La adjudicación de la troncal de TransMilenio por la avenida 68 no tuvo reversa, pero la discusión por la obra todavía aparentemente tiene mucha tela de dónde cortar. Precisamente este jueves, cuando se definieron los consorcios que desarrollarán todos los tramos del proyecto, la alcaldesa Claudia López tuvo que salir de nuevo a explicar las razones por las cuales, según ella, no pudo echar para atrás la licitación, a pesar de que en campaña se había comprometido a hacerlo. Mientras tanto, Gustavo Petro, Hollman Morris, Manuel Sarmiento e incluso concejales de su propio partido siguen cuestionando la decisión y la valentía de la alcaldesa para afrontar temas difíciles. De cierta forma, el tema se ha convertido en la primera situación de choque de Claudia López con la bancada que la apoya. Las diferencias por esta obra no son nuevas. En la campaña para la Alcaldía de Bogotá, el proyecto generó muchas divisiones y la promesa de la entonces candidata de reversar el proyecto fue un punto decisivo para votar por ella. Una vez Claudia López fue elegida para dirigir la ciudad desde el Palacio Liévano, se reunió con el exalcalde Enrique Peñalosa. Tras la cita, López reveló que solo hubo dos puntos en los que no hubo acuerdo. El primero de ellos fue la construcción de la troncal de TransMilenio por la avenida 68, que forma parte del proyecto de la primera línea del metro de Bogotá, si se tiene en cuenta que es una troncal alimentadora de pasajeros.
La nueva alcaldesa ha contado que planteó la idea de que los tres bancos socios del metro -el Banco Mundial, el Banco Europeo de Inversiones y el Banco Interamericano de Desarrollo- hicieran un modelo que permitiera identificar si dicha troncal era la óptima con el regiotram de occidente y la red de metros que ella propuso y por la que acaban de votar los bogotanos. “Les pedí tanto al presidente (Duque) como al exalcalde Peñalosa que no abrieran la licitación de la 68. ¿Qué hizo el exalcalde Peñalosa? abrir la licitación de la 68 el primero de noviembre: a los 4 días que fuimos a las urnas a decirle NO a Transmilenio y SÍ al metro”, reclamó López. Desoída su petición, la licitación siguió en marcha y este jueves finalmente el proyecto fue contratado, pese a las críticas de diferentes concejales que pertenecen a la propia bancada de López, quien ha insistido en decir que dejó las cosas así porque un reversazo a esta altura les podría salir muy caro a los bogotanos. “Si yo suspendiera la obra sin el soporte de una solicitud expresa de un juez o de la Procuraduría, los expongo a ustedes (ciudadanos) a que de los bolsillos tengan que pagar las demandas que nos harían los proponentes que querían ganarse esa licitación”, dijo en un video que compartió este jueves.
Es cierto que Claudia López recibió la obra en un momento en la que ya no había mucho qué hacer, pero no resulta fácil de entener que una alcaldesa nueva, con los votos que obtuvo y con la sartén por el mango, diga que se vio obligada a hacer algo que no quería y a romper una promesa de campaña. Después de esta decisión, no quedaron muy contentos concejales que pedían que se suspendiera la licitación para revisar la obra. Entre ellos están Manuel Sarmiento y Carlos Carrillo, del Polo, y María Fernanda Rojas y Diego Cancino de la Alianza Verde, todos de la bancada de gobierno distrital. Y quienes no son sus amigos han tratado de aprovechar el momento para minar su imagen. Hay quienes aseguran que la mandataria ya sabía que se tenía que hacer esta obra pues es complementaria al metro de Bogotá y que utilizó la supuesta suspensión de la obra como una fórmula para ganar votos. “Si le parecía muy atropellada la licitación, ¿por qué no la frenó?”, se preguntaron algunos. Otros, en cambio, confían en la voluntad de la mandataria y entienden que a estas alturas del proceso era difícil que pudiera reversarla. Uno de ellos, el veedor distrital Guillermo Rivera, ratificó que de no adjudicar un contrato sin previa decisión judicial podría generar pérdidas económicas para el Distrito.
