A las 6:34 a. m. suena el segundo Tik Tak de hoy lunes 17 de enero en SEMANA y suena por los lados del ‘Partygate’ del primer ministro inglés, Boris Johnson, que lo tiene al borde del abismo político.

Poco a poco el planeta ha venido dando muestras de que el contagio y la muerte no son los únicos desenlaces inevitables de la covid. Con la aparición de las vacunas hubo luz al final del túnel, pero también se hizo evidente que las libertades individuales que permiten tomar la opción de no vacunarse o sí hacerlo enfrentaban un nuevo orden de la humanidad, en el que el respeto por la salud del otro tiene que primar sobre el orden de las prioridades.

A Boris Johnson le están cobrando su falta de respeto por las medidas de su gobierno de hacer reuniones y jolgorios en los picos de covid. Absolutamente irrespetuoso y casi burlón que, mientras regían estas medidas y la gente veía morir a sus familiares y ni siquiera podían asistir a darles el último adiós, Boris Johnson hiciera fiestas en su residencia y a la vez oficina de Downing Street, que se conocen con el nombre de ‘Copas de los viernes’.

Johnson dice estar profundamente arrepentido, pero entre varios diputados su situación se ha vuelto insostenible. No supo dar el ejemplo que él predicó como primer ministro. Pero algo parecido le está pasando a Novak Djokovic. Mal manejado por Australia este caso sí, porque sus autoridades complicaron lo que debió ser muy sencillo desde el principio. A Australia no puede entrar gente sin vacuna y punto, desde luego menos a jugar un torneo de tenis.

Los franceses en cambio ya lo dejaron claritico: el torneo del Roland Garros tampoco admitirá tenistas sin vacuna. De manera que por ahora la lucha contra la covid le está cerrando rápida y firmemente la puerta a los no vacunados, porque los vacunados del mundo también tenemos derechos.