En una verdadera incógnita se convirtió el paradero de una embarcación que zarpó el pasado 21 de octubre de 2023 desde San Andrés, con destino a Nicaragua, con 38 personas a bordo, 35 de ellas venezolanas, quienes querían cumplir el sueño de llegar hasta los Estados Unidos en busca de una mejor calidad de vida.
Ya se completa más de un mes desde que la embarcación salió desde aguas colombianas con destino hacia la costa del país centroamericano, pero estas 38 personas nunca llegaron a su destino y, desde ese día, sus familiares no saben absolutamente nada de ellos, y cada día que pasa la angustia se apodera de ellos.
Estas 38 personas abordaron una lancha identificada como IAS II, que partió desde el sector El Cove, en San Andrés, con destino a Nicaragua, a las 8:15 de la noche del pasado 21 de octubre, pero a la embarcación se le perdió el rastro por completo.
Lo más preocupante es que, dentro de estas 38 personas, iban 17 menores de edad, incluido un bebé de tres meses, además de una mujer con ocho meses de embarazo.
Desde el primer momento en el que los familiares de estos 35 venezolanos dejaron de tener contacto con sus seres queridos, empezaron a denunciar la desaparición ante las autoridades, y aunque la Armada de Colombia adelantó las labores de búsqueda, 40 días después aún no hay rastro de ninguno de ellos.
“No creemos que haya sido un naufragio”
Tras varios días sin éxito, las autoridades suspendieron las labores de búsqueda, y una de las hipótesis que tomó fuerza fue la de un posible naufragio; sin embargo, los familiares de estos migrantes se niegan a aceptar esta posibilidad.
En diálogo con SEMANA, algunos familiares de las personas desaparecidas aseguraron que las últimas comunicaciones con sus seres queridos se hicieron sobre la hora en la que partió la lancha desde El Cove, en San Andrés, hacia Corn Island, en Nicaragua, y aunque los celulares dejaron de tener señal, advierten que minutos después e incluso días, el WhatsApp y las redes sociales de sus familiares estuvieron activos.
“Si en realidad hubiera sucedido un naufragio, ¿por qué los celulares estuvieron funcionando cuatro o cinco días después de que partió la embarcación? Se supone que en un naufragio lo primero que se dañan son los celulares, pero con ellos no sucedió así”, dijo Yolmedi Karina Gómez, familiar de varios migrantes embarcados en la lancha.
La hipótesis más latente entre todas estas familias es que sus seres queridos fueron secuestrados. “Tenemos la corazonada de que están vivos, creemos que están secuestrados, aunque no sabemos dónde los tienen. No se imagina la angustia que tenemos”, agregó Gómez.
La ruta para muchos de estos migrantes inició incluso desde Venezuela. Algunos salieron desde sus ciudades de origen en el país vecino en bus con dirección hacia Cúcuta, en Norte de Santander, y desde allí partían en avión hasta San Andrés, y una vez en el archipiélago, debían tomar una lancha con destino a Corn Island, en Nicaragua.
La ruta San Andrés-Nicaragua, obviamente, se trata de una ruta ilegal a la que muchos migrantes acuden como medio para poder cumplir el sueño de llegar a los Estados Unidos. Varios de los venezolanos que se embarcaron en lancha identificada como IAS II lo hicieron por recomendación de algunos de sus familiares o amigos que ya se encuentran residiendo en Norteamérica.
“Esta ruta desde San Andrés a Nicaragua era una forma de evadir el paso por el Tapón del Darién, que es supremamente peligroso, y tenemos personas a quienes todo les salió muy bien, por eso nos negamos a creer que haya sido un naufragio, porque si en realidad fue así, ¿dónde están los cuerpos?”, dijo Gómez.
SEMANA conoció que ante la negativa de las autoridades en San Andrés de seguir con la búsqueda y de adelantar las investigaciones por la desaparición, ante la posibilidad de un secuestro, los familiares de estos 38 migrantes se reunieron con la procuradora general de la Nación, Margarita Cabello, para pedirle ayuda.
Así mismo, estos familiares enviaron una carta dirigida al presidente de la República, Gustavo Petro, pidiéndole ayuda para poder dar fin a esta angustiante situación.
Los familiares aseguran que tienen todas las pruebas necesarias para demostrar que sus seres queridos en realidad fueron secuestrados y esperan ser escuchados por las autoridades.