trasteó a las Autodefensas Unidas de Colombia, de donde salió a montar su sucursal criminal y narcotraficante del Clan del Golfo o Los Usugas, o los demás nombres con los que se conocía su organización criminal.

Aquí en el país deja multitud de acusaciones repartidas en 127 procesos abiertos por asesinato, desplazamiento forzado, violación de menores y de mujeres, reclutamiento de jóvenes, terrorismo secuestro, etcétera, etcétera, etcétera y desde luego por narcotráfico.

En Estados Unidos lo esperan acusaciones de concierto para delinquir, distribución de coca, uso de armas de fuego entre los años 2003 y 2021 con ayuda de socios regados por Venezuela, México, Guatemala, Ecuador, Panamá, Costa Rica, Honduras y Nicaragua. O sea, era bastante territorial este Úsuga.

Aquí la Policía estaba desesperada cuidándolo, se la pasaba quejándose por todo, desde porque le ponían muy apretadas las esposas hasta porque no le aprobaban visitas conyugales. Tiene fama de ser muy activo sexualmente y de pagarles operaciones estéticas a sus favoritas, incluidas sus cuñadas, con la curiosidad de que se rodeaba entonces de un piquete de mujeres muy parecidas entre sí, cuando no eran mujeres o menores vírgenes, favoritas de todas. Con frecuencia, las encargaba cero kilómetros a sus propias madres, quienes se las vendían al capo.

Su último truco fue hacer sus apariciones ante la JEP con la esperanza de que, acogiéndose a esta justicia transicional, lograra su libertad a cambio de salpicar congresistas, políticos y hasta universidades, pero no pudo Otoniel que lo dejaran mantenerse en Colombia donde existían altísimas posibilidades de que se fugara con apoyo de su poderosa estructura criminal.

Cuando era conducido Otoniel al aeropuerto de Catam, decisión que se tomó en cuestión de minutos luego de que se cayera la tutela en el Consejo de Estado, Otoniel, esposado de pies y manos, que se esperaba de todo menos su pronta extradición en el día de ayer, lloró. Otoniel lloró.

No por sus remordimientos de conciencia, sino por darse cuenta, probablemente por primera vez, de que ya no había marcha atrás y que el paradero que le espera descrito en el próximo Tik Tak será una cárcel en condiciones tan, pero tan duras, que exfuncionarios de la ADX Florence, el nombre de la cárcel donde podría ser confinado por muchísimos años, han llegado a decir que esa cárcel no fue diseñada para seres humanos y que es peor que la pena de muerte.