No es un secreto que la relación entre la Policía con la comunidad ha sido vista de manera crítica y que incluso al interior de la institución se han evidenciado hechos de corrupción, abuso de poder, entre otros.
Aunque nada justifican estas situaciones, tal como lo ha manifestado el general Henry Sanabria, director de la Policía Nacional, algunos señalan que esto puede estar relacionado con las supuestas condiciones laborales que, para muchos, generan inconformidad debido a los bajos salarios o las diferencias en beneficios entre oficiales y del nivel ejecutivo.
Para la dirección saliente de la Policía fue claro que la labor de un servidor satisfecho laboralmente se vería reflejada en el buen servicio que presta a la población; por esa razón, para ellos también era una prioridad iniciar el proceso de transformación, como un tema recíproco al compromiso y esfuerzo que realizan los uniformados y sus familias.
Por eso, la transformación policial que se espera ver mucho más consolidada en 2026 se basó en la transición que permita reforzar la confianza ciudadana a través de la prestación de un servicio con calidad.
Se dejaron avances en dos iniciativas legislativas con participación de todos los sectores políticos. Además, se materializaron dos leyes: la Ley 2179 del 30 de diciembre de 2021, fortalecimiento a la carrera y Profesionalización Policial la cual fue apoyada con una votación unánime de los congresistas; y, por otro lado, la Ley 2196 del 18 de enero de 2022, que permite una modernización en el estatuto disciplinario policial.
En enero de este año se firmó el Decreto 113 en el que se enfatiza en la importancia de capacitar en derechos humanos a los uniformados, indicando que en la dependencia de la Subdirección General de la Policía Nacional es la responsable de “planificar, dirigir, desarrollar, supervisar y evaluar el servicio de Policía. Esta jefatura debe orientar, promover la sinergia y evaluar la gestión operativa para la prevención y control policial de las direcciones operativas a su cargo, con la finalidad de asegurar la calidad en la prestación del servicio de vigilancia policial; integra las capacidades de prevención y control policial, investigación criminal y preservación del orden, en cumplimiento de la misión constitucional y la protección de los derechos humanos”.
Después de tres décadas se dio un incremento salarial para los policías, lo que en muchas oportunidades fue catalogado como una deuda histórica con la base de la institución –como patrulleros y miembros del nivel ejecutivo–. En los últimos cuatro años se registraron más de 33.000 ascensos de patrulleros a subintendentes, lo que les mejora automáticamente sus condiciones laborales. Y se entregaron igual cantidad de bonificaciones para la asistencia familiar.
Debido a la responsabilidad que implica ser policía y el compromiso 24/7, se empezó el pilotaje de la batería de herramientas psicológicas para desarrollar un plan de salud mental anticipada para 1.800 policías, en las ciudades de Bogotá, Barranquilla, Cali, Manizales, Cúcuta y Villavicencio.
El presidente Gustavo Petro ha manifestado la importancia de que los rangos básicos de la Policía y Fuerzas Militares puedan llegar algún día a ocupar los rangos más altos de la cadena jerárquica, y la Policía ya estaría implementando esta estrategia de igualdad de oportunidades, pues 288 patrulleros, actualmente adelantan su proceso de formación para ser oficiales. Y se calcula que el 10% de los oficiales activos de la Policía Nacional provienen del nivel ejecutivo.