El departamento de Guaviare regala noticias inspiradoras. La Cooperativa Multiactiva Familias del Chiribiquete (Coomagua) ha obtenido un permiso único de la autoridad ambiental local, el CDA, para el aprovechamiento sostenible de seje y asaí.
Lo que hace que esta noticia sea aún más especial es que solo existía un permiso de este tipo en toda la región de Guaviare, convirtiendo a Coomagua en un faro de conservación y sostenibilidad.
Las 90 familias que forman parte de esta cooperativa no solo se han unido para preservar su tierra, sino que han encontrado formas innovadoras de aprovecharla sin destruirla. Durante los próximos diez años, estas familias tienen la capacidad de transformar aproximadamente 4.000 toneladas anuales de asaí y seje, un logro que representa un paso significativo en la promoción de economías sostenibles en una región que ha enfrentado presiones constantes debido a la deforestación y modelos económicos insostenibles.
La historia de Coomagua no es solo un logro personal, sino que se puede representar como ejemplo de cómo las comunidades rurales pueden vivir del bosque y generar sostenibilidad sin dañarlo.
Ese viaje comenzó hace siete años, cuando un grupo de vecinos se reunió en busca de alternativas a las economías ilegales y a la ganadería extensiva, entendiendo que estos modelos no eran viables a largo plazo debido a la tala continua del bosque.
Con el tiempo, estos vecinos se organizaron en una asociación llamada El Capricho y luego se convirtieron en la cooperativa multiactiva Coomagua.
Uno de los pilares clave de su éxito fue el apoyo técnico de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS) en proyectos de forestería comunitaria.
La Fundación trabajó estrechamente con Coomagua, brindando apoyo técnico estratégico, realizando inventarios, censos y ofreciendo propuestas técnicas. Esto llevó a que hoy Coomagua cuente con dos permisos de aprovechamiento persistente, un hito significativo en la promoción de la conservación del bosque en la región.
Estos logros no habrían sido posibles sin la colaboración de socios cooperantes como GEF Corazón de la Amazonía y el Instituto SINCHI, cuyos insumos contribuyeron a los planes de manejo de Coomagua.
Además, la cooperación de la Embajada de Noruega y el programa Amazonía Mía han respaldado este proceso y han fortalecido la visión de que los productos no maderables del bosque sean parte integral de las actividades económicas de las familias.
La comunidad de Coomagua no planea detenerse aquí. Continuarán fortaleciendo sus capacidades para garantizar que este aprovechamiento sostenible sea exitoso y pueda replicarse en otras familias de la región.
La logística y el montaje técnico son pasos fundamentales que deben llevarse a cabo para que las cosechas de asaí y seje puedan transformarse y comercializarse con éxito.
En la actualidad, las 90 familias involucradas en estos permisos estiman que pueden comercializar unas 4.000 toneladas de estos frutos por año. La visión de todas las familias de Coomagua es que los productos no maderables se conviertan en una parte integral de sus actividades económicas, generando rentabilidad y valor a su bosque en pie.
El reconocimiento de Coomagua no solo es un impacto positivo en la economía de la región, sino que se erige como un testimonio elocuente de cómo las comunidades pueden forjar un futuro sostenible alineado con la preservación de sus riquezas naturales.
Este hito, obtenido con tenacidad y el apoyo técnico necesario, no solo destaca la posibilidad de convivir armoniosamente con el entorno natural, sino que revela una fórmula para la creación de economías sostenibles que trascienden las limitaciones temporales y dan como resultado la protección de 8.000 hectáreas de una naturaleza exuberante en pro de la comunidad.