Luis Carlos Vélez: ¿Cómo ve el 2021 para la economía con la pandemia?
Alberto Bernal: Yo creo que este año va a ser de reactivación, especialmente porque en el mundo desarrollado los procesos de vacunación ya avanzan muy rápido con buenas expectativas. Eso va a incidir en los números de contagio y le va a dar más munición a la reactivación económica global. El 2021 va a tener buen viento de cola, es un año de mayores precios del petróleo, un dólar más débil, más actividad, más vuelos, más turismo. Es el año en el cual se comienza a normalizar el mundo.
L.C.V.: ¿Qué debería hacer el Gobierno para aprovechar esos vientos de cola?
A.B.: Considero que muchas de las cosas que se deberían estar haciendo se están haciendo. Le pongo un ejemplo: el director de crédito público de Nueva York emitió esta semana una serie de bonos de deuda externa. Emitió un bono al 2061; esto es un bono de 40 años en dólares con una tasa de interés baja. Lo que está haciendo el Ministerio de Hacienda es utilizar los altos niveles de liquidez que hay en el mundo para lograr fondear al Gobierno de Colombia a una tasa de interés mucho más baja comparado con lo que había antes. De aquí en adelante, 2021 es un año para aprovechar la reactivación de la economía, optimizar procesos, y en el que los colombianos podemos comprender mucho más lo importante que es tener empresas en el país.
L.C.V.: ¿Qué podría descarrilar la recuperación en el país?
A.B.: Dos situaciones. Una, tomar decisiones en las que no se tenga en cuenta la ciencia. Yo tengo confianza en el equipo del presidente Duque, no tanto en los grupos de trabajo de los diferentes alcaldes. Quiero pensar que no vamos a cometer el error de cerrar industrias por riesgo de contagio de la covid. Hay muchas maneras de mantener la bioseguridad sin cerrar industrias. Quiero pensar que no vamos a cometer errores como cerrar los comercios, y quiero pensar que no vamos a hacer una barbaridad como cerrar la aviación. Ese sería el peor error que podríamos cometer en Colombia. La evidencia es clarísima: este virus no se transmite en los aviones, o se transmite muy poco.
L.C.V.: Cuando dice que no confía en los equipos de los alcaldes, ¿me está hablando de Claudia López?
A.B.: Cuando Claudia López fue elegida, yo pensé que se había moderado un poco para ayudar al presidente y al país. Lo que he visto durante la pandemia me deja extremadamente mal impresionado. Yo pensaba que iba a ser diferente, pero lo que veo es una actitud de echarle la culpa a otras personas y de trabajar con una forma de ser obstaculizante para las cosas que necesita hacer Colombia, en vez de hacer trabajo articulado.
L.C.V.: En redes lo atacan constantemente por uribista. ¿Es usted uribista?
A.B.: Yo me considero un tipo agradecido. Recuerdo aún cuando me tocaba darme la bendición al salir de Bogotá o ir a algún lugar en las afueras para que no me fueran a secuestrar. Yo creo que uno tiene que ser agradecido y acordarse de cómo era Colombia antes de Álvaro Uribe, aún con sus fallas. Para mí, es un gran patriota que cambió el país y volvió a Colombia un lugar viable en términos económicos y sociales.
L.C.V.: Eso es ser uribista…
A.B.: Le cuento una cosa: el expresidente Uribe y yo no necesariamente estamos de acuerdo en muchas visiones económicas. Yo tengo una visión diferente sobre la participación del sector financiero en la economía; tengo una visión diferente sobre cómo debería ser el manejo de la tasa de cambio. Son visiones distintas desde posiciones de microeconomía. A nivel macro, lo que nos acerca es que el expresidente sí está convencido de que sin la participación del sector privado, no existe el desarrollo económico y social sostenido. El único sector que acaba con la pobreza de los países es el privado, y el expresidente entiende perfectamente eso. Le agradezco también que él estableció que la seguridad personal no es un tema de izquierda o de derecha. La seguridad del país, la posibilidad de que sus hijos o los míos puedan salir en la noche sin que los secuestren y que tengan la capacidad de tener una vida tranquila, eso es un bien social y no debe ser ni de derecha ni de izquierda.
L.C.V.: ¿El modelo económico de Colombia puede estar en duda en las próximas elecciones?
