Víctor Muñoz, exdirector del Departamento Administrativo de la Presidencia, salió en defensa del plan de reconstrucción de Providencia del gobierno de Iván Duque, luego de que la isla fuera azotada por el huracán Iota.
El exfuncionario se pronunció luego de que el presidente Gustavo Petro, quien visitó la zona durante el fin de semana, planteara dudas sobre supuestos sobrecostos en este plan, y se preguntara por qué razón una casa pudo haber costado hasta 600 millones de pesos.
“En Providencia se reconstruyen 737 casas tipo VAL promedio de costo 393 millones y áreas entre 45 y 180 metros cuadrados. 330 casas tipo refugio en estructura metálica y concreto costo promedio 695 millones y área entre 86 y 112 metros cuadrados. Resistentes a huracanes”, dijo Muñoz, en un mensaje en Twitter.
El fin de semana, Petro dijo: “La primera sorpresa que tuve es el valor promedio de cada solución de vivienda que se ha entregado a la comunidad. Un poco más de 1.000, entre nuevas, reposiciones, desde el punto de vista de ese número, alcanza el porcentaje alto de reposición de vivienda en la isla (de Providencia), pero el costo promedio de esas viviendas es de 600 millones de pesos”.
Según el mandatario, son “edificaciones de aproximadamente 70 metros cuadrados, en promedio. Eso da casi diez millones de pesos por metro cuadrado”. “Entonces, ¿por qué un valor tan sorprendente? ¿Cómo puede valer en Providencia una casa en concreto, con tejas de zinc, muchas veces algo de estructura de acero, 600 millones de pesos?”, afirmó el mandatario.
Petro pidió a los organismos de control que investiguen posibles sobrecostos. Según Petro, en la reconstrucción de Providencia “ni se tuvo en cuenta la comunidad raizal ni su cultura arquitectónica”. Así mismo, señaló que no se utilizaron materiales tradicionales y “se llevó fue cemento y acero desde Colombia y empresas bogotanas a construir sobre una cultura completamente diferente”.
Susana Correa responde a las denuncias del presidente Petro sobre la reconstrucción de Providencia
Por su parte, Susana Correa, exgerente para la reconstrucción de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, explicó en detalle de las viviendas que se construyeron y explicó las razones de sus costos.
SEMANA: ¿qué opina de las denuncias que hizo el presidente Gustavo Petro frente a los supuestos sobrecostos en la construcción de casas en Providencia?
SUSANA CORREA (S. C.): me parece que fue muy prematura. Sus asesores no conocen verdaderamente lo que son el archipiélago y las islas. Providencia y Santa Catalina quedan a más de 700 kilómetros de Cartagena. Allá no hay ningún tipo de material de construcción, todo hay que llevarlo. Si antes de Iota, los costos casi que se doblaban o triplicaban, en relación con el continente, después del huracán los costos son aún más altos. No hay puerto, hay un muelle con dos posiciones. Llegaban unos barcos llevando comida y algunos productos, pero no estaban capacitados para transportar materiales para construir 1.837 viviendas. Ese era uno de los obstáculos. Nos tocó empezar a dragar el muelle para que pudieran arribar barcos de mayor capacidad que llevaran los materiales. Después de Iota -el 16 de noviembre de 2020- se llegó a un acuerdo con la comunidad donde hubo mesas de concertación para definir cuál era la vivienda con la que ellos se sentirían seguros y acordes con el paisaje de la isla.
Antes del huracán, la isla no solo tenía viviendas de madera. El porcentaje de casas de material era más grande que las casas que quedan de madera, es decir, el paisaje de Providencia había venido cambiando antes de la tragedia natural. Las casas que construimos, las de acero, las que resisten vientos de 254 kilómetros por hora y que son sismorresistentes, están acordes con las últimas construcciones de Providencia en material.
SEMANA: pero aun así costaron 600 millones cada una. ¿Hay razón para escandalizarse?
S. C.: son 330 viviendas. Hablaré de ellas, las que tienen un costo mayor a 600 millones de pesos, en concreto, con estructuras de acero, hechas por el Consorcio Providencia, con quien Findeter hizo un contrato de administración delegada y tiene tres empresas: Amarilo, Constructora Bolívar y Marval, los más grandes del país.
Ellos empiezan a hacer estas casas, se dan cuenta de las grandes dificultades que se tienen -las estructuras vienen de Barranquilla, casi enteras, en container-, eso se vuelve un poco complejo, pero siguen trabajando. Y tienen que traer mano de obra.
En la isla hay gente especializada en construcción, pero es muy poca. De hecho, cuando empezamos a construir la otra tipología, las otras 737 viviendas hechas en triples marino, cemento, dependiendo de lo que el dueño quiere, hay cuatro empresas del archipiélago que se contactan o que llegan, dos quedaron terminando sus trabajos: Mauricio Gallardo y PyV. Ni siquiera ellos, que eran de las islas, tenían todo el personal y tuvieron que llevarlo del continente.
