Sobre las 7:40 p. m. del sábado 26 de marzo, las ambulancias empezaron a llegar al hospital de Meissen, este es el centro de salud más cercano al CAI de la Policía en Arborizadora Alta, 15 minutos de recorrido y 6 kilómetros de distancia separan el lugar del caos que generaron las disidencias de las Farc al activar un artefacto explosivo, el hospital concentraba a decenas de familias que llegaban con sus seres queridos heridos.

Manuel Martínez estaba trabajando en uno de los supermercados que administra cuando, en una llamada, una paramédica le alertó que sus dos hermanos, de 12 y 9 años de edad, iban en una de las ambulancias. Sin pensarlo dos veces corrió a la sala de urgencias, “Eso fue como una historia de terror”, dice en diálogo con SEMANA.

Mientras atendían a los pacientes él veía niños sangrando, mamás lloraban angustiadas y familiares preguntaban qué pasaba. Antes de las ocho de la noche vio llegar a un niño que sangraba demasiado, “su camisita estaba empapada. Es la peor de todas las imágenes de esa noche, por su boca salía sangre”, Martínez dice que luego se enteró de que se trataba de Daniel Duque, el niño de 12 años que murió horas más tarde tras salir de una cirugía.

Procesión por Salomé Rangel y Daniel Duque Buitrago y el rechazo a la violencia. Atentado CAI de Arborizadora Alta | Foto: Guillermo Torres Reina

“Estábamos todos ahí cuándo la mamá se enteró”, asegura que a partir de ese momento la tensión se incrementó. En el lugar había varios menores de edad y los padres temían que sus pequeños también tuvieran heridas de gravedad. Entendieron que lo que sucedió y sacudió todo su barrio en segundos, era de gran relevancia cuando por la puerta del hospital se vio cruzar a la alcaldesa de Bogotá, Claudia López. Empezó a hacer un recorrido por el lugar, a tomar la mano de los pequeños a mostrar que realmente importaban.

En ese momento, la pequeña Salomé de cinco años estaba en ese hospital Meissen, todos hablaban del fuerte golpe que había recibido en la cabeza y que necesitaba una remisión a otro centro de salud. “Veíamos correr médicos y enfermeros. Mis vecinos llegaban con esquirlas por todo su cuerpo”, recuerda el joven que cada vez que entraba alguien se reconocían porque era la señora de la tienda, o la de la clínica del vestido, o el que sacaba el perro a pasear. “Uno escuchaba: vecino, ¿usted cómo está?

Procesión por Salomé Rangel y Daniel Duque Buitrago y el rechazo a la violencia. Atentado CAI de Arborizadora Alta | Foto: Guillermo Torres Reina

Nadie se quería retirar de la camilla del ser amado, hasta que poco a poco los fueron sacando para tratar de controlar el caos. Martínez estuvo hasta las cuatro de la mañana y quedó su mamá al tanto de tres familiares, aparte de los dos menores, su esposo. El atentado terrorista no tuvo reparos en afectar familias enteras.

Según reportó la secretaría de salud, esa noche se atendieron 35 personas (33 civiles y dos policías), de los cuales 17 no requirieron hospitalización y los otros 17 necesitaron atención médica adicional. No solo el Hospital de Meissen atendió heridos, las IPS que atendieron a los heridos fueron las Unidades de Servicios en Salud del Hospital San Blas, El Tunal, el Centro Médico Colsubsidio Quiroga, la Clínica Medical.

Los familiares de Martínez ya fueron dados de alta, pese a que aún presentan afectaciones, el niño de 9 años tiene esquirlas en su pierna, el niño de 12 está aturdido y con fuerte dolor en sus oídos y el adulto tiene más de 30 puntos.

“Cada vez que recuerdo esa escena de personas con elementos incrustados en sus cuerpos, no puedo contener las lágrimas. Era una escena de horror”, puntualiza el joven.