Suena el primer Tik Tak de hoy martes 21 de febrero en SEMANA y suena por los lados de la trascendental reunión que, sobre el proyecto bandera de este gobierno, la paz total, tuvieron ayer el presidente Petro y el fiscal Francisco Barbosa en el Palacio de Nariño.
La reunión desprovista de prevenciones, detenciones, o de ánimo confrontacional, demostró que el hecho de que un fiscal se ponga encima de una negociación del Gobierno con los grupos criminales -tengan estos orígenes políticos o no- no significa en ningún caso que un fiscal quiera hacer trizas la paz, ni que sea su enemigo.
El exfiscal Néstor Humberto Martínez hizo el mismo ejercicio en su momento, poniéndoles freno a unas salidas de límite de las negociaciones con las Farc de la época, ¿y quién dijo miedo?, lo acusaron de ser el gran enemigo de la paz.
Por el contrario, ayer el presidente Petro le preguntó al fiscal Barbosa, como debe ser una relación institucional, que si él iba a estar dispuesto a aprobar y a ejecutar el sometimiento colectivo que plantea el proyecto de ley de la paz total, la del sometimiento de las bandas criminales a la justicia. Recibió un contundente sí del fiscal, pero no sin ciertas líneas rojas que le expuso claramente el fiscal al mandatario.
Entre las nueve observaciones que planteó, algunas son jurídicamente muy técnicas, pero otras son de clara lógica. No habrá aprobación para el levantamiento de las órdenes de captura de las disidencias de las Farc porque Iván Márquez y sus secuaces son, en la práctica, delincuentes políticos, mientras que los de Iván Mordisco son verdaderas disidencias que nunca firmaron el Acuerdo de Paz de La Habana, pero esa decisión la tomará el presidente de acuerdo con la ley.
Diez de los mandos de Iván Mordisco saldrán de la cárcel por diez días para tener unas reuniones con los suyos, con el objeto de escoger sus voceros para la negociación. El fiscal fue claro en que no jugará como requisito de entrega de bienes los que ya han sido acusados por la Fiscalía y que están en manos de las AE. Que no se deberían quedar con el 6 %, sino con el 5 % de sus fortunas, pero con un tope que será de 2.900 millones de pesos, para que la paz total no se convierta como tema en el gran lavadero de los botines de la mafia.
Que es la Fiscalía como tal, y no la unidad que creó en su interior el acuerdo de paz de La Habana, cuya cabeza es escogida por la JEP, la que tomará las decisiones correspondientes a la aplicación del sometimiento colectivo, y que tal unidad debería ser suprimida, sugiere el fiscal.
También dijo Barbosa que a la Fiscalía no deben ponerla a aprobar listados de ninguna clase para la suspensión de órdenes de captura o para el otorgamiento de beneficios penales, porque esa no es su función. Y que en cuanto a los delitos que no confiesen los que se someterán, pero sobre los cuales la Fiscalía ya tenga información y esté investigando, no eximirá a los que se sometan de ser procesados por estos.
También recurrió a la parábola de la zanahoria: principios de oportunidad tendrán solo carácter suspensivo hasta que los sometidos cumplan con los compromisos de desmantelamiento y reparación. Además, objetó el fiscal, no ve claro cómo se reparará a las víctimas, según el texto del proyecto de la Ley de sometimiento. Estos son algunos de los puntos planteados ayer en la reunión de Petro y Barbosa durante casi dos horas en Palacio.
La pregunta es si, ante tan arriesgada apuesta, el presidente Petro está dispuesto a meter todos los huevos del prestigio de su gobierno en la canasta de la paz total, si este será su proyecto prioritario. No son angelitos, sino demonios con los que se va a negociar, y son capaces de cualquier cosa. Están de por medio las preocupaciones de los Estados Unidos, que no son pocas, no solo sobre las consecuencias de la paz total, sino del futuro de la extradición y de la política antidrogas de este gobierno. Así el actual embajador de Colombia en Estados Unidos, Luis Gilberto Murillo, intente bajarle el tono a las inquietudes que tienen los amigos gringos al respecto.