Gustavo Petro, salió al paso de los argumentos de la alcaldesa. "Esta es una mentira. No es cierto que por iniciarse una licitación, solo un juez puede suspenderla, antes de la adjudicación. No pueden engañar a la ciudadanía. Peñalosa suspendió la licitación de metro subterraneo, de la Boyaca, del cambio de flota, y podía hacerlo", dijo en una seguidilla de trinos. Carlos Carrillo, concejal del Polo, y quien no apoyó a Claudia López en su campaña política, dijo que la alcaldesa le está incumpliendo a sus electores y al Polo, pues ella se había comprometido a no hacer esta obra. "La adjudicación de hoy no es responsabilidad de Peñalosa, la alcaldesa de Bogotá se llama Claudia López, ella tomó hoy una decisión política y debe asumir las consecuencias políticas de sus actos, negarse a suspender esta licitación es traicionar a sus votantes", dijo. Afirmó además que no entiende “para qué le sirve ser a Claudia López alcaldesa si no puede detener una licitación que no ha sido firmada. Para Carrillo, la alcaldesa va a continuar con muchos proyectos así no esté de acuerdo con estos para tener resultados “que le sirvan en sus aspiraciones políticas”. El representante del partido verde Inti Asprilla le reclamó a López y le dijo que a ella no se le ha pedido que salte al vacío revocando unilateralmente licitación, sino que suspenda mientras se aclara el problema de los sobre costos, entre otros. "Jurídicamente, suspensión y revocatoria no es igual. Preocupa también la falta de armonización del proyecto con el Plan Parcial del Pedregal. Y la falta de alternativas para quienes tienen empresas y comercios sobre la Avenida 68. Hago llamado a revaluar y concertar un nuevo proyecto, pensar en vías férreas", dijo. Manuel Sarmiento, también concejal del Polo y quien fue uno de los principales aliados de la hoy alcaldesa, tiene varios argumentos para pedir una reevaluación de la obra. La primera es que inicialmente el costo del proyecto era de 4 billones de pesos. "Decisión de Iván Duque y Enrique Peñalosa de recortar el presupuesto para el TM por la 68 y de ‘machetear‘ el proyecto es una clara violación al principio de planeación. Se eliminaron intersecciones operacionales en calle 80 y Autonorte, que TM había establecido como esenciales", dijo. En su cuenta de Twitter, agregó que la eliminación de la intersección de la calle 3 pone en riesgo la vida de bogotanos. "La Secretaría de Movilidad de Peñalosa señaló que existe un problema de “seguridad vial” en aquellas zonas en donde se juntan carriles del puente con las conectantes. No se presentó ninguna solución", aseguró. "No es posible meterse con el proyecto Metro elevado sin hacer primero tres troncales de Transmilenio. Hoy, le incumples a los bogotanos. Sí se podía echar para atrás una licitación. Lo hicimos en la Bogotá Humana, lo hizo Peñalosa con la licitación de buses eléctricos. Queda la sensación, y ojalá me equivoque, de que el próximo anuncio será la troncal de la avenida Séptima", le dijo Hollman Morris a Claudia López.
Falta ver si la alcaldesa responde aceptando estas críticas o decide aguantar el chaparrón y esperar los réditos que podría darle dejar hecha una obra como esta, que según los técnicos tendría una utilidad clara para mejorar la oferta de transporte público. La troncal tendrá una longitud de 17 kilómetros e irá desde la autopista Sur hasta la carrera Séptima con calle 100. De acuerdo con el IDU, beneficiará a unas tres millones de personas de las localidades de Kennedy, Puente Aranda, Tunjuelito, Engativá, Fontibón, Barrios Unidos, Teusaquillo, Suba, Usaquén y Chapinero. La obra finalmente quedó adjudicada a Consorcio Eucarístico Carrera 68, Consorcio Infraestructura Avenida 68, Constructora Conconcreto S.A., Consorcio LHS y Constructora Conconcreto S.A. por 3,2 billones de pesos, de los cuales el Distrito financió 717.000 millones que están destinados a la adquisición predial y el mantenimiento, mientras que el Gobierno Nacional puso 2,5 billones que corresponden a la ejecución de la obra y a la interventoría.