SEMANA: Ahora que ya están radicadas las objeciones a la ley estatutaria de la JEP, ¿cómo cree que se van a mover las cosas en el Congreso? Gustavo Petro: El uribismo va a buscar hundir todo el proyecto. Ya tiene más fuerza. El año pasado en el primer intento de reforma a la JEP por parte del uribismo, no tenían mayorías en la Comisión Primera de Senado, estaba a punto de hundirse el proyecto, pero lograron convencer a los liberales de proponer un acuerdo. El Partido Liberal está jugando un papel extraño, hoy en casi todas las regiones de Colombia la alianza fundamental son los liberales y el uribismo con candidaturas comunes. En ese momento, viendo perdida la mayoría, supe que había que hacer un acuerdo y lo hice con Uribe, consistía en ampliar el número de magistrados de la JEP. Tenía un significado que él no entendió: el uribismo y la Colombia Humana llegábamos a un acuerdo. La izquierda nos criticó a nosotros, como supongo que la extrema derecha criticó a los uribistas. Ese acuerdo daba garantías a los militares, que según ellos, son juzgados por magistrados marxistas, eso es una mentira, yo todavía no he podido conocer al primer magistrado en la historia de Colombia que sea marxista. Pero el mismo Uribe desbarató el acuerdo, se burló. Ahora están en su ensayo, en una prepotencia en la que cree que domina más el Congreso. La mermelada se ha extendido. Eso, dada la experiencia del Congreso, le da la seguridad de hundir la JEP, a menos que el liberalismo y Cambio Radical reaccionen. SEMANA: ¿A dónde se ha extendido la mermelada, tiene ejemplos? G. P.: Mire no más los cargos diplomáticos, ¿qué hace Jaime Castro en la Ocde? Eso es mermelada. David Racero, de la bancada de Decentes, se ha dedicado a mirar nombre por nombre. Vea la entrevista de Gustavo Petro donde habla sobre la JEP y la campaña a la Alcaldía de Bogotá.

SEMANA: Algunas personas aseguran que al objetar la JEP Duque está cumpliendo el papel para el que 10 millones de votantes lo eligieron, ¿no es así? G. P.: En los diez millones hay seis que esperaban eso, que votaron por el No, es el uribismo propiamente dicho. Los otros cuatro se los ganó Duque a partir de su campaña o de las fake news, pero ya no están con él -tampoco conmigo-. Las encuestas así lo marcan. A duras penas se está tratando de recuperar, después de una caída inmensa por ineficiencia, el espacio uribista que es minoritario en Colombia. SEMANA: A propósito de las encuestas, en la última entrega de Gallup Poll usted tuvo una fuerte caída de favorabilidad, ¿qué es lo que lo está afectando? G. P.: Que me equiparan con Maduro, acabamos de pasar una coyuntura donde él estaba en el centro: la posibilidad de una guerra. ¿Cuál era la posición que nosotros teníamos que tomar a riesgo, sabiendo que esto iba a pasar en las encuestas? ¿Quedarnos callados? De ser así, hubiéramos ayudado a que el proyecto de la guerra se hubiera vuelto realidad, y si algo así pasa no hay proyecto democrático en Colombia. Eso lo sabe bien el uribismo, por eso ansía la violencia. Entonces, si nosotros nos quedamos callados como muchos lo hicieron tratando de cuidar sus números en las encuestas, la posibilidad de una guerra se hubiera ampliado. Hubiera sido un contrasentido. SEMANA: Pero su postura fue muy criticada, sobre todo por quienes aseguran que usted es fiel defensor de Maduro... G. P.: Estar en contra de una guerra con Venezuela no es estar a favor de Maduro, es ir a favor de una democracia real en América Latina. Vamos a ver qué pasa con las encuestas ahora que se dieron cuenta de que nuestra denuncia de ese día era cierta. El escenario de la guerra estuvo tan mal organizado por Duque y Guaidó que realmente ni les fue gente al concierto ni los cantantes llegaron en masa, ni el millón que estaba al otro lado de la frontera apareció y terminaron fue supeditados a las mafias del narcotráfico, que son los que manejan esas bandas, las que quemaron los camiones. Hasta que The New York Times no lo dijo, no lo dijo la prensa colombiana. Ellos cogieron el video