La guerrilla de las FARC le metió ritmo de rap al primer mensaje alusivo a los diálogos de paz. Se trata de un video perfectamente editado que generó varias dudas, pues por primera vez su comunicado no se ciñe a las convenciones tradicionales de este grupo.  Se trata de un manifiesto político cantado a ritmo de rap criollo. Son cuatro jóvenes que visten prendas alusivas al Che Guevara, con un camuflado que parece rememorar al de la revolución cubana. Novedoso también resulta que quienes aparecen en la grabación no tienen armas y, por el contrario, mantienen una actitud relajada e incluso sonríen en varias ocasiones. Más sorprendente es cuando al final del video, los jóvenes que estaban camuflados aparecen vestidos de civil y con maletas se despiden para, dicen, emprender un nuevo rumbo. Debido a esos elementos no tradicionales y a los interrogantes que existen sobre el estado de los acercamientos entre el Gobierno y las FARC, la autoría del video quedó en entredicho. Después de consultar con distintas fuentes y varios analistas, Semana.com pudo establecer que al parecer se trata de un video de las FARC que busca mandar un mensaje a sus hombres. El mensaje  En el video, que dura 4 minutos y 40 segundos, el jefe máximo de esa guerrilla, Timoleón Jimenez, alias ‘Timochenko’, aparece brevemente al inicio y al final y lo hace con dos frases. La primera: "Llegamos a la mesa de diálogos sin rencores ni arrogancia"; la última: "Hemos jurado vencer y venceremos". En el medio, con el mensaje al ritmo de rap, las FARC envían un contundente mensaje sobre el diálogo de paz, la guerra y el futuro. Sobre el diálogo  “Ay, me voy para la Habana, esta vez a conversar, el burgués que nos buscaba no nos pudo derrotar; ay, me voy para la Habana, esta vez a conversar con aquel que me acusaba de mentir sobre la paz”. Con este pegajoso estribillo, que se repite varias veces, se inicia el mensaje. “El Gobierno manda expertos con un diploma a dialogar para ver si en una mesa si nos puede engatusar. Noruega vino de Europa, y Chávez con Venezuela con su nave viento en popa, a ver si la paz resuena, esta pelea será dura, quizá más que en la montaña, los de Uribe sangre pura solo entienden de matanza. Pero pueblo de Colombia marchará unido en las calles, ya no quiere ser colonia ni cuartel de militares; queremos que haya tierra para arar y ser normales que se queden en la calle las riquezas naturales, poner freno al capital en su afán explotador. Que en la mesa haya pan, trabajo y educación”. Sobre la guerra La letra de esta canción también hace un recorrido por varios de los jefes más importantes de esta organización y evoca su final. “Me llamaron de terrorista y me acusaron de narco me metieron en la lista y a Simón extraditaron trajeron halcones negros y acudieron fue por miles a las selvas colombianas y lanzaron misiles contra Manuel Marulanda”. “A Cali nos les metimos y a su escuela superior tantos soldados herimos, tantos muertos ¡Ay, qué horror! La sonrisa de Raúl quedó yerta en Ecuador y con la vida de Iván un traidor pagado huyó. Nos destrozaron a Acacio (El negro) y a Caballero (Martín) en Bolívar. El ‘Mono Jojoy’ que bravo cayó como él quería para ejemplo de su pueblo se inmoló en la serