El excomandante de la guerrilla de las Farc, Rodrigo Londoño Echeverry, conocido como Timochenko, reconoció su responsabilidad en los actos de secuestro que ejecutó el grupo guerrillero que comandó durante el conflicto armado.
“Estamos ante ustedes reconociendo que, a nombre de ideas revolucionarias, cometimos estos crímenes de lesa humanidad”, señaló Londoño, que fue el último comandante de este grupo subversivo antes de la firma del Acuerdo de Paz en el 2016.
En su corta intervención, el presidente del Partido Comunes (que se conformó tras la firma del Acuerdo de Paz) reconoció que durante años tuvieron una “ceguera política” y la “insensibilidad humana” al secuestrar personas, principalmente agentes de la Fuerza Pública, para ejercer una presión sobre el Gobierno con el fin de lograr la liberación de guerrilleros que habían sido capturados y se encontraban en diferentes cárceles.
En este sentido, reconoció el daño que le causaron a miles de personas que vieron cómo sus seres queridos eran secuestrados y privados de la libertad durante años, catalogando así el secuestro como un “práctica abominable”.
Timochenko reveló que ya en el 2011, cuando fue designado como jefe del Estado Mayor de las Farc, tras el abatimiento de Alfonso Cano en un operativo militar, ya se había tomado la decisión de renunciar a la práctica del secuestro.
“En vida de Alfonso Cano habíamos definido suspender el secuestro con fines financieros”, aclaró Londoño. “Vengo en calidad de último comandante de las desaparecidas Farc-EP y miembro de esa máxima dirección a reconocer la ejecución de la política de secuestro, reconocimiento de crímenes de guerra y lesa humanidad de carácter no amnistiables”.
Como vocero de las Farc reconoció la responsabilidad colectiva de este grupo armado ilegal en este delito, “yendo en contravía de los valores y los principios que pregonaba inspirados en nuestra lucha. ¿Cómo es posible reivindicar ante la humanidad como un hecho válido el cosificar a una persona, en convertirla en mercancía en función de financiar un proyecto que reivindicaba la dignidad humana cuando la estábamos pisoteando? Y, lo más grave aún, generando en su entorno familiar una situación de angustia, e incertidumbre, que la mayor de las veces terminó con proyectos de vida, destrucción de capitales, vínculos familiares y truncar vidas que pudieron darle contribución muy valiosa a la sociedad colombiana”.
Cuestionó el hecho que se le diera el nombre de “intercambio humanitario” a la retención de civiles e integrantes de la Fuerza Pública para ejercer una presión con el fin de lograr la liberación de guerrilleros. “¿Cómo es posible que con el pretexto de una acción humanitaria capturáramos al adversario en medio de la confrontación respirándole la vida en la idea de intercambiarlos por quienes en nuestras filas estaban capturados y en las cárceles de Colombia?”.
Timochenko reconoció que frente a la posición del Gobierno de turno por no aceptar este intercambio, “y en un acto de insensibilidad”, se prolongó la privación de la libertad de los secuestrados “hasta constituirse en un crimen de guerra y lesa humanidad que generó actos y conductas no amnistiables, en lo que condenamos a cientos de seres humanos a vivir años en condiciones de indignidad, sufrimiento y de mucha mayor gravedad los efectos en su entorno familiar”.
En la guerra por el territorio, el secuestro se utilizó para imponer el terror. En su intervención, aceptó la práctica de casos de desaparición forzada, homicidio y violencia sexual “que aunque no fueron políticas ni patrones, sí se presentaron”.
En el reconocimiento de responsabilidad del caso 01 aseguró que este tipo de acciones le da validez al Acuerdo firmado con el Gobierno y representa un ejemplo para solucionar los conflictos que se viven en el mundo.
Finalmente, señaló que “todavía falta mucha verdad por encontrar”, por lo que le pidió a los denominados mandos medios de las Farc y otros que tuvieron relación con este grupo armado guerrillero que sigan colaborando con las autoridades judiciales.
Rodrigo Londoño, Pablo Catatumbo, Pastor Lisandro Alape, Milton de Jesús Toncel, Jaime Alberto Parra, Julián Gallo Cubillos y Rodrigo Granda Escobar son los siete exintegrantes del secretariado de las Farc que reconocerán su responsabilidad en los casos de secuestro.