En octubre de 2018, el robo de una cadena de oro en Belgrano (Argentina) ocupó las principales páginas policiales de los medios de comunicación de ese país. Lo que parecía un simple hurto realizado por un “motochoro” dejó al descubierto una nueva modalidad delictiva.
La justicia argentina no sabía cómo debía actuar frente a la situación y detrás del hecho había una organización criminal comandada por un colombiano.
Estos atracadores de alto nivel sembraron el miedo y la zozobra con los robos exprés. Con el fin de gozar de toda la impunidad posible, utilizaban motos, celulares y hasta armas “prestadas o alquiladas”, que estaban a nombre de personas que no tenían ningún tipo de antecedentes judiciales o eran ajenas al delito. De esta forma, las autoridades se veían obligadas a devolver los elementos incautados.
Parecían delitos menores y aunque los realizaban en cadena, el ladrón salía bajo fianza o con la simple firma de un compromiso. Pocas horas después seguía haciendo de las suyas con las mismas motos, carros, armas y celulares.
De nada servían los reclamos de la Fiscalía que exigía que los colombianos, que eran dueños de la flota de vehículos y los prestaban para que se ejecutaran todo tipo de acciones ilegales, también fueran vinculados y tratados como cómplices.
La sorpresa e indignación de los policías era mayúscula cuando los “dueños” se presentaban ante las estaciones para reclamar los vehículos aduciendo que no tenían nada que ver. Esto pese a que, coincidencialmente, todos los vehículos que estaban a su nombre habían participado en las actividades delincuenciales.
SEMANA revela el expediente completo de Brayan Yesid Canter Pulido, el cerebro de esta organización y quien perdió la cuenta de las veces que entró y salió de las cárceles argentinas.
Habilidoso motociclista
Por años, el hombre le hizo el quite a las autoridades judiciales cometiendo todo tipo de robos junto con su cómplice, Brian Eduardo de la Cruz Escobar.
Su habilidad para manejar moto y cometer hurtos es solo comparable con su capacidad para hacerle el quite a la justicia. En 2019, cuando conoció que iba a ser vinculado formalmente a un proceso judicial por todas sus actividades delictivas, se voló, esta vez para Colombia, donde también tiene procesos pendientes por hurto, lesiones personales y homicidio.
Nuevamente hizo una de sus jugadas, pues por los procesos pendientes en el país no podía ser extraditado a Argentina, como lo reclamaba el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional.
Los robos por los que estaban vinculados tenían otro común denominador, sus víctimas eran mujeres de edad avanzada, totalmente vulnerables. “Se trasladaban en ellos (motos y carros) con el objeto de seguir e interceptar a las víctimas, abordarlas, y procurar la rápida fuga del lugar de los hechos una vez desapoderadas de sus bienes”.
El caso llegó a la Corte Suprema de Justicia que, pese a los argumentos de la defensa de Canter Pulido, dio concepto favorable a su extradición para que regrese a Argentina y responda por fin a la justicia de ese país, de la cual se burló una y otra vez.
“Como los hechos imputados a Brayan Yesid Canter Pulido, fundantes del pedido de extradición, sucedieron conforme a la documentación aportada por el país requirente entre el 17 de mayo de 2018 y el 5 de junio de 2019, el término de prescripción no ha concluido”, señaló la Corte Suprema al aceptar la extradición, de la que no se pudo salvar en esta ocasión.
La decisión convierte a Canter Pulido en el primer colombiano en ser extraditado a Argentina para que responda por este tipo de cargos; un delincuente que hizo de las suyas una y otra vez, pero que parecía un simple ladronzuelo. Metió muchos goles a la justicia del país austral, pero terminó perdiendo.