completo, sin editar, y se ve con claridad de dónde salieron las bombas molotov que quemaron los camiones. Significa que el gobierno colombiano mintió, manipuló. Todo fue tan desastroso que yo creo que el propio Trump tuvo que regañarlos porque se tiraron la estrategia de la guerra, por lo menos por estos meses. "Estar en contra de una guerra con Venezuela no es estar a favor de Maduro" SEMANA: ¿Usted cree que Maduro debería continuar en el Palacio de Miraflores? G. P.: Eso no significa que Maduro tiene que permanecer en el poder. Maduro está sobre una base económica insostenible, llevan un siglo dependiendo del petróleo, pero esa era ya se acabó. Venezuela es la que más va a sufrir eso, porque es la que tiene el petróleo más costoso, fuera del que se encuentra en el mar o en las arenas del Canadá. Lo que deberíamos estar haciendo desde Colombia, en lugar de intervenir allá, es tratando de crear las atmósferas que permitan que surjan fuerzas juveniles venezolanas que le planteen al país la salida del petróleo. SEMANA: A meses de las elecciones regionales, ¿cómo ve el cálculo político? G. P.: También van a haber dos grandes bloques, guardadas las diferencias regionales, porque Colombia es diversa, pero va a estar el bloque Partido Liberal-uribismo y el bloque progresista. Puede leer: “No tengo problemas psiquiátricos, no estoy medicado”: la defensa de Petro sobre su salud SEMANA: ¿Quién va a ganar? G. P.: No me pida que lo diga ahora, ojalá nosotros. SEMANA: Se está cocinando una gran coalición de centro-izquierda, usted habla de estar fortaleciendo el progresismo, ¿cómo va? G. P.: Ya está prácticamente en todo el país, con excepción del metro subterráneo o elevado que puede romper la coalición bogotana, porque para nosotros es un tema fundamental que tiene que ver con la política de la vida. Pero, en general, en todo el país se están configurando bloques progresistas. Ha sido una propuesta nuestra, hemos luchado por eso. Está casi asegurada la confluencia democrática. SEMANA: ¿Va a tener candidato del progresismo en Bogotá? G. P.: Estamos en el proceso. Pero el tema del metro es fundamental. Porque es ignorancia decir que es mejor tener metro que no tenerlo, un metro elevado de 36.000 personas obliga a hacer el TransMilenio por la Séptima, pesado. Es decir, quien defiende no hacer el TransMilenio por la Séptima, y sí el metro elevado, está en un completo error, en ignorancia. SEMANA: Pero el único que propone algo así es Hollman Morris... G. P.: Yo espero que muchos candidatos sean capaces de defender el metro subterráneo para defender una política de la vida en Bogotá, si no, es mejor que siga Peñalosa. SEMANA: ¿Cómo piensa convencerlos? G. P.: Colombia Humana tiene que levantar esos programas, no nos queda difícil, si en alguna parte tenemos programas probados más allá de la retórica, es acá (Bogotá). SEMANA: Usted hizo una propuesta delicada, dijo que si Peñalosa deja licitado el metro elevado se puede pagar la indemnización y construirlo subterráneo, ¿con esto no se generaría un detrimento patrimonial? G. P.: No es detrimento patrimonial. Claro, siempre habrá un contralor tan obtuso como el que tenemos hoy, que lo ponga así. Por eso va a ser muy importante una lista mayoritaria al Concejo. Bogotá tiene que pasar a pensión, fuera de la política, a la mayoría de los concejales que hoy existen, que le han hecho un daño enorme a la ciudad. Son los que construyeron el cartel de la contratación que yo mismo denuncié. Lo que hemos propuesto, sí se puede, es una sola lista al Concejo con un programa serio que incluya el metro subterráneo. SEMANA: Insisto, ¿por qué no habría detrimento patrimonial? G. P.: Cuando yo recibí la alcaldía, la Séptima estaba licitada, había ganado una empresa para hacer lo que llamaban el TransMilenio light y eso era un billetal. Liquidé el contrato porque no era conveniente. Hay unas matemáticas necesarias, el corredor de mayor demanda es el borde oriental, que se debe a una estructura económica de la ciudad, eso no va a variar en décadas, se puede pronosticar cuál va a ser la demanda en 30 años. Va a ser de 80.000 a 120.000 pasajeros hora sentido. El TransMilenio hoy en la Caracas hace 50.000, lo que logramos hacer con carril preferencial en la Séptima hace 15.000. ¿Entonces, quién va a suplir la demanda? Ahí viene el tema del metro por debajo de la carrera 11, dejaba el TransMilenio en un lado, ponía el metro poderoso y subterráneo más al centro y en la Séptima un tranvía. Lo que  daba es que la Caracas se descongestionaba. Peñalosa y Bocarejo no son ignorantes, conocen los números, y entonces quieren un metro que solo mueve 36.000 personas. La demanda la terminan supliendo los buses. SEMANA: Se puede decir que en los últimos meses siempre tiene un problema jurídico diferente que es noticia, ¿cómo lo maneja? G. P.: Hay equipos de abogados voluntarios y con relativo éxito y con ellos hemos logrado varias victorias. Pero vamos sacando una y nos van cayendo tres más. Pero a mí lo que me ha afectado es el bloqueo económico y el bloqueo al movimiento por no tener personería jurídica, no tenemos financiación. Ya han intentado hasta embargar los recursos de la reposición de votos. También el bloqueo de mis ingresos personales, que están embargados por un señor Robledo, amigo de Vargas Lleras, por defender a los empresarios privados del aseo que eran sus financiadores. Al ser el superintendente de Industria y Comercio un delegado del presidente, se puede ddecir que el sueldo me lo embarga Duque, en sus funciones. La última instancia judicial en el tema del aseo dijo que es completamente legal lo que hicimos. Para poder ir a La Haya el 5 de abril para hablar en una movilización continental de colombianos para pedirle a la Corte Penal Internacional que intervenga, yo tengo que hacer una vaca para recoger la plata del pasaje. Parte de no haberle ganado a Duque tiene que ver con eso, porque yo llevaba dos años embargado, los colegios de mis niñas, en el Liceo Francés, me lo pagó una familia de las compañeritas. Así entré a la campaña, sin saber cómo comprar el mercado de las siguientes semanas. En contexto: Round para la Colombia Humana: CNE decide reponerle el dinero de los votos a Petro SEMANA: ¿Entonces cómo se está financiando la Colombia Humana? G. P.: Como nos acostumbramos ya, con voluntarios, gratuitamente, con vacas. Toca recoger, ver quiénes nos ponen plata, eso también tiene sus riesgos, indudablemente, ya lo ha visto en mi caso personal. La paradoja es que la parlamentaria Paloma Valencia que sacó el video para tirarse el debate, denunció los recursos que eran del exnovio de la mamá. "Uribe quiere criminalizar la oposición" SEMANA: Uribe lo demandó por injuria y calumnia, ¿pero exactamente cuál es el argumento? G. P.: Por toda la política de oposición a Uribe, quiere criminalizar la oposición. No hay un hecho concreto. En contexto: Uribe denuncia penalmente a Petro por calumnia SEMANA: Y de la demanda de Marta Lucía Ramírez, ¿cómo va la conciliación? G. P.: Yo no voy a conciliar, estoy absolutamente convencido -jurídicamente se llama en mi íntima conciencia- de que la Operación Orión fue un delito de lesa humanidad, desapareció gente de manera sistemática y los responsables políticos son la actual vicepresidenta Marta Lucía Ramírez y el expresidente Álvaro Uribe Vélez. Yo no tengo por qué retractarme, creo profundamente en eso. SEMANA: Dentro de los debates de control político del año pasado el más llamativo fue el de Odebrecht, ¿qué está preparando ahora? G. P.: Fue un debate agridulce, el fiscal indudablemente es un genio truhán, es como lo bauticé, construye la destrucción de su crítica. No es como cualquiera de los que yo había tenido en debates anteriores. Mi único debate de control político fue Odebrecht, porque es el resumen de lo que es la clase política latinoamericana, es un poder corrupto, que se rinde al que más dinero tiene. Ese es el debate Odebrecht-Sarmiento. Yo quiero profundizar el debate de Odebrecht, porque a vista de toda la sociedad colombiana no va a haber investigación, ellos cogieron a los bobos: al Ñoño Elías, Otto Bula y Federico Gaviria, ellos eran los mensajeros de los sobornos, no los depositarios. Esos están libres, es la jefatura política de Colombia. SEMANA: ¿Qué va a plantear de nuevo en el debate de Odebrecht? G. P.: Una parte de los recursos fue al Partido Liberal, bajo la gerencia de un subcontratista de Odebrecht, metió cinco o seis millones de dólares, y el jefe del partido en ese momento era Simón Gaviria, que es el que hace el Conpes de Odebrecht. ¿Dónde está Simón Gaviria? ¿Dónde está la investigación del fiscal sobre Gaviria? O podemos coger Cambio Radical, hacia los Char encontramos la pista de los sobornos de Odebrecht. ¿No hay investigación porque es el niño mimado de la oligarquía, del mismo partido del fiscal general? Nosotros tenemos todos los datos que muestran un verdadero cartel de la construcción en Barranquilla, igual que el que se hizo en Bogotá. También está La U y el que creó el monstruo de Odebrecht-Sarmiento: Uribe. Todas estas coyunturas, la guerra con Venezuela, el debate de la JEP, han venido ocultando un debate que hay que dar. SEMANA: ¿Cuál es su propósito en el Senado, porque ya no se le ve en el mismo papel de hace unos años? G. P.: Hay que ver si se trata hoy de ser el mejor senador, porque esa es una manera de anular la lucha por el poder en Colombia. Los uribistas dicen: mejor Petro quédese en el Senado. ¿Engordarme y pensionarme en el Senado hablando, sin cambiar la realidad del país? Yo ya acabé ese periodo, aquí llegué por chiripa, para mostrar las falencias del programa y del desarrollo del Gobierno Duque. SEMANA: Justamente se está discutiendo el Plan Nacional de Desarrollo, ¿qué ha encontrado? G. P.: Las cosas que hay en este PND vale la pena que la sociedad las sepa. Acaban el salario mínimo, se permite contratar por debajo de este. ¿Dónde están las centrales obreras que no están peleando por lo mínimo que queda de la dignidad laboral? Se puede contratar por 200.000, allá van a parar los venezolanos. Van a entregarle a la politiquería los hospitales públicos en las regiones más alejadas de Colombia, ahora sí con subsidio del Gobierno nacional, privatizados. Van a acabar la política de páramos, van a quitar la licencia de exploración minera, es decir, con este plan de desarrollo Minesa empieza a sacar oro del Páramo de Santurbán. Este ejercicio nos sirve no solamente para mostrar la perversidad del plan de Duque, sino la pertinencia del nuestro, y de la viabilidad que tenía el plan de la Colombia Humana. SEMANA: ¿Cómo ve el gobierno, y en sí el uribismo, hay una estrategia macro, un propósito claro? G. P.: El uribismo es una fuerza reaccionaria, las fuerzas políticas son siempre representantes de fuerzas sociales, por eso significan algo. Yo significo algo. Uribe significa algo: los terratenientes improductivos de Colombia que crecieron sus propiedades originarias del feudalismo español con el narcotráfico, se convirtieron en megaterratenientes. Es una fuerza arcaica, premoderna. Hoy cada megaterrateniente tiene su ejército privado, le llaman paramilitares y quieren dominar la sociedad en función de sus intereses. Comprometidos con una violencia salvaje, la JEP no les sirve y la única manera para que una fuerza tan retardataria siga gobernando es con la violencia, no con la razón, eso es Uribe, eso es el uribismo. "Lo que somos nosotros salimos a la calle, los que se la pasan con los hashtags y con la tibiesa pues que se queden ahí" SEMANA: Se va a convocar una marcha para defender la JEP, ¿la apoya? G. P.: Deberían estar los 8 millones de ciudadanos y ciudadanas de la Colombia Humana en las calles. Estamos convocando para cuando citen, el día clave es el día de la instalación del Congreso, cuando comienza la discusión. La paz tiene que ser un momento, no digo de consenso total, porque eso no existe en una sociedad, sino de unidad ante un propósito. Lo que somos nosotros, salimos a la calle, los que se la pasan con los hashtags y con la tibieza, pues que se queden ahí.