Las Fuerzas Militares compartieron las primeras imágenes de los cuatro menores de edad que deambularon durante cuarenta días en la selva, luego de sobrevivir al colapso de la avioneta que los transportaba entre Araracuara y San José del Guaviare.
En la pantalla se observa a los niños que, según el informe de las autoridades, tienen alto grado de deshidratación y a esta hora son evacuados hacia la capital de Guaviare para una evaluación médica. Los socorristas afirmaron que los pequeños están fuera de peligro.
En primer momento los menores fueron abrigados con papeles especiales y alimentados por los soldados del Ejército Nacional y los indígenas que se habían sumado a su búsqueda desde hace un mes.
Los niños de 13, 9 y 4 años, y un bebé de 11 meses que cumplió un año en medio de la selva dejaron varias pistas que durante todo este tiempo fueron encontrando en la zona de búsqueda y que daban cuenta de todas sus hazañas durante el mes y más que estuvieron corriendo peligro en lo profundo de la oscuridad y la humedad de la jungla.
Los niños sobrevivieron comiendo frutos silvestres. El pasado 15 de mayo, el Ejército Nacional y un grupo de 8 indígenas que apoyaron en ese momento la búsqueda de sus cuerpos, encontraron el biberón del bebé y hasta unos cascos de maracuyá a la mitad, que habían sido ingeridos, al parecer, tan solo días antes.
El trágico accidente de la avioneta ocurrió en la selva virgen limítrofe entre Caquetá y Guaviare; en el hecho murieron el piloto, identificado como Hernando Murcia Morales; Herman Mendoza Hernández, quien era el director de la fundación de profesionales indígenas Yetara, y hasta la madre de los menores, Magdalena Mucutuy Valencia, de 33 años. Pero los niños, pese al impacto de la aeronave en el suelo y las condiciones de la zona, lograron sobrevivir.
Lo cierto es que en medio de la intensa lluvia de la selva los menores encontraron mecanismos de supervivencia o bien se los idearon; las pistas de ello fue un paquete de moñas de cabello y hasta una tijera hallada también en la zona.
“Sí, es cierto. El mismo indígena que los encontró nos llamó para darnos la buena noticia (...) Sentimos una alegría inmensa”. Así le relató a SEMANA el tío de los niños.
Con voz entrecortada, Fidencio, el tío de los menores, confirmó que quien encontró a los niños llamó directamente a sus familiares para contarles la noticia. En la selva con esperanza y por un milagro de Dios, según dijo, era el único camino para encontrarlos con vida.
“Nos dijeron vivos y sanos los cuatro, los están trayendo. Quien los encontró fue una persona que desde el principio los buscó y nunca se rindió”, añadió el tío.
En medio de su emoción, el hombre aprovechó para agradecer a todos los que participaron en la búsqueda de los menores, en especial a Dios.
“Gracias a Dios, al presidente de la República, al coronel, al general que estuvo muy al frente de esto. Esto es un milagro de Dios, la fe mueve montañas, esa era la esperanza, nunca perdí la esperanza”, reiteró en varias ocasiones en la llamada con este medio de comunicación.
Ahora el tío de los menores espera verlos pronto y tener un reencuentro familiar lleno de amor y con la alegría que no podía contener.
“Quiero verlos con alegría, paz, tranquilidad, desahogo. Quiero que los medios digan la verdad de como fueron las cosas, de lo que se vivió”, terminó puntualizando.
Para Fidencio es muy importante también reconocer la labor de las comunidades indígenas que han vivido en la selva todos estos días buscando a los menores de edad junto con las Fuerzas Militares que desde hace un mes se internaron en la selva.