SEMANA: centrémonos en las viviendas de alto costo...
S. C.: Cada una es un proyecto diferente, a cada una se le hizo estudios y diseños, estudio topográfico y estudio estructural porque dependiendo de la zona donde se está construyendo es diferente una de otra. Son viviendas con estructura de acero, tienen 33 patas de acero dentro de la tierra y dependiendo de lo que se encuentre en las excavaciones se perfora más o menos. Es decir, cada vivienda es un proyecto.
SEMANA: ¿se podría decir que por eso cada vivienda costó 600 millones, porque cada una tuvo un estudio de suelos y demás?
S. C.: sí, todo está incluido.
SEMANA: ¿por qué unas costaron 600 millones y otras salieron más económicas?
S. C.: las otras costaron 390 millones. Las de estructura de acero y cemento tienen entre 85 y 111 metros cuadrados, las de la otra tipología, con triples marinos y cemento, dependiendo de lo que el dueño haya considerado, son casas entre 60 metros y 180 metros. ¿Por qué ese cambio de metros? Porque por lo general se hacían basados en la huella de los cimientos que estaban en el piso. Esos cimientos también tienen un estudio estructural para mirar si se podían o no utilizar.
SEMANA: usted argumenta el costo de las viviendas por el traslado de los materiales, pero la Armada ayudó en el transporte, según dijo Petro. ¿Entonces?
S. C.: la Armada ayudó al principio por el traslado en el ARC Caribe, creo que no le cabían tantos contenedores, pero después se hizo un convenio con la Armada para que siguieran trasladando materiales de construcción con una remuneración, creo, en especie, pero igual tenía un costo.
SEMANA: ¿ustedes impusieron las viviendas en Providencia? Petro dice que así se lo expresó la comunidad.
S. C.: es totalmente falso, se empezaron mesas de concertación en diciembre de 2020 con unas personas que fueron elegidas por la población. Gente que sabía de construcción, arquitectos, entre otros. Los escogió la comunidad y son ellos quienes entablan la mesa de concertación liderada por el Ministerio de Vivienda en su momento, los pobladores, la Alcaldía, la autoridad raizal, entre otros. A finales de febrero se suscribió un acta de la casa como ellos querían: sismo resistentes, que puedan aguantar los 254 kilómetros por hora de viento.
SEMANA: dice Petro que primó más el cemento que el hambre y las necesidades sociales de la isla en el gobierno Duque. ¿Está de acuerdo? El presidente denunció que en Providencia hay hambre.
S. C.: eso es falso. La isla tuvo una reactivación económica no por el turismo, su fuente mayoritaria de ingreso, sino porque llegaron 2.000 personas que arribaron a demandar diferentes servicios. Allí llegaron 2.000 empleados requiriendo comida, lavandería y hospedaje. El Gobierno, en cabeza del Ministerio de Agricultura, Comercio y Prosperidad Social, ayudaron a que esa reactivación se hiciera. En agricultura, el sector entregó lanchas y motores a los pescadores para reactivar la pesca; además, sistemas de refrigeración, máquinas de hielo y demás. Por medio del MinComercio e Impulsa se volvieron a activar todos los negocios, dotándolos de los equipos que se les dañaron, es decir, tiendas, supermercados y demás.
¿Quién compraba? Toda la gente que trabaja allí. Además, el programa Mi Negocio Raizal fortaleció negocios y emprendimientos pequeños que se dotaron con sus elementos de trabajo. El único problema que hubo fue con los arrendamientos. Antes de Iota había alrededor de 100 familias que arrendaban y se quedaron sin sitio para vivir. Lógicamente, cuando empezamos a construir casas nuevas, los dueños no quisieron volver a alquilar sus casas, excepto algunos casos. Los contratistas arrendaron muchas viviendas y ahí subió el arriendo, no solamente por la demanda, sino porque en cada casa no había cuatro personas de una familia, sino 20 0 25 trabajadores.
SEMANA: conclusión: ¿informaron mal a Gustavo Petro? ¿Es un tema político o de dónde saca el presidente la información?
S. C.: pienso que fue prematuro, en un día no se puede conocer todo. Yo pienso que no hubo quién le explicara todo lo que habíamos hecho por los establecimientos de comercio, las dotaciones a las posadas. Nuestros programas de emprendimiento. Ni siquiera se le contó que toda la gente que salía en el registro único de damnificados se benefició con mercados durante cuatro meses. ¿De dónde salieron esos mercados? De los supermercados de Providencia. Nada de eso se contó, se limitaron a la construcción de cemento y, obviamente, el presidente se quedó con el tema de construcción, pero no se le habló -creería- de todos los esfuerzos que se hicieron allá y que han dado frutos. La isla nunca ha sufrido de hambre.