En la capital del país se llevó a cabo la cuarta versión de la Marcha de la vida, en la que cientos de personas que hacen parte de la comunidad judía en Bogotá, así como descendientes y familiares del Holocausto de la Segunda Guerra Mundial, entre otros participantes, se encontraron en la Plaza de Bolívar para conmemorar a las víctimas de este hecho histórico.
Alrededor de 4.000 personas hicieron parte del acto que contó con la presencia del embajador de Israel en Colombia, Gali Dagan; el embajador de Polonia, Pawel Wozny; además de representantes de la Confederación de Comunidades Judías en Colombia, y el Gran Rabino Alfredo Goldschmidt.
La cita, que se cumplió este domingo, tuvo como principal objetivo una conmemoración a las víctimas del Holocausto, así como recodar el rechazo hacia las expresiones de odio por raza, fe o costumbres que se vienen presentando desde hace siglos, y que en este caso en particular, acabaron con millones de personas de una misma nación y credo.
“Hoy recordamos a seis millones de personas hombres y mujeres, ancianos y niños que, solo por ser judíos, fueron perseguidos, torturados y finalmente asesinados”, comenzó diciendo Gali Dagan, embajador de Israel en Colombia.
“Un tercio de nuestra comunidad judía en esa época fue destruido. La Shoá, el Holocausto, marcó un hito en la historia de la humanidad pues reveló el potencial de la maldad del hombre y la capacidad del ser humano de comentar asesinatos a gran escala en nombre de una ideología”, añadió Dagan.
Y recalcó: “Nuestro deber es no minimizar su impacto y mucho menos negarlo o compararlo con otros terribles crímenes de la historia”, haciendo hincapié en una de las premisas que se ha mantenido por parte de la comunidad internacional con respecto a la tragedia vivida por los judíos.
En medio de las intervenciones, el embajador de Polinia en el país recalcó que la marcha en sí era un acto de “esperanza”, puesto que el recordatorio del hecho también era un llamado a evitar que una tragedia de tal magnitud volviera a producirse en el mundo.
“Me siento honrado de participar en este acto tan importante de conmemorar a las víctimas del holocausto más grave en la historia de la humanidad. Pero esto también es un acto de esperanza en el que profesamos que no queremos repetir esos hechos atroces, que estamos dispuestos a reconciliar, pero no olvidar”, afirmó Pawel Wozny, embajador de Polonia en Colombia.
Otra de las personas que estuvo presente, como parte del comité organizador, fue el director de Asuntos Hispanos de Combat Antisemitism Movement (CAM, por sus siglas en inglés), Shay Salamon, quien resaltó la importancia del evento e indicó que esta tradición debería pasar a las nuevas generaciones.
“Todos tenemos la responsabilidad y obligación de luchar contra cualquier hecho de odio porque lo que comienza con el judío no termina con el judío… Debemos mostrar a las generaciones más jóvenes nuestro compromiso a través de la educación y la legislación, yendo al camino correcto, camino a la luz y a la paz”, recalcó Salamon.
Es de recalcar que la Marcha de la vida comenzó a celebrarse en Colombia desde 2017. Sin embargo, esta tuvo origen en Tubingen, Alemania, en 2007. Y, dos años más tarde, ya se estaba desarrollando en Estados Unidos. Desde 2010 comenzó a replicarse en Perú, Bolivia, Paraguay, Ecuador, República Dominicana y Colombia, entre otras regiones de Latinoamérica.
En el país, la Marcha de la Vida es organizada por la Kehilat Yovel, una comunidad mesiánica y sus pastores Raúl Rubio y Viviana Valbuena, sin embargo, el Ministerio Roka, la Keren Kayemet Colombia, la CAM, entre otras organizaciones también apoyan la iniciativa.
El evento, que también se desarrolló paralelamente en 114 países al rededor del mundo, cerró en Bogotá con la entrega de unos árboles a los familiares de la comunidad judía, en conmemoración de la vida: “Queremos entregar un regalo que significa vida y esperanza”, señaló el pastor William Arana, del ministerio Roka.