A las 6:15 a. m. suena el segundo Tik Tak de hoy, viernes 6 de mayo, en SEMANA por los lados del novelón que prolongará alias Otoniel en el proceso de su condena ante una corte de Estados Unidos.

Primero, se equivocan quienes pensaban que Dairo Antonio Úsuga no le daba ni a los tobillos en peligrosidad a Pablo Escobar. Por el contrario, se le parece mucho en su capacidad de hacernos daño. Ya extraditado, o sea, ya en manos de las autoridades de Estados Unidos y muy lejos de su país, su imperio criminal del Clan del Golfo ha desatado una ola de violencia en 23 departamentos, pero particularmente en Antioquia, Córdoba, Sucre y Bolívar.

Ayer iban 32 vehículos incinerados en las carreteras del país. El nuevo jefe sería alias Chiquito Malo, cuyo poder no solo está ―como su nombre lo indica― en bloquear vías, sino en presionar al comercio para que no abras sus puertas al público y a los colegios para que cierren la suyas.

Habitantes de muchos municipios no se atreven siquiera a salir de sus casas, las amenazas las firma la organización Autodefensas Gaitanistas de Colombia, conocida a veces como Los Usuga, a veces como Los Urabeños y a veces como el Clan del Golfo, que no es otra cosa que una red de narcos.

Pero también resulta de novela que a su llegada, extraditado a los Estados Unidos, Otoniel se haya declarado no culpable, eso significa que se le abrirá un juicio con jurados y todo, como se ve en las películas, pero no veremos sino probablemente dibujos y no vídeos o fotos del desarrollo de ese juicio, que están supremamente restringidos en el sistema de judicial de Estados Unidos.

La Fiscalía de ese país tendrá entonces que presentar contra Otoniel pruebas muy fuertes sobre lo cual lo acusa, que es conformar una empresa criminal, conspirar para producir y distribuir coca, y todo en el marco de que Otoniel es, como sostiene la Fiscalía de los Estados Unidos, uno de los narcos más peligrosos del mundo, asesino despiadado y responsable del envío de miles de toneladas de cocaína a Estados Unidos.

Mientras tanto, el paro armado, como su organización denomina los desmanes violentos contra muchas poblaciones del país, es una prueba de que no se necesita explicación adicional del grado de peligrosidad y poderío de este hombre, como para que no se le pueda comparar en peligrosidad a Pablo Escobar o apretarle un poquito las esposas.