A.B.: Sin duda. Muchas personas jóvenes no han entendido los riesgos de esta visión progresista de la economía. Una de las cosas que más me preocupa es el empoderamiento de las nuevas generaciones. Usted y yo somos de una generación en la que no existía tanto el empoderamiento. Pertenecimos a una generación en la que éramos más agradecidos por la oportunidad de tener educación, de tener las cosas que teníamos. Las nuevas generaciones son mucho más empoderadas, y eso me preocupa porque le resta a la responsabilidad individual. Cuando eso pasa nos vamos a unos modelos económicos mucho más de izquierda, en los que todos sabemos en qué termina la premisa de que hay que quitarle a los ricos para entregarle a los pobres. Uno no acaba la pobreza acabando con los ricos. Eso lo sabemos porque lo hemos visto mil veces en la historia universal, pero, desafortunadamente, los péndulos se mueven y nos colocan en ese riesgo. Lo que más le pido a Dios es que los colombianos seamos lo suficientemente inteligentes para entender que tenemos que mantener unas premisas muy claras sobre la economía. La primera, sin el sector privado no hay nada. Segunda, no podemos subirles los impuestos a las empresas en Colombia. Tercera, no existe la posibilidad de que el sector público sea más eficiente que el sector privado en generar productos en la economía.
L.C.V.: Con esa respuesta lo van a calificar de extrema derecha…
A.B.: Eso me pasa muchísimo, pero es porque la gente no me conoce. Yo no tengo visiones de extrema derecha. Desde el punto de vista social, religioso y de las libertades individuales, soy lo más liberal del mundo. De hecho, me considero libertario. Estoy a favor del matrimonio entre homosexuales; estoy completamente de acuerdo con el derecho de las mujeres para escoger sobre su futuro. Mi visión sobre lo que la gente haga con su vida es libertaria. Pero tengo totalmente presente que sin empresas no salimos adelante. Personas como Elon Musk, Jeff Bezos, Arturo Calle, Luis Carlos Sarmiento Angulo, Simón Botero son extraordinarias, únicos. Son personas capaces de generar unas fortunas impresionantes, y eso no me produce malestar sino felicidad, porque entre más personas así tengamos, más cambia el país.
L.C.V.: ¿Le afecta que le den tan duro en redes?
A.B.: Me encanta. Me hace sentir que estoy logrando hacer una diferencia, porque cuando uno dice cosas en este mundo y generan cero reacción se llega a ser una persona irrelevante. Como dicen muchos intelectuales, lo importante no es que hablen mal de uno, sino que hablen de uno.
L.C.V.: ¿Es verdad que se barajó la posibilidad de que usted fuera a la junta del Banco de la República?
A.B.: Tuve el placer de conversar con el presidente Duque, a quien considero un amigo, un gran líder, y alguien que será recordado por la historia porque le tocó bailar con la más fea y lo ha hecho de una manera increíble. Él muy amablemente me hizo ese ofrecimiento, y me parece uno de los mayores honores que he tenido en mi vida, pero desafortunadamente no puedo tomar esa oportunidad, porque en este momento, en términos personales y familiares, me es imposible.
L.C.V.: ¿Usted pondría sus inversiones en Colombia?
A.B.: Ya tengo inversiones en Colombia, entre otras cosas porque lo primero que le enseñan a uno cuando estudia economía y finanzas es a diversificar. Si los colombianos hemos logrado sobrevivir tanto tiempo con una situación política y social tan difícil, si logramos sobrepasar una época tan traumática como la de Pablo Escobar o como cuando las Farc estuvieron a punto de tomarse el poder, eso significa que el pueblo colombiano es un pueblo con resiliencia. Es un pueblo que está hecho para salir adelante. Yo lo que veo de mi gente es que trabaja mucho, que es optimista, que quiere salir adelante y que entiende que, ante la adversidad, el único camino es salir adelante.
L.C.V.: ¿Le gustaría volver a trabajar en Colombia?
A.B.: Voy a volver a trabajar en Colombia, eso lo tengo clarísimo. Colombia es parte de mi sangre y tengo mucha pasión por mi país. Trabajando por fuera también le he ayudado mucho al país en términos de tratar de guiar inversión hacia Colombia y de vender una historia lo más certera posible en Nueva York, Londres y todos los centros financieros. n