Sólo los temas más controversiales logran a unir a los contrarios. Sucede pocas veces, pero en política, cuando se encuentra una causa común, cualquier cosa puede pasar. Eso es lo que está sucediendo con la venta de Isagén. La propuesta del gobierno Santos busca privatizar una de las empresas insignia del Estado con el objetivo de financiar 25 proyectos de infraestructura del orden de los 25 billones de pesos. Pero en los últimos días a esta idea le han caído rayos y centellas. Los principales protagonistas de estas críticas son personas que por lo general nunca están de acuerdo: el expresidente Uribe y toda su colectividad; el liberalismo, encabezado por Horacio Serpa, y la izquierda, con Petro y Robledo a la cabeza. Para el Centro Democrático la venta de Isagén no sólo es un grave error, sino que lo ven como un acto de corrupción. Álvaro Uribe dijo hace unos días que “en derroche publicitario y mermelada Santos se gastó dinero de infraestructura que quiere reponer con venta Isagén”. Agregó que el argumento del presidente Santos de que a futuro el dinero de Isagén se invierte en carreteras el país y así recibirá más por cuenta de esa buena infraestructura es un “engaño”. Según él, la tasa de retorno de la empresa será cada vez más alta por la escasez de energía y agua. El tema se ha convertido en un punto de honor para esa colectividad, pues el santismo ha acusado a Uribe de intentar hacer lo mismo en su gobierno. Uribe respondió en Twitter que, por el contrario, él fue quien no permitió vender el control estatal de Isagén. Lo mismo aseguró su entonces ministro de Hacienda, Óscar Iván Zuluaga. “Presidencia miente, propuesta del 2009 mantenía control estatal de Isagén”. “Nuestra propuesta de venta de Isagén a otra empresa pública en nada se compara con privatización que propone gobierno Santos”. “Jamás propusimos que el Estado dejara de ser dueño”, dijo en casi una decena de trinos. Si para el uribismo el tema es importante, para el liberalismo puede serlo aún más. Esta semana se conoció que senadoras como Viviane Morales y Sofía Gaviria han pedido que el partido se retire de la Unidad Nacional, pues no están de acuerdo con la venta de Isagén. Horacio Serpa también ha liderado el rechazo a la propuesta. “Es una empresa solvente, productiva, que maneja un recurso estratégico del país que no debe quedar en manos privadas. En momentos de dificultades no se debe vender la nevera de la casa ni la cocina, so pena de terminar viviendo con la familia debajo de un puente. En receso del Congreso y cuando apenas empieza la actividad judicial. Extraño, por decir lo menos. Los más avezados dicen, ‘sospechoso’. Ojo, señor Gobierno, mucho ojo, porque la va a embarrar”, le dijo a El Espectador. La izquierda no ha sido menos radical. Gustavo Petro también fue vehemente en rechazar la idea. Tanto que sus trinos parecen más regaños: “La privatización de Isagén, que es una privatización del agua, es una estupidez en tiempos del cambio climático”. También le ha mandado varios vainazos al ministro Mauricio Cárdenas. Frente a un trino de este último que decía que la venta de Isagén mandaría un buen mensaje a los mercados financieros, le contestó: “Señor ministro, usted no les obedece a los banqueros, sino a la ciudadanía, si no lo ha entendido, renuncie” y agregó que “es hora de que los gobernantes entiendan que la privatización de lo público no es sino un anacronismo corrupto. Hora de pasar a la movilización”. El senador Jorge Enrique Robledo no se ha quedado atrás. Día tras día pública las razones que sustentan su rechazo a la propuesta y este puente festivo mandó por internet un decálogo. Entre otras cosas, acusa al Gobierno de favorecer a Brookfield con la forma como se está vendiendo la empresa. Todo esto ocurre en momentos en que a Isagén le queda un solo proponente por el momento. Este lunes se conoció que el Consorcio del Pacífico (cuyo socio principal es la firma de energía chilena Colbún) no participará en el proceso de la subasta, el próximo 13 de enero. En diciembre la empresa ya había dejado entrever que era posible que se retirara del proceso. La justificación que entregó Colbún es que no podrá ofertar en la fecha establecida debido al cambio en los plazos establecidos por el Gobierno, a lo que se le sumó que hubo un aumento del 21,5 % al precio mínimo por acción, según el Diario Financiero, de Chile. De esta forma, el viernes pasado la empresa le envió un oficio a la Superintendencia de Valores y Seguros de Chile en la que informó su decisión. Lo cierto del caso es que la venta de Isagén es un hecho y que el único consorcio que podrá ofrecer por la empresa será el que pertenece al fondo canadiense Brookfield, que además es actualmente el propietario de la Empresa de Energía de Boyacá. Ante esto, Uribe volvió a reaccionar y escribió en su cuenta de Twitter: “Continuar con subasta de Isagén con un oferente es ‘ofensivo con Colombia’”. (Ver video)