No hay duda de que el general Óscar Naranjo se convirtió en el símbolo de la lucha contra el narcotráfico en Colombia. Es una fama forjada en los últimos cinco lustros. Desde la caída del capo de capos Pablo Escobar hasta las operaciones contra los más importantes jefes guerrilleros; allí estuvo el general, que además es hombre de confianza de Estados Unidos y voz autorizada, dentro y fuera del país, para la estrategia contra el narcotráfico.Por eso, no es extraño que su nombre sea anunciado para ocupar el segundo cargo más importante del país e inmediatamente sea asociado a una coyuntura crítica: el país se la juega en un proceso de paz con las FARC con el enorme y creciente cáncer de los cultivos ilícitos. Naciones Unidas registró en el 2015 un aumento del 39 % de las siembras de coca, lo que equivale a 96.000 hectáreas. Sin embargo, el regreso de Naranjo se da en condiciones diferentes a cuando se retiró de la dirección de la Policía Nacional. El 2012, en el momento en que los medios de comunicación anunciaron la salida del mejor Policía del país, fue el año en que se registró la cifra más baja de los cultivos lícitos de la historia: 48.000 hectáreas. Tal reducción fue posible con la ayuda de las aspersiones aéreas con glifosato. Puede leer: Agridulces cifras de incautaciones revelan difícil panorama de la lucha contra antidrogasPor cuenta de fallos del Consejo de Estado y la Corte Constitucional que ordenaron la suspensión de las fumigaciones aéreas apelando al principio de precaución, el Consejo Nacional de Estupefacientes suspendió de manera indefinida las aspersiones en Colombia a comienzos del 2015. Aunque la decisión causó resistencia dentro del mismo Gobierno, duras críticas de la oposición e intentos de revocarla recientemente de parte del Fiscal General, la postura está en firme. De hecho, uno de los peros más grandes de la oposición a las negociaciones de paz con las FARC fue que el texto final acordado no dejaba explícito el hecho de que en cualquier momento que el Gobierno lo decidiera podían retomarse de inmediato las aspersiones aéreas. En la renegociación el cambio quedó hecho.Consulte: Erradicación manual con glifosato: ¿aspirina para un cáncer?Sin embargo, la controversial medida -que además amenaza con nublar las relaciones con Estados Unidos ante la llegada de Donald Trump- tendrá un siguiente capítulo en la Corte Constitucional. En este alto tribunal se estudian dos tutelas de personas que dicen padecer las consecuencias en su salud por cuenta de las aspersiones. Una de las acciones cayó en manos del magistrado Jorge Pretelt, quien alcanzó antes de irse a proyectar un fallo en el que intentó revivir las aspersiones al considerar que no existen estudios científicos que prueben los efectos negativos del químico. En la Sala de Revisión participó el magistrado Alberto Rojas, que se opuso a esta postura y ante el empate tuvo que ser llamada como conjuez la directora del Centro de Estudios sobre Genética y Derecho del Externado Emilssen González de Cancino. Con la suspensión de Preltelt llegó el magistrado Aquiles Arrieta en reemplazo temporal y aunque debe proyectar una nueva ponencia aún no se conoce que exista algún avance en este proceso. La siguiente acción, en cambio, sí tendría un anuncio de parte del alto tribunal en los próximos días. Le correspondió proyectar el fallo a la magistrada Gloria Ortiz, quien consideró que hay hecho superado ya que el Consejo Nacional de Estupefacientes mantiene suspendidas las aspersiones con glifosato. Sin embargo, Ortiz fue derrotada por sus compañeros que creen que la Corte sí se debe pronunciar de fondo. Le recomendamos: Con Trump, el narcotráfico seguirá siendo la principal preocupaciónAhora la proyección del fallo le corresponde al magistrado Jorge Iván Palacio y por sus implacables posturas alrededor de la protección de los derechos ambientales y en afectaciones a la salud es seguro que el siguiente pronunciamiento de la Corte Constitucional en esta materia será confirmando el fin de las aspersiones aéreas. De manera que ante el aterrizaje de Naranjo en la Vicepresidencia, desde donde podrá embarcar al Estado en una estrategia efectiva de lucha contra las drogas, lo más seguro es que se requiera del carácter innovador del general para poder sortear esta problemática sin la ayuda definitiva del glifosato.