El fenómeno del desempleo es particularmente alarmante entre las mujeres migrantes radicadas en Colombia, dado que tres de cada diez venezolanas activas en el mercado de trabajo se encuentran desempleadas (27,3 %), según reveló un estudio realizado por Cuso International y apoyado por el Gobierno de Canadá, difundido este 7 de marzo, un día previo a la conmemoración del Día Internacional de la Mujer.
La investigación advierte que la informalidad laboral de estas trabajadoras venezolanas llegó a 91,9 % en el primer semestre de 2021, según la no afiliación al sistema pensional contributivo.
Este estudio es una actualización del informe llamado Dinámicas laborales de las mujeres migrantes venezolanas en Colombia del proyecto Empleos para Construir Futuro, que Cuso International lidera en el país para lograr una integración de esta población al campo laboral formal. En esta segunda versión se profundiza en las barreras laborales que aún persisten entre mujeres migrantes de cara al escenario de la prepandemia y se retratan los cambios institucionales que tuvieron o tendrán un impacto en el futuro sobre dichas barreras.
En este documento se demuestra cómo se ha agravado la precariedad laboral de la población migrante, especialmente de las mujeres. Precisan que en el primer semestre de 2021 las mujeres migrantes enfrentaron una caída brusca de sus ingresos laborales en términos nominales (-11,1 %) frente a 2019/2020. Las remuneraciones promedio de las mujeres venezolanas fueron las más bajas respecto a quienes trabajaban por cuenta propia y las asalariadas. Vale la pena destacar que las mujeres migrantes asalariadas devengaron, en promedio, unos ingresos muy inferiores al salario mínimo.
El salario mínimo se mantiene como algo inalcanzable para las migrantes venezolanas: en promedio las independientes ganaban una suma inferior a la mitad de esta remuneración (menos de 427.000) en 2021. Por su parte, las asalariadas devengaban ingresos menores a 800.000 pesos. En general, las remuneraciones promedio de las mujeres venezolanas fueron las más bajas respecto a quienes trabajaban por cuenta propia y los asalariados en el país.
Paola Ríos, investigadora del estudio, explicó a SEMANA que valoran y ven como una mejora significativa que el Gobierno nacional haya implementado el Permiso por Protección Temporal (PPT), frente al mecanismo anterior que era el Permiso Especial de Permanencia (PEP), debido a que el migrante tendrá diez años condición de regularidad.
“Eso favorece la confianza, los procesos de contratación, da mayor seguridad a las empresas de que ese migrante va a permanecer en el país”, acota la investigadora.
Ríos sostuvo que es fundamental que desde las instituciones públicas y privadas se adapten todos los sistemas para el reconocimiento de este nuevo documento de identificación para el acceso a los servicios públicos y privados.
Otro de los aspectos que recomiendan en el estudio, según la investigadora, es que las capacitaciones de la población migrante sean cortas y afines con las necesidades de las empresas. “También hay unos retos de cómo se incluirán a los migrantes en labores que son de difícil consecución y que a las empresas les cuesta llenar esas vacantes”, apuntó.
Por otro lado, la experta sugirió atacar el tema de discriminación, y ampliar la oferta de servicios para que estas mujeres migrantes sepan a dónde acudir. Asimismo valoran el esfuerzo que se está haciendo desde la Gerencia de Fronteras y la Embajada de Venezuela en el país para la homologación de los certificados de estudios. En este sentido, proponen que se reduzcan los costos de estos trámites no solo para los migrantes sino para los colombianos en condición de vulnerabilidad.
La investigación de Cuso International señala que el 94 % de las venezolanas ocupadas desempeñaban actividades domésticas o de cuidado de menores de manera no remunerada en el hogar; en contraste con el 63 % de los hombres venezolanos ocupados que realizaban estas actividades. Además, mientras que los hombres migrantes dedicaron once horas por semana a estas labores, las mujeres venezolanas dedicaron 27 horas.
Para Natalia Zúñiga, gerente de Género e Inclusión Social de Cuso International, es evidente la insuficiencia de los recursos percibidos por las mujeres migrantes venezolanas para cubrir sus necesidades básicas, pues un gran número de ellas ni siquiera puede contar con un salario mínimo.
“No es un mito, las mujeres y especialmente las migrantes han sido dejadas atrás en esta etapa de recuperación del mercado laboral. Por esta razón el Mes de la Mujer es la ocasión para reiterar como el derecho al trabajo decente para las mujeres es una deuda histórica que hoy cobra más relevancia”, aseveró la directiva.