Fue una respuesta breve y a un interlocutor preciso. Apenas un par de horas después de que el exministro del Interior y Justicia Fernando Londoño dijo que "el primer desafío del Centro Democrático será el de volver trizas ese maldito papel que llaman el acuerdo con las FARC", el presidente Juan Manuel Santos le salió al paso al caballito de batalla del uribismo en la próxima contienda electoral.“Resulta que cualquiera que llegue, no me importa quién, no va a poder hacer trizas ningún papel porque como lo dijo el propio Consejo de Seguridad ‘esto es irreversible‘ y yo me voy a encargar, y todos los colombianos tenemos que encargarnos de que sea así para cualquier presidente que llegue”, dijo el mandatario durante la inauguración de la Agencia Pública de Empleo.La ‘recargada‘ del Centro Democrático durante la convención nacional del partido volvió a sacar a la luz las diferencias que distancian al expresidente Álvaro Uribe de su exministro Juan Manuel Santos. Esa fue la sensación que quedó en el recinto después de escuchar a Paloma Valencia, Iván Duque, María del Rosario Guerra, Carlos Holmes Trujillo y Rafael Nieto Loaiza como precandidatos en la contienda.Le recomendamos: ¿Está o no blindado el acuerdo de paz con las FARC?Aunque fueron las palabras del exministro Londoño las que más eco tuvieron, sus copartidarios no se quedaron atrás y le apuntaron al mismo blanco. "Nos indigna que se haya relativizado la justicia y que hoy sean los criminales más vulgares de nuestra historia los que hayan acomodado la justicia, ni más ni menos que para diseñarla a la medida de sus pretensiones de impunidad", dijo Iván Duque, por ejemplo.Pero la promesa de campaña del exministro tiene tanto de largo como de ancho y se le aplica el viejo principio jurídico de que las cosas se deshacen de la misma manera cómo se hicieron. En ese sentido, aunque el uribismo tiene todas las herramientas a la mano para desmontar lo que se pactó, tendrán que recorrer un engorroso camino para "hacerlo trizas".Le puede intersar: ¿Qué es el ‘fast track‘?¿La razón?, tendrán que sacar adelante los mismos mecanismos jurídicos: actos legislativos, estatutos y proyectos de ley pero esta vez en función de desarmar cada una de los puntos de la implementación del acuerdo de paz con las FARC que se aprobaron vía ‘fast track‘. Un centenar de reformas que tendrían que tramitarse de nuevo por vía ordinaria. Es decir, tardarán el doble de tiempo en hacer su proceso en el Congreso, lo que lleva a pensar que de ser aceptadas podrían efectivamente romper el acuerdo pero "por pedacitos".Desde el comienzo de la negociación con la guerrilla, la fórmula para blindar el acuerdo final fue uno de los temas más espinosos y trascendentales. Durante meses se estudiaron varias alternativas, sin embargo, la que logró un consenso entre el gobierno y la guerrilla fue quizás la más polémica: incorporar un artículo a la Constitución donde se establece que durante tres Gobiernos no se podrá modificar el acuerdo.También puede ver: La Corte se la jugaría por blindar aún más el Acuerdo de Paz Por eso para Diego Martínez, asesor jurídico de la guerrilla durante la negociación con el Gobierno, la propuesta del exministro Londoño es un "golpe constitucional". Según expuso el abogado, la paz es concebida en la Constitución de 1991 como un "derecho y una obligación" de los colombianos y atentar contra esa construcción" que arrancaría tumbando el blindaje de tres periodos presidenciales "puede terminar en un llamado a sustituir la Constitución".Para el director del Centro de Recursos para el Análisis del Conflicto (Cerac), Jorge Restrepo, uno de los escudos más resistentes que tiene el acuerdo con las FARC, es la notable caída de los índices de violencia. "Cualquiera que llegue no podrá hacer trizas ningún papel; la paz es irreversible y de eso tenemos que encargarnos todos", dijo. A su juicio esa reducción, sumado a la dejación de las armas y el cumplimiento de los demás puntos del acuerdo servirán para reforzar la importancia del acuerdo en las vidas de los colombianos para que ellos terminen convirtiéndose en su principal defensor.El blindaje del acuerdo sigue siendo una obsesión tanto para el Gobierno como a las FARC, y parece ser también el AS bajo la manga de las toldas uribistas durante la carrera por la Casa de Nariño. La convención volvió despertar el temor en algunos sectores de que los consensos que se pactaron en La Habana queden dependiendo del vaivén de las circunstancias y la política.Las cosas se deshacen de la misma manera cómo se hicieron. En ese sentido, aunque el uribismo tiene todas las herramientas para desmontarlo, tendrán que recorrer un engorroso camino para materializarlo.El miedo no es otro que la llegada del uribismo al poder en las elecciones de 2018. Uno de los últimos en advertirlo fue el jefe del equipo negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, que propuso una coalición para derrotar a la oposición en primera vuelta, después de que el senador del Centro Democrático José Obdulio Gaviria, aseguró que si alguien de su colectividad llegaba a la Presidencia en 2018 cambiarían el acuerdo con las FARC.En ese momento el expresidente Uribe salió a aclarar lo que significaba esa afirmación. Aunque dijo que mantendría el acuerdo y que respetaba la desmovilización de los guerrilleros de base, aseguró que cambiaría los puntos fundamentales de la negociación: la justicia y la elegibilidad política. Una propuesta que combinada con las recientes palabras del exministro Londoño dejan en el ambiente la sensación de que el candado que protege el acuerdo no es tan difícil de abrir y modificar como se creía."El principio de favorabilidad impide revocar las amnistías y las sentencias que ya fueron proferidas", concluyó el exconstituyente Jesús Pérez González, para quien el Centro Democrático está formulando "promesas imposibles de cumplir".Estas fueron algunas de las reacciones que despertó en las redes sociales la propuesta del exministro Londoño durante la convención uribista: