En Antioquia todos saben de Guatapé: de la impresionante piedra que se levanta como un faro que todo lo ve, del embalse en el que navegan barcos y en el que parejas cumplen sus citas amorosas como si estuvieran en una isla. Pero ahora solo está la naturaleza portentosa, no hay turistas ni restaurantes abiertos, y hasta esas pequeñas ventas de carretera en las que se conseguían quesos campesinos, están cerradas porque no hay quien compre. Parecen lejanos los días del Giro de Rigo, cuando el ciclista trajo a la elite del ciclismo para hacer una competencia exigente y divertida.
Se calcula que a ese municipio del oriente antioqueño podían llegar un fin de semana de puente festivo, unas 25 mil personas, cifras superiores a las que tienen parques temáticos del eje cafetero, pero hoy todo está en el pasado y muchos tienen miedo, pues el 92 por ciento de la población vive del turismo. Están aprovechando la contingencia para mejorar protocolos, hacer estudios de carga y crear planes que les permitan una buena administración de los servicios públicos, sin embargo para muchos la situación ya es desesperante.
“La radiografía de Guatapé es algo que debe mirar el país, porque es un municipio donde nos ha tocado planear el futuro bajo la marcha, como hace unos meses cuando tuvimos un accidente en el embalse. Guatapé es de los pocos municipios donde más del 92 por ciento de la población vive del turismo. Todos los sectores convergen en el turismo. Solo un 8 por ciento vive del empleo fijo, que viene del Municipio, EPM y el magisterio. Creemos que Guatapé puede tener un plan piloto nacional de reactivación y de protocolos, aquí tenemos 8 mil habitantes y se puede modelar y analizar al sector turístico”, dice Juan Carlos Giraldo, dueño del restaurante El Portón, una cabaña al lado del malecón por donde un miércoles de junio no pasa nadie, apenas unos cuantos locales que trotan y aprovechan el pico y cédula para hacer ejercicio. Guatapé ha sido un pequeño paraíso para los paisas, pues representa la riqueza hídrica del oriente antioqueño, donde la industria antioqueña encontró oportundiades para hacer embalses y grandes proyectos productivos. Rigoberto Urán dice: “Por acá recordando esos buenos momentos que pasamos en Guatapé, esa tierra tan bonita que nos acogió hace tres años para el Giro de Rigo…. Guatapé se está preparando para ser un destino seguro”. Vea a Rigo hablar sobre Guatape
Y es que en Guatapé ya han pasado otras crisis que le ha alejado a los turistas: las sequías del embalse, las épocas de violencia entre guerrilla y paramilitares, y hasta la vez que un catamarán naufragó a unos cuantos metros de la orilla y murió un puñado de turistas. Sin embargo, todas esas tragedias han quedado en el pasado y los turistas regresar para comerse una buena bandeja paisa, visitar la plaza de los sócales, subir a la piedra y conocer el embalse. Quizá todas esas experiencias hacen que los locales no pierdan las esperanzas.
“Nosotros en Guatapé siempre hemos sido muy proactivos. Pese a que nos han tocado muchísimas dificultades, nos reinventarnos siempre, que es la palabra de ahora usan pero que nosotros la aplicamos hace mucho tiempo, en este momento creamos estrategias que nos permitan mostrar que Guatapé es un destino seguro y que crece, estamos capacitando a la comunidad para tener todas las medidas de bioseguridad cuando nos permitan laborar”, dice Giraldo, quien parece encarnar la personalidad del paisa que no se vara por nada, aunque en el restaurante tuvo que cancelar todos los contratos y cerrar, porque en un pueblo donde todos viven del turismo no hay a quien hacerle un domicilio.