Julián Ortegón y Paul Naranjo fueron condenados a 41 años y seis meses de prisión por su responsabilidad en los hechos que rodearon la muerte de Ana María Castro, registrada en la madrugada del 5 de marzo de 2020. Así de contundente fue la sentencia que emitió este jueves la jueza 42 de Conocimiento de Bogotá.

El pasado 16 de diciembre, la jueza emitió sentido de fallo condenatorio contra Naranjo y Ortegón por el delito de feminicidio agravado. Tras once meses de juicio, la funcionaria judicial determinó que la Fiscalía General cumplió y demostró la hipótesis de su caso, señalando que los dos procesados tuvieron responsabilidad y participación directa en la muerte de la joven estudiante.

En la lectura del fallo, la funcionaria judicial determinó que el 4 de marzo Naranjo y Ortegón estuvieron con Ana María en un establecimiento en el norte de Bogotá. Los videos de las cámaras de seguridad registraron todos los movimientos del grupo hasta el momento en que salieron caminando al parqueadero para subirse a una camioneta. Junto a ellos estaba Mateo Reyes.

Posteriormente, cámaras de seguridad del estacionamiento registraron a Ana María subiéndose en el puesto trasero de la camioneta pese a la insistencia de una mujer que apareció en el lugar, quien incluso llegó a tener un intercambio de palabras con Naranjo y Ortegón. Esto obligó incluso a la intervención del personal de seguridad del establecimiento ubicado en la calle 116 con carrera 19.

En uno de los apartes del video se ve incluso un intento de pelea entre las personas que estaban dentro de la camioneta y un grupo de personas que se encontraban en el parqueadero. Ana María intentó abrir la puerta de la camioneta, pero alguien se lo impidió. Minutos después se fueron todos en la camioneta.

Pese a que la defensa de los dos procesados aseguró que los testigos presentados por la Fiscalía General habían incurrido en contradicciones, para la jueza los relatos tuvieron coherencia con las pruebas técnicas presentadas por la Fiscalía General que revelaron que la joven fue arrojada de un vehículo en movimiento a la altura de calle 80 con carrera 59, en la localidad de Engativá.

Para corroborar esto se analizaron varios de los videos de las cámaras de seguridad del sector que evidenciaron el paso de la camioneta, el momento exacto en el que la joven cae aparatosamente del vehículo, el cual siguió su marcha como si nada hubiese ocurrido y la reacción de varios conductores y personas que se encontraban en la zona a esas horas de la madrugada.

Uno de los expertos que llevó la Fiscalía para declarar en el juicio confirmó que antes de la caída de Ana María se presentó un forcejeo. Igualmente, hizo toda la hoja de ruta del movimiento de la camioneta, reseñando que jamás se detuvo o bajó la velocidad tras el suceso.

En las imágenes se observa cómo pasa un vehículo, luego una moto y finalmente las sombras que los analistas detuvieron y avanzaron en segmentos repetidos y lentos para confirmar, según su criterio, cómo hay un forcejeo en el lugar donde quedaron Ana María Castro y Mateo Reyes, después de bajarse de la camioneta.

En la parte superior izquierda se ven las sombras que llegan hasta la mitad del carril y de un momento a otro pasa una camioneta blanca, de esas que se conocen popularmente como “chanas” y de inmediato una de las sombras se ve alterada buscando ayuda en los otros carriles, deteniendo los vehículos que transitan por la calle 80.

La joven fue trasladada a un centro médico, pero debido a la violencia del golpe, sufrió graves fracturas y daños en el tórax y la cabeza, por lo que los médicos no pudieron hacer nada para salvarle la vida.