A las 6:42 a. m. suena el primer Tik Tak de este viernes 9 de septiembre en SEMANA y suena, cómo no, por los lados de la muerte de la reina Isabel II de Inglaterra. Ningún medio de comunicación del mundo ha ignorado su deceso. No solo por ser, quizás, la mujer más poderosa del planeta, sino por las características tan especiales de su personalidad que producía adoración y respeto.

No obstante, se ve su extrema frialdad recogiendo las expresiones que hoy publican prácticamente todos los medios de comunicación del mundo. Isabel II jamás expresaba sus opiniones en público, no se quejaba. Muy pocas veces en su vida se enfermó. Nunca buscó ni pidió compasión, o piedad, o clemencia, y jamás abandonaba la tradición mientras pudo evitarlo. Su estoicismo y su pragmatismo la acompañaron en su madurez, pero, previamente, fueron los pilares en los que se apoyó desde que muy joven, a los 25 años, la muerte de su padre Jorge VI la convirtió en reina.

Esas características de su personalidad y el hecho de que fuera consciente de la importancia de su misión, siempre puso primero el cumplimiento del deber. Por eso, dentro del análisis de Isabel II, no se puede ignorar que como madre fue distante. El deber es más grande que la persona, decía ella, y en parte, pues, es responsable por su lejanía, por su distancia, por el cumplimiento del deber, del carácter débil y dubitativo de su heredero, el (hoy) rey Carlos III.

Se necesitaron muchos años para que Carlos se afianzara ―después de su catastrófico matrimonio con Diana de Gales― al lado su actual esposa Camila Parker Bowles, quien será su reina consorte. Por otro lado, en Colombia estuvo durante el gobierno Duque varias veces visitando nuestros nuestras riquezas naturales, incluyendo Chiribiquete que lo dejó maravillado.

Preguntarse, además, ¿cómo será su reinado? Porque mientras la reina Isabel utilizaba su silencio como arma política, Carlos III es más expresivo y suelta en público sus opiniones. Su madre fue siempre discreta, reservada, casi imposible en sus expresiones. Salvo cuando murió accidentalmente Lady Di, idolatrada por la gente, la reina tuvo que salir en público, se decía que muy en contra de su parecer porque la detestaba, a expresar con humildad su tristeza sobre algo que consideraba supremamente personal. Pero que, a su vez, la tristeza de la gente le hizo romper su silencio. Se recuerdan sus palabras del momento. “Estoy hablando como reina y como abuela desde lo profundo de mi corazón”, pues fue la única, o una de las pocas veces, en donde vivimos reblandecida a la reina.

Ahora, Carlos Arturo Jorge de Windsor asume el poder a sus 73 años y aunque es obvio que no durará lo mismo que su madre, que reinó 70 años y 214 días, Carlos III si durará unos cuantos años por la longevidad que ha caracterizado a su familia. Su padre murió cuatro meses antes de cumplir 100 años y su abuela materna de 101 años. Isabel alcanzó a conocer a 15 primeros ministros ingleses, a 14 presidentes de Estados Unidos, a siete papas e hizo 265 viajes oficiales por el mundo.

Todas las noches se aplicaba leche de rosas que, según confesó alguna vez, era el secreto de su esmerado aspecto físico, se vestía impecablemente, sin miedo alguno a los colores. Siempre con su sombrero, compañero impecable, y su infaltable cartera de charol. Siempre se dijo que no llevaba nada, salvo una vez en una divertida parodia con el famoso osito Paddington, una mascota de los niños ingleses, a quien le confesó que en su cartera llevaba un sándwich de mermelada

También se recuerda cuando se lanzó en paracaídas junto con James Bond, en el estadio en el que se inauguraban los Juegos Olímpicos en Londres. Ella tenía mucho sentido del humor. Volviendo a su cartera, la usaba como señal ceremonial, porque se decía que dependiendo de dónde la colocara era una señal para sus asesores. Por ejemplo, si la colocaban sobre la mesa o en el suelo, esa conversación con algún interlocutor había terminado.

Su enorme poder no solamente era político como símbolo de unidad, también fue una poderosa socialité, porque durante su vida saludó de mano a cientos de artistas, actores, cantantes, modelos y todo tipo de celebridades. Muchos de los cuales hoy la lloran y ya comienzan a dedicarle sus más famosos éxitos musicales. Isabel II fue la personificación de la continuidad, de la constancia en un mundo esencial inconstante, como dice el New York Times.

Fue reina de un siglo y el 85 % de sus súbditos hoy no han conocido en su vida sino a esta monarca, o sea, nacieron, crecieron y envejecieron con ella. No obstante, existían grandes críticas a la institución de la monarquía, pues la gente admiraba a la reina. Así fuera majestuosamente lejana como lo era. Fue un constante elemento de la vida de la gente, aunque no hablaba mucho en público, excepto para hacer pronunciamientos oficiales, en comidas de Estado, en encuentros de caridad o en su mensaje radial de Navidad.

Jamás se refería a sí misma, pero es famosa su declaración en 1992 de que fue ese un anuncio, que había sido un año horrible cuando el Castillo de Windsor se incendió en su aniversario de bodas, tres de sus cuatro hijos se separaron y una de sus nuevas nueras, Sara Ferguson, fue descubierta en un escándalo sexual bastante publicitado.

Cuando cayeron las Torres Gemelas en septiembre 11 en Nueva York, aún se recuerda el mensaje que envió, el dolor es el precio que pagamos por el amor. Si Isabel Alejandra María, apodada en familia Lilibeth y conocida mundialmente como Isabel II, era el símbolo que lo mantenía todo unido, ¿qué pasará ahora que se fue y que la Gran Bretaña queda en manos de lo que pueda inspirar su hijo el rey Carlos III?