Colombia es el país con más madres solteras de todo el mundo. Se estima que por cada diez niños que nacen en el territorio nacional al menos ocho terminan siendo criados exclusivamente por sus mamás, tal como se desprende de un estudio de la Universidad de La Sabana, uno de los pocos realizados sobre el tema en el país en la última década. También enfrenta un crecimiento significativo durante los últimos tres años en materia de demandas por inasistencia alimentaria, en su gran mayoría contra los padres.
La cifra supera los 100.000. Según datos proporcionados por la Fiscalía General de la Nación, en 2020 se registraron 30.203 casos de inasistencia alimentaria, unos 83 por día. La tendencia aumentó en 2021, en plena pandemia, con 41.846 procesos de este tipo, mientras que en 2022 se interpusieron 30.069 denuncias. El número de 2023 cerró con una cifra que ronda igualmente los 40.000.
Los números también ponen de manifiesto que quienes más incumplen su deber de asistir económicamente a sus hijos son los hombres. Del total de casos, ellos representan el 86 por ciento, frente a un 7,72 por ciento de mujeres.
Es una realidad que demuestra que quienes se están quedando solas en el cuidado de los hijos son las madres, muchas de ellas adolescentes. Una tasa que también ha crecido y es una de las más altas en Latinoamérica: alrededor del 18 por ciento de los bebés que nacen en el país tienen como madre a una mujer entre los 14 y 19 años, como lo indican cifras recogidas por Planned Parenthood Global, una organización que lidera el movimiento Son Niñas, No Madres.
El panorama es aún más complejo: pese a que la inasistencia alimentaria es un delito que se castiga con penas de hasta tres años, son pocos los que terminan condenados o presos. El cálculo apunta a que poco más de 10 se encuentran en prisión y unos 850 cumplen su condena en domiciliaria. De acuerdo con la Fiscalía, del total de noticias criminales (demandas) entre 2010 y 2020, únicamente 16.044 tuvieron una condena, es decir, el 2,14 por ciento. El gran grueso se quedó o se encuentra en etapa de indagación, con 643.131 casos, que representan un 86 por ciento.
Carolina Urda lo vivió en carne propia: siendo una estudiante de Derecho en Medellín, terminó embarazada de un hombre mucho mayor que ella y que no quiso responder por su hija, ahora una niña de 9 años. Su mundo se partió en dos: tuvo que dejar de estudiar para dedicarse por completo a cuidar de su embarazo, pues su bebé corría el riesgo de nacer con una malformación.
Tocó en ese momento todas las puertas que pudo: Comisarías y Juzgados de Familia, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) y hasta exigió una prueba de amniocentesis, que consiste en retirar una pequeña cantidad de líquido del saco que rodea al bebé en el útero y así demostrar la paternidad que le estaba siendo negada a la menor. Pero este procedimiento en Colombia aún no está regulado cuando se solicita antes del nacimiento del bebé.
Presa de la angustia, se estrellaba siempre con la misma respuesta. No le daban citas, no atendían su caso. Esta realidad la impulsó a crear la Fundación Madres Solteras Colombia, la única de su tipo en el país, que agrupa a unas 2.200 mujeres, una legión que se levanta cada día para hacer de mamá y papá en sus casas.
“En mi caso, me la pasaba de juzgado en juzgado. Me tocó asumir sola la responsabilidad, y mi mamá, madre soltera también, era quien me ayudaba. Los ginecobstetras me decían que mejor abortara, pero por mis principios cristianos eso nunca fue opción. Entonces, le pedí a Dios un milagro: que mi hija naciera perfecta. Si eso pasaba, me dedicaría a trabajar por las mujeres en la misma situación para que no se sintieran tan solas y desprotegidas como lo estuve yo”, relata Carolina.
Diez años después de la llegada de María Ángel, su hija, Carolina cuenta con tristeza que la realidad ha cambiado poco en el país para las madres: “Las Comisarías de Familia viven congestionadas y pueden pasar meses para que te den una cita. Al Estado le ha quedado grande la tarea de brindar ayuda psicosocial y jurídica a las madres que buscan que los padres respondan. Es como si rogaran por algo que vulnera los derechos no solo de ellas, sino, lo más preocupante, de millones de niños”.
Para la directora de Madres Solteras Colombia, inquieta, además, que buena parte de quienes deben asumir en soledad la crianza de sus hijos “son mujeres que no tienen ni un bachillerato siquiera. En la Fundación, ellas representan el 90 por ciento. Porque la realidad de la mayoría es que la maternidad trunca las posibilidades de estudiar y ascender social y económicamente”, señala Carolina, que “a punta de becas” logró convertirse en abogada.
La también abogada Yadira Alarcón, directora de la Especialización en Derecho de Familia de la Universidad Javeriana de Bogotá, relata que la situación es grave y se expresa en dos vías: hombres que no asumen la paternidad desde el reconocimiento de sus hijos en el registro civil, y otros que, pese a reconocerlos en ese documento legal, no responden económicamente. Son solo padres en el papel.
Lo contemplado en el artículo 233 del Código Penal es que la inasistencia alimentaria se considera como un delito que deberá pagarse con cárcel de uno a tres años y multas de 10 a 20 salarios mínimos. La pena puede ser mayor en caso de que se cometa contra un menor de 14 años.
Sin embargo, “en un momento dado, el país vio con impotencia que los recursos legales existentes se quedaban cortos para contener la situación. Por eso, en 2021 nació el Redam, Registro de Deudores Alimentarios Morosos, diseñado para reportar a aquellos padres que no cumplen con su cuota alimentaria”, explica la experta.
Aparecer en ese registro expone al padre irresponsable a estar reportado en centrales de riesgo o quedar inhabilitado para aspirar a cargos públicos. Además, perder derechos paternos, como no ser tenido en cuenta al momento de otorgar permisos para que los hijos salgan del país.
Para la terapeuta familiar Inés Sánchez Buitrago, que ha asesorado durante más de 15 años a entidades como el ICBF, detrás de esta compleja realidad se esconde una idea que ha hecho carrera equivocadamente en sociedades machistas como la colombiana: los padres no son tan necesarios en la crianza de los hijos.
“En Colombia, la conmemoración del Día del Padre es agridulce: este es un país de padres ausentes, de hijos que nunca llegan a conocerlos o que ven esta figura solo como un hombre que manda un dinero cada mes, a veces por cifras ridículas, como 50.000 pesos, que no alcanzan para cubrir las necesidades básicas de un niño”, se lamenta la psicóloga.
Y subraya que al país debe preocuparle el número creciente de mujeres que deben acudir a pruebas de ADN para obligar a los padres a responder: “Lo triste es que de cada diez que se practican solo tres salen negativas. Pensémoslo de otro modo: siete de cada diez hombres niegan ser los responsables de un hijo que concibieron”. Sánchez cuenta que ha visto casos de mujeres que acuden a las autoridades buscando que los padres respondan, “y cuando uno investiga, tienen hijos regados por todas partes. Coleccionan hijos como coleccionar zapatos, y no se entiende la enorme responsabilidad que estos tienen en la crianza de los niños y el impacto de su presencia en la vida de ellos”.
Para Carolina, falta aún un largo camino para hacer de Colombia un país de padres más responsables. “Mientras tanto, a las madres solteras nos siguen estigmatizando y hasta negando trabajos, lo que hace que nuestra realidad sea mucho más dura”.