A las 6:34 a. m. suena el primer Tik Tak de este jueves 6 de enero en SEMANA. Por cierto, antes de entrar en materia, ayer falleció un veterano de la Segunda Guerra Mundial en Estados Unidos con 112 años. Rodeado de sus cinco hijos, tres nietos y 32 bisnietos.

Esa sí es una larga vida, no como la que el tenista Novak Djokovic pretende imponer a sus congéneres. Clasificado como el número uno del mundo y que a lo largo del día será noticia, porque en el aeropuerto de Melbourne le cancelaron su ingreso al país para jugar el famoso Abierto de Australia.

Pues él puede ser antivacunas o provacunas, el problema es que tiene que cumplir las reglas del país al que ingresa. Djokovic es un conocido militante antivacunas y había logrado, inicialmente, una exención a las estrictas normas australianas que normalmente impiden la entrada al país de no vacunados contra la covid-19. El tenista es un caso ejemplar para el mundo entero, que debería ser igualmente exigente con sus viajeros.

Irónicamente, en uno de los países más embromados por la covid-19, el Reino Unido, ya no será necesaria la prueba PCR para ingresar. Mientras en Italia, la vacuna será obligatoria para los mayores de 50 años. Los australianos apoyan la medida contra Djokovic porque ellos llevan seis estrictas restricciones en un solo año que han sumado 250 días y sin exenciones, como la que pretendió a usar el tenista.

¿Por qué ellos encerrados y el visitante no? Djokovic lleva dos años retando a la covid-19, incluyendo haber jugado en un torneo para recoger dinero para los serbios. Resultó catastrófico porque se infectó Djokovic y se infectaron varios tenistas que jugaron. La orden, a Djokovic, no le resultó en el clásico ‘¿Usted no sabe quién soy yo?’, fue salir del país y punto.

Y todavía resuena la frase del presidente Macron en Francia que, muy educadamente, fue traducida como que “quiere molestar a los no vacunados”, pero los que hablan francés saben que lo que traduce lo que dijo es que quiere mandar a los no vacunados a la ‘merde′.