Por años, la existencia de un testigo misterioso capaz de confirmar la forma en que desaparecieron por lo menos once personas del Palacio de Justicia dio vueltas en los estrados judiciales. Versiones contradictorias sobre sus testimonios salieron a la luz y rápidamente llenaron de intriga las investigaciones del holocausto. Édgar Villamizar fue un cabo que en el año 2007 le dijo a la justicia que vio vivos a varios de los desaparecidos del Palacio en la Escuela de Caballería y que oyó al coronel Plazas decir: "¡Cuelguen a esos h.p.!". Esta versión se la entregó a la exfiscal Ángela María Buitrago en una jornada judicial realizada en la misma escuela. En contexto: Entender la toma del Palacio de Justicia para no olvidarCuatro años más tarde, en el 2011, en una declaración rendida ante la Procuraduría Villamizar dijo que no estuvo en Bogotá cuando ocurrió la violenta toma, y que no conoce al coronel Alfonso Plazas. "Si nunca lo he visto personalmente, pues menos lo escuché dando instrucciones para torturar a guerrilleros sacados del Palacio", dijo en declaraciones a medios de comunicación.  "No sé por qué aparecí en esa declaración, eso me acabó con la vida, me quedé sin familia y no tengo trabajo; cuando voy a pedir puesto me dicen que si yo soy el que traicionó al coronel Plazas", manifestó Villamizar en su nueva versión. El testigo murió dejando en la justicia dos declaraciones contradictorias que llenaron de intriga uno de los casos judiciales más controvertidos de la historia. Las versiones dieron muchas vueltas en la justicia hasta que finalmente fueron desestimadas por la Corte Suprema de Justicia, tribunal que se negó a tenerlas en cuenta en la sentencia absolutoria proferida en favor del coronel (r.) Alfonso Plazas Vega. En dicha decisión, los magistrados aseguraron que la declaración del 2007 Édgar Villamizar Espinel evidentemente sí se practicó, pero no le confirió crédito alguno por no encontrar medios de convicción que permitieran corroborarla.Esta conclusión es ahora la base para quitarle un peso de encima a Ángela María Buitrago, la exfiscal del caso Plazas Vega, y al procurador Henry Francisco Bustos Alba. Ambos habían sido denunciados por el coronel (r) por el delito de falsedad ideológica en documento público supuestamente por haber manipulado el testimonio de una persona que se presentó como el cabo Édgar Villamizar Espinel en el 2007.Al respecto la corte concluye que aunque pudieron ocurrir desaciertos en la toma de declaraciones ello no implica que el testigo no hubiera comparecido. Para descartar cualquier responsabilidad de la exfiscal, los magistrados recogen una entrevista de Pablo Enrique Vásquez Herrera, la cual rindió el 16 de junio de 2011 y menciona haber coordinado una cita con el informante en la Biblioteca Luis Ángel Arango. En dicha cita, Villamizar aseguró tener conocimiento de los hechos y elaboró unos croquis sobre los lugares de la Escuela de Caballería en  donde supuestamente estarían los cuerpos de los desaparecidos. Le recomendamos: Palacio de Justicia: después de 30 años entregan los restos de Cristina Guarín También explicó cómo el ingreso de Villamizar a las instalaciones de la Escuela de Caballería se produjo en un vehículo Vitara del CTI, después se dirigió a los sitios donde supuestamente se hallaban los cuerpos y procedió a rendir la declaración la cual se tomó en una buseta. Vásquez le dijo a los investigadores que todos los que estaban presentes firmaron el acta y ninguno se percató del error en el apellido del testigo. Esta versión es confirmada por tres funcionarios de la Fiscalía -Diego Alejandro Casallas Fernández, Pedro Yimi Cortés Manrique y Efrén González Rodríguez- quienes aseguran que sí existieron las reuniones previas y su comparecencia en la Escuela de Caballería. El fiscal auxiliar José Darío Cediel Serrano también reconoce las circunstancias en que se tomó la declaración.  Cuando la exfiscal Buitrago fue interrogada explicó cuáles fueron las razones que la motivaron la orden de imprimir la última hoja de la declaración de Villamizar para volver a suscribirla. Reitera que ninguno de los asistentes se percató del error en el nombre de la firma. "Observa la corte que independientemente de los aciertos o desaciertos en que hubiesen podido incurrir los funcionarios de la Fiscalía y el Ministerio sometidos a investigación, antes, durante y después de la recepción de la declaración del señor Édgar Villamizar Espinel en las instalaciones de la Escuela de Caballería el primero de agosto de 2007, lo cierto del caso es que está demostrado que el referido testigo sí compareció y declaró en los términos consignados en el acta que voluntariamente firmó", dice la Corte Suprema de Justicia. El día de la visita de Villamizar a la Escuela de Caballería se tomaron fotografías en sitios que el testigo señaló como los lugares en donde habían enterrado a los desaparecidos del Palacio. Un fotógrafo, Efrén González Rodríguez fue enfático en decir que tomó fotografías de los puntos indicados por el testigo pero no registró la anatomía de éste. Hubo excavaciones al día siguiente, pero esto ocurrió cuando el  testigo ya había abandonado las instalaciones.Puede leer: El interrogatorio reservado que Betancur respondió sobre la toma del Palacio de Justicia La corte también encuentra que las inconsistencias en el lugar de nacimiento de Villamizar tampoco pueden ser tenidas en cuenta como evidencia relevante. Advierte que si bien en el acta de declaración aparece como nacido en Pamplona, en su cédula de ciudadanía registra como oriundo de Cúcuta y en el registro civil figura como nacido en Tibú, Norte de Santander. "Es el testigo quien omitió brindar certeza sobre dichos aspectos que a la postre resultan irrelevantes", concluyó la corte.  De este modo, para la corte, si efectivamente Villamizar sí compareció en el 2007 los señalamientos contra la exfiscal y el procurador caen "en el más absoluto vacío", dando lugar a declarar la preclusión. Buitrago y Bustos también fueron denunciados por el delito de prevaricato por acción, al respecto la corte indica que si "no se prefabricó la prueba" es claro que el prevaricato por dicho motivo queda automáticamente sin sustento.