Gustavo Petro, líder de la izquierda colombiana, ganó la elección presidencial contra Rodolfo Hernández, un outsider que logró llegar a segunda vuelta con un discurso contra la política tradicional. El clamor de los colombianos por un cambio se reflejó en las urnas.
Con el triunfo de Petro, la gran duda es quién ejercerá la oposición. En las últimas horas, en el propio uribismo se planteó un debate sobre el papel que debe cumplir el expresidente Álvaro Uribe Vélez.
Uribe, quien fue presidente por dos periodos, es considerado el gran fenómeno electoral en la historia contemporánea. A pesar de que su gestión despierta amores y odios, su respaldo logró elegir a dos presidentes.
Juan José Lafaurie, hijo de la senadora María Fernanda Cabal, publicó un trino que causó polémica dentro y fuera de la derecha colombiana: “Es la hora de la derecha, una nueva derecha, que imprescindiblemente tiene que ser sin Uribe”.
Este comentario causó duras críticas de un sector del Centro Democrático cercano al expresidente. Figuras como la senadora Paloma Valencia, el representante Christian Garcés y la concejala Diana Diago salieron en defensa del liderazgo y legado de Uribe. Al mismo tiempo, desataron un debate sobre el rol a futuro del polémico exmandatario en la derecha colombiana.
En conversación con SEMANA, Gabriel Santos, representante a la Cámara por Bogotá del Centro Democrático, dijo que se debe replantear el personalismo en la derecha.
“Tiene que ser una derecha sin ‘ismos’. No puede ser un tema de vendettas personales contra grandes dirigentes de nuestro país. Lo primero que hay que hacer es un acto de reflexión donde esas grandes cabezas, personas preponderantes que han ahondado en caricaturizar a la derecha, den el paso a una derecha de hombres y mujeres jóvenes. Darles la oportunidad de ascender en el escalafón político”, propuso.
Según Santos, la nueva derecha nace “de abandonar los personalismos en la política y de hacer un proyecto político que pueda permanecer en el tiempo, más allá de los nombres que la compongan”.
Enrique Gómez, excandidato presidencial y quien representa una derecha distinta al uribismo, dice que Álvaro Uribe no representa a una derecha en firme y que tiene posturas de centro.
“Álvaro Uribe no se ha definido nunca como un hombre de derechas, se define como un político popular. (...) En el tema de políticas sociales pensaba y piensa muy hacia el centro y la social democracia”, explicó en conversación con este medio.
Gómez respeta el legado de Uribe y dice que el antiuribismo es una tergiversación de la historia, pero considera que no se puede asociar a toda la derecha con una sola figura.
“Asociar a todo un conjunto ideológico con la figura de una persona es un error. Creo que, en ese sentido, el presidente Uribe debe seguir siendo defendido en su persona y su legado, pero no puede ser el eje de la construcción de una política conservadora”, indicó el excandidato.
Tal como plantea Lafaurie, para una parte de la población colombiana, la nueva derecha es una necesidad después de la primera victoria de un candidato presidencial de izquierda. Sin embargo, muchos de quienes defienden esta tesis, como el representante Edward Rodríguez, no consideran que se debería alejar de Uribe.
“Yo estoy viendo que ellos piensan más en ellos que en construir país y por supuesto que ahora es un momento muy propicio para que traicionen a Álvaro Uribe”, dijo sobre el hijo de María Fernanda Cabal.
Según el congresista, la senadora es de “extrema derecha” y debería migrar hacia Salvación Nacional con su proyecto político.
En el gobierno de Petro, el uribismo y en general la derecha buscarán su reinvención. La oposición en el Congreso, liderada por Paloma Valencia, María Fernanda Cabal y Miguel Uribe, promete ser el cimiento de la nueva era de la corriente ideológica. El papel de Uribe, en la ruta que se trace, será determinante.