Un viaje al fondo de la tierra. Eso es lo único que les garantiza a miles de mineros de el sustento de su hogar. A diario, ellos enfrentan el riesgo latente de perder la vida, en medio de la tragedia de la pobreza y las necesidades de miles de familias que sobreviven de la extracción de minerales en el país. El 7 de agosto, el drama de cuatro mineros que quedaron atrapados en la mina de Río Chiquito, en la vereda Morcá, volvió a dejar al descubierto esta situación. El socavón de carbón, a siete kilómetros de la ciudad boyacence, es una mina muy antigua, inestable y sin ventilación que había sido clausurada en febrero de este año. Sin embargo, era tan grande su necesidad, que hicieron caso omiso tanto a las advertencias de las autoridades de no operar en la mina, como a la emergencia sanitaria que vive el país por el coronavirus.
Ese día, Luz Alba Bonilla, de 58 años de edad; Francisco Cuadros y Javier Lemus León, de 31 años, y Remigio Alonso Gutiérrez, de 36, entraron a Río Chiquito con el objetivo de ganarse el diario. Las versiones indican que se trataba de tres mineros y una mujer, que fue invitada por uno de ellos para llevarles alimentos mientras laboraban. Cuando la mina se derrumbó, más de 300 toneladas de roca obstruyeron la mina y las cuatro personas quedaron atrapadas sin posibilidad de contacto con el exterior. Y a pesar de que las labores de rescate se extendieron por nueve días, en horas de la mañana del pasado sábado 15 de agosto, las autoridades confirmaron la noticia del hallazgo de los cuerpos sin vida. La Agencia Nacional de Minería (ANM) había notificado previamente al administrador de la mina sobre la decisión de la entidad y que finalmente no se tuvo en cuenta. El hombre resultó ser una de las víctimas mortales del derrumbe.
El intento de rescate Catalina Gheorghe, vocera de la ANM, explica que el derrumbe que se presentó fue bastante extenso: “En esta mina es muy difícil trabajar porque tiene sistemas de transporte deficientes, no tiene adecuada ventilación e inestabilidad, y pueden seguir cayendo rocas. Fue mucho material el que cayó”. De inmediato, más de cincuenta personas de diferentes entidades y organismos de socorro a nivel nacional llegaron a Sogamoso y dieron inicio a las labores de rescate de los mineros. La ANM reportó que su equipo de Salvamento Minero coordinó los trabajos, en los que también participaron la Alcaldía de Sogamoso, la Cruz Roja, la Defensa Civil Colombiana, la Policía y el Ejército. No era un trabajo fácil: había que garantizar la estabilidad de la mina hasta la zona donde se dio el derrumbe e instalar tubos de alta presión para garantizar la ventilación y pasar elementos de rescate. Todo para que los socorristas e ingenieros pudieran avanzar.
Foto: Agencia Nacional de Minería Lograron avanzar 13 metros aproximadamente. Sin embargo, en horas de la mañana del 15 de agosto, las autoridades confirmaron la noticia del hallazgo de los cuerpos sin vida de los tres mineros y de la mujer. El alcalde de Sogamoso, Rigoberto Alfonso, en entrevista con SEMANA, recordó con nostalgia la ilusión con la que permanecieron día y noche, durante nueve días, para encontrar a las personas atrapadas. En medio de la angustia, las brigadas de rescate se reunían para orar a la Virgen y esperar por un milagro. También, intentaban buscar la manera de establecer contacto con las personas atrapadas. “La tristeza es inmensa porque se genera una ilusión para todos: los organismos de socorro, las autoridades, pero quizá lo que más nos movió era la ilusión de los niños de que sus padres iban a volver”, dijo.
Foto:Alcaldía de Sogamoso Alfonso manifestó que durante esos días conoció de cerca las necesidades de las familias y su incertidumbre de no saber qué pasaría si no regresaran sus padres y madre. Les fue brindado apoyo psicológico en ese momento de dificultad. Pero, además, destacó la presencia de varias mujeres voluntarias que estuvieron cocinando y preparando desayunos, almuerzos y cenas para todas las personas que hacían parte del operativo, desde el primer hasta el último día de las labores de rescate. “Recuerdo especialmente a una médica que llegaba a ayudar, a cocinar, a servirle a los mineros y a los organismos de Socorro”. El mandatario habló sobre la impresionante solidaridad que existe entre los propios mineros, que lo dejó sin palabras. Mineros formados en rescate llegaron a Sogamoso de todas partes del departamento de Boyacá y del país para tener la oportunidad de entrar al socavón y buscar a sus amigos. “Yo le pregunté a uno de ellos por qué venía de otro municipio, y él me dijo: ‘hoy por ti, mañana por mí’. Quiero reconocerle a esos mineros que para mí son héroes porque ellos se metían a buscar sacar a sus compañeros arriesgando su vida”. Ana Flórez, esposa del minero Jaime Lemus, quien perdió la vida en la mina, expresó que él trabajó casi por una década como minero y dejó dos hijos. “Él lo daba todo por sus hijitos”, dice Flórez. “Durante todo lo que vivimos juntos, nunca me faltó nada”.
Foto: Alcaldía de Sogamoso El drama de los mineros Sogamoso, en el oriente de Boyacá, es llamada “la Ciudad del Sol y el Acero”. Rigoberto Alfonso, su alcalde, asegura que en el municipio hay por lo menos 10.500 mineros y que el vínculo de esta tierra con la minería tiene décadas de tradición: en el municipio está el Centro Nacional Minero de Colombia y la facultad de minas más antigua del país. De acuerdo con la Agencia Nacional de Minería, las causas de las emergencias mineras colombianas son derrumbes, atmósfera contaminada, explosiones, incendios, aspectos mecánicos, eléctricos, inundaciones, caídas maquinaria pesada e inestabilidad de taludes.
Foto: Alcaldía de Sogamoso Lo que resulta realmente impactante, es que este tipo de accidentes no son una excepción: de acuerdo con la ANM, en lo que va corrido del 2020, hasta el 17 de agosto, se han presentado 88 accidentes mineros que han ocasionado 113 muertos en Colombia. Justo este viernes una nueva emergencia se presentó en Lenguazaque, Cundinamarca, donde se adelantan labores para rescatar a tres mineros que quedaron atrapados después de una explosión. Los departamentos en donde se presentaron estos accidentes y las fatalidades fueron Boyacá, Antioquia, Cundinamarca y Norte de Santander. Rigoberto Alfonso, alcalde de Sogamoso, le dijo a SEMANA que a raíz de esta situación entabló un diálogo con la viceministra de Minas, Carolina Rojas, para construir un plan que permita mejorar las condiciones de los mineros, verificar el pago de seguridad social y el cumplimiento de las normas. La Alcaldía de Sogamoso se hizo cargo de darles sepultura a los tres mineros y a la mujer que murieron en Río Chiquito, dos de ellos en Sogamoso, y los otros dos en los municipios cercanos de Tota y Cubará. También brindó acompañamiento a las esposas, esposo e hijos, que en total suman 12 menores. “Nosotros vamos a estar muy pendientes de los temas de educación, de esta navidad”, dijo el alcalde, quien agregó que su intención de trabajar junto con su esposa, la gestora social del municipio, es apoyar a los menores de edad para que no queden sin sus estudios y otras necesidades. Frente a esto, el alcalde recordó que solo el carbón le deja al país 2,2 billones de pesos de regalías anuales. “Pido con respeto se destine presupuesto para estudio, en Universidades Públicas y Sena, de niños que pierden sus padres en esta actividad”, dijo.