Un comunicado del colegio electoral anunció que el humo blanco saldrá del aula máxima de la Universidad del Rosario el próximo 9 de octubre. Esa es la fecha en la que, según el documento, firmado por el secretario general del claustro, se convoca a la “sesión pública de elección a la cual se invita a toda la comunidad rosarista”. La ceremonia será realizada después de ofrecer una misa en la capilla de la Bordadita del claustro y comenzará a las 2 de la tarde. La universidad abrió un registro para asistir presencialmente, que se llenó a las pocas horas. La atención de la comunidad es total.
La elección que culmina este miércoles es, quizás, una de las más controvertidas de la historia reciente. Y, por esa misma razón, tiene todos los ojos encima. Sucedió a destiempo cuando el pasado 18 de abril, la consiliatura (una especie de junta directiva de la universidad) decidió desvincular del cargo al entonces rector, José Alejandro Cheyne, tras dos semanas de intensa polémica y debate sobre su gestión.
Desde ese entonces, fue designado en su reemplazo a quien fungía como vicerrector, el médico Gustavo Quintero. El cirujano había estado al frente de la facultad de medicina por casi 10 años y muchos le atribuían a su gestión el crecimiento en el número de estudiantes y el fortalecimiento de los programas en las ciencias de la salud. Quintero tenía en este periodo de transición una misión esencial: convocar al colegio electoral, cosa que hizo el pasado 29 de abril, apenas una semana después de la salida de Cheyne.
El Rosario tiene una particular y antiquísima forma de elección que data de hace 365 años. Está conformado por cinco consiliarios y 15 colegiales. Los primeros son elegidos por un cuerpo electoral compuesto por el rector y los colegiales para un periodo de cuatro años. Y los colegiales son, a su vez, nombrados por los consiliarios y el rector. Este mecanismo, que había sido orgullo del claustro en toda su historia, se pone a prueba en esta elección, pues uno de los puntos que ocasionó la salida de Cheyne fue el supuesto abuso de este sistema de “yo te elijo, tú me eliges” con el que un sector la comunidad estudiantil, entre ellos muchos profesores, ya no están de acuerdo.
El sistema está consagrado en las constituciones, que son las reglas bajo las cuales se rige la universidad y que fueron escritas por el fundador, Fray Cristobal de Torres. Allí también está estipulado que el proceso se lleva bajo reserva, otro tema que ha despertado críticas en un sector de la comunidad que cree que, ante la magnitud de la discusión que se generó en abril, habría sido mejor hacer una elección pública que permitiera mayor transparencia.
En el trasfondo hay algo mucho más grande y es la crítica abierta del Gobierno Petro a la forma como se eligen los directivos de las universidades privadas. De hecho, en el Congreso cursa un proyecto de ley estatutaria que impediría que los centros de educación superior, como el Rosario, elijan de esta manera. “El gobierno y la gestión de la educación deberán ser democráticos, participativos, pluralistas y directos, acordes con la regulación aplicable. Los establecimientos educativos e instituciones de educación superior garantizarán la participación real y efectiva de los sujetos integrantes de la comunidad educativa para la toma de decisiones”, expone el literal ‘S’ del mencionado proyecto que ha desatado enormes críticas de rectores de diferentes universidades, que han dicho abiertamente que esa es una intervención indebida del gobierno en la autonomía universitaria. La asociación que los representa, Ascún, también se ha manifestado en contra de algunas disposiciones del proyecto.
En el Rosario esa discusión no ha sido ajena. Cuando se comenzó a cuestionar la gestión de Cheyne, el ministerio de Educación planteó una visita de inspección y vigilancia. La universidad recibió a un grupo de esa entidad durante dos días y respondió a casi medio centenar de peticiones y cuestionamientos. El informe final que le entregaron de vuelta al claustro tenía 76 hallazgos, muchos de ellos financieros. Pero uno de los temas que se criticó fue el sistema de elección basado en colegiales y consiliarios.
La elección de un rector en el Rosario siempre ha estado llena de presiones internas, pero pocas veces se había vivido una situación tan tensionante como este año. El proceso se llevó con prudencia y ninguno de los nombres de los candidatos se ha filtrado. El colegio elector apenas emitió a finales de agosto un comunicado contando escuetamente que “se recibió la postulación de treinta y cuatro (34) personas —de las cuales nueve (9) corresponden a mujeres y veinticinco (25) a hombres—. Estas candidaturas serán consideradas en igualdad de condiciones, independientemente del número de postulaciones que haya recibido cada candidato(a)”.
En esa comunicación, se advirtió que los nombres de quienes aspiran a liderar la universidad nunca se pondrían al público. “La lista de postulaciones se mantendrá bajo la reserva del Colegio Elector”, señalaron en su momento. Hasta ahora, no se conoce tampoco que si el colegio elector llamó a los aspirantes a entrevista.
Ante esto, los consejos estudiantiles ya hicieron un pronunciamiento. Aseguran que en busca de la “transparencia y claridad en el proceso de elección de rectoría”, van a recopilar en estos días las inquietudes de la comunidad universitaria para hacérselas llegar al colegio elector antes de la sesión de votación.
El hecho de que la elección se realice esta semana tiene una razón de fondo. En la historia, los rectores del Rosario suelen ser consagrados el 24 de octubre, cuando se conmemora el día de la Virgen de la Bordadita, la patrona del Colegio Mayor, a quien está dedicada la capilla ubicada al costado suroriental del Claustro y donde se realizará la misa previa a la jornada electoral.
Las constituciones de la universidad tienen una regla. En el caso de que un rector deje su cargo antes de dos años del periodo en curso, como lo que sucedió con Cheyne, el nuevo rector llega solamente a terminar los dos años que faltan. Sin embargo, si esa elección se realiza posterior al 24 de octubre de este mes, el periodo comienza de cero y el rector que llegue asume los cuatro años. En ambos casos la persona que nombren tiene derecho a postularse a la reelección.
Todo está listo para que sea el primer escenario y el próximo rector pueda consagrarse el próximo 24 de octubre.