Los habitantes de Sumapaz, localidad rural de Bogotá, que cuenta entre sus riquezas con el páramo más grande del mundo (333.000 hectáreas), están felices porque con el fin del conflicto con las Farc ya no los mirarán con el rabillo del ojo por vivir en una ‘zona roja’, como odiosamente fue rotulada su región. Con lo que no contaban eran con que la paz atrajera a miles de visitantes que transitan sus estrechos senderos naturales en camionetas 4x4 y cuatrimotos; y algunos inescrupulosos que echan mano de las hojas de los frailejones para azuzar las fogatas con las que buscan calor los grupos de turistas, sobre los que no hay ningún control.Puede leer: Un cienaguero es uno de los mejores saltadores triples del mundoCarlos Lora, director del Parque Nacional Natural Sumapaz, le dijo a SEMANA RURAL que desde 2015, cada mes, se registran cerca de 1.000 visitantes. Y la cifra va en aumento. “La gente llega en grupos de amigos, en plan familiar o con la ayuda de algún operador turístico sin autorización”, señala.Este fenómeno se repite en varios territorios. Giovanny Ángel, del Instituto de Turismo del Meta, cuenta que después de que un aficionado compartió en sus redes sociales una foto de las piscinas naturales del río Güejar, en Lejanías (Meta), consideradas la puerta imaginaria a la sierra de la Macarena, llegaron —sin exagerar— ¡más de 5.000 turistas! “Esto produjo 7 toneladas de basura”, comenta. Afortunadamente, las autoridades pudieron reaccionar y crear un plan de contingencia en estas áreas naturales. “A partir de ahí se formalizó el uso de ese escenario”, dice.Por eso la creación de un turismo sostenible, que les sirva a las comunidades que sufrieron la guerra, es la tarea que se propone la estrategia de Turismo y Paz, del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo. Con ella se busca reactivar social y económicamente a 100 municipios de 26 departamentos. Sin embargo, los desafíos ambientales, culturales y económicos son enormes. Porque esta actividad puede irrigar recursos a muchas familias, pero, si no se hace bien, también puede causarles enorme daño a los territorios. El turismo del posconflicto también tiene desafíos en materia de infraestructura, especialmente en la urgencia de adecuar vías terciarias, puestos de salud y de bomberos, además de las propiamente relacionadas con los servicios de viajes como guías, hoteles, transporte, gastronomía etcétera. A eso se suma la necesidad de un refuerzo a las autoridades ambientales en constante vigilancia, y la formalización de los operadores. Solo la combinación de estos factores hará del turismo una actividad sostenible.Le sugerimos: Radiografía: ¿en qué va el programa de reintegración en Colombia?Y esto no es una ilusión. Desde hace dos décadas, la Fundación San Cipriano, que agrupa a cerca de 500 personas, la mayoría de población afro que habita en el corregimiento de Córdoba, en Buenaventura (a dos horas de Cali), ha logrado beneficiarse y proteger 1.500 hectáreas de 8.500 que hacen parte de la reserva natural del río San Cipriano, que surte de agua al puerto. Los nativos hacen de guías, guardaparques, recolectan las basuras, vigilan que no haya extracción de material vegetal de la zona y hasta crearon una unidad para reproducir peces ornamentales. “El respeto a la naturaleza no riñe con un aprovechamiento sostenible de los recursos naturales”, dice Lida Riascos, su directora.Una pionera del turismo comunitario
Josefina Klinger le abrió camino a su comunidad vinculándola al ecoturismo en el Parque Nacional Natural Utría, en Nuquí, Chocó.SEMANA RURAL: ¿Cómo surgió la idea?Josefina Klinger : En mi pueblo ocurrió que la gente salió de las playas. Yo tenía miedo de que nos pasara lo que le pasó a la población anfitriona de Cartagena, que en algún momento fue dueña de los sitios estratégicos y los vendió. Entendí que el liderazgo no se decreta, sino que se asume y en 2008 cree Mano Cambiada.SEMANA RURAL: ¿Qué ha aportado su organización a Nuquí?J.K.: Hemos inspirado una posibilidad distinta a la política y al narcotráfico y hemos comprobado que el Estado está más cerca de lo que creemos. El turismo es una opción real para hacer empresa. Hoy recibimos 10.000 turistas al año.SEMANA RURAL: ¿Qué fue lo más difícil?J.K.: Que dejáramos de creernos que ser negro era estar en desventaja, y que nacer en un territorio y quedarse aquí era estar en un hueco. Nuestro verdadero valor está en lo que nos hace diferentes. SEMANA RURAL: ¿Cómo define su modelo?J.K.: Hacemos turismo consciente: si volvemos a Nuquí masivo, estamos matando a la gallina de los huevos de oro. Este es el momento para que los territorios definan a qué modelo le quieren apostar. Le recomendamos: Análisis: ¿cómo superar la crisis de educación en el campo colombiano?Las rutas de la Colombia desconocidaEstos son los tesoros naturales del país que el gobierno prioriza como destinos para conocer.26 municipios fueron elegidos como destinos piloto de los corredores 1) Camino Teyuna (Santa Marta); 2) Urabá-Darién (Antioquia y Chocó); 3) Mocoa y Valle de Sibundoy (Putumayo); 4) la sierra de la Macarena (Meta).
• 34 municipios serán impulsados como destinos emergentes, pues aunque no fueron escenario de la guerra, sí permanecieron escondidos por esta y hoy son potenciales turísticos.• 40 municipios quedaron ubicados como destinos posconflicto. Muchos tuvieron la presencia de las Farc y varios incluyen las actuales zonas veredales.• El Programa de Transformación Productiva del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo le apuesta al avistamiento de aves basado en que Colombia es el primer país en diversidad de aves (20 por ciento de las especies del mundo), superando las 1.900, y en que los turistas con este interés gastan en promedio entre 2.500 y 3.000 dólares por visita.• Para 2018 este ministerio tiene la meta de generar USD 6.000 millones en divisas por actividades turísticas; 300.000 nuevos empleos, 5 millones de visitantes extranjeros y 556 eventos jalonados del exterior. De excombatientes a guíasTureco es el emprendimiento turístico que desde 2016 lideran tres reintegrados que dejaron las filas de las AUC. Con sede en Bogotá, ofrecen paquetes turísticos a zonas inexploradas por la ocupación de grupos armados o con deficiente presencia estatal como La Victoria, una región esmeraldera de Boyacá, y San José del Guaviare.Estos emprendimientos tienden a multiplicarse en el futuro con la reincorporación de las Farc a la vida civil. Datos del censo socioeconómico de la Universidad Nacional muestran que el 24 por ciento de los 10.015 excombatientes que están en las zonas veredales tienen interés en participar en proyectos colectivos como guías turísticos en ecosistemas productivos y protegidos.Somos Semana Rural, conozca y siga nuestro proyecto en:Facebook: Semana RuralTwitter: @SemanaRuralInstagram: @semanarural