El general en retiro Henry Torres Escalante reconoció ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) su responsabilidad en los falsos positivos que se presentaron en el departamento de Casanare mientras comandó la Brigada XVI del Ejército Nacional, entre diciembre de 2005 y julio de 2007.
“Mi intención como máximo responsable para las víctimas, para la población casanareña, de Boyacá, para la sociedad colombiana y ante la JEP, entendiendo que las consecuencias de estos delitos son muy graves, y teniendo en cuenta que se cometieron en contra de grupos vulnerables, mi reparación está encaminada en el reconocimiento del daño sufrido. Sus seres queridos nunca debieron ser asesinados, ninguno de ustedes merecía ese trato, ni ser víctimas de nuestras acciones delictivas”, manifestó el general en retiro en la audiencia de reconocimiento.
Por esto, manifestó que está comprometido a aportar a la verdad. ”Todos estos hechos nunca debieron haber sucedido y no se pueden repetir, y, por el contrario, trabajaré inalcanzablemente para reparar su dignidad y honra, así como la de sus seres queridos”.
El oficial en retiro reconoció claramente que ejerció presiones y resultados operacionales. “Dando prelación a las muertes en combate, me llevó a ser reiterativo en los programas diarios” en la exigencia de resultados operacionales. Durante su intervención, el general Torres Escalante aseguró que cayó ante las presiones que ejercía como comandante del Ejército el general Mario Montoya.
“En los programas diarios que él hacía, y era lo mismo que yo repetía en la Brigada, que eran las comparaciones, indiscutiblemente esas presiones se generaban cuando una unidad no tenía resultados operacionales o cuando llevaba tiempo sin combates, porque él (en referencia al general Montoya) decía que si había combates se debían reproducir resultados operacionales, y eso es relativamente lógico”, agregó ante las preguntas del magistrado.
“Entonces –agregó el general– para las unidades que ya empezaban a no reportar resultados operacionales o que tenían tiempo sin combates, existían los llamados de atención, amenazas de posibles relevos del mando, y en el Ejército un relevo del mando es considerado perder la carrera militar”.
Frente a lo mencionado por varios de sus subalternos, el general Torres Escalante indicó que en efecto en el marco de la presentación de resultados operacionales ante el comandante del Ejército Nacional lo más importante, por no decir lo único, eran las bajas en combate. Hecho por el cual ejerció diversas presiones para que mostraran resultados.
“Eran más importantes las muertes en combate. Ese era el punto que se revisaba. Pero dentro de los cuadros de la Brigada estaban las capturas y las desmovilizaciones”, manifestó el general en retiro al recordar cómo se presentaban los resultados de las operaciones.
El general, imputado por crímenes de guerra y de lesa humanidad, reconoció que en su calidad de comandante de la Brigada XVI impulsó el plan criminal que lo llevó a la presentación de 196 ejecuciones extrajudiciales en 141 eventos de resultados operacionales, de las cuales 138 fueron presentadas como no identificadas, entre el 15 de diciembre de 2005 y el 27 de mayo de 2007, por todas las unidades que tenía bajo su mando.
“Me di cuenta de la magnitud de mi responsabilidad al comando de la Brigada, esa irresponsabilidad con la que asumí muchas obligaciones, me limité a retransmitir las exigencias (...) los soltaba contra mis hombres, envenenándolos de esa necesidad de tener resultados”, precisó.
Igualmente, aceptó que (destinaron) 45 millones de pesos para que un grupo de subalternos cambiaran las versiones que habían entregado ante la justicia ordinaria para vincularlo con las ejecuciones extrajudiciales que se presentaron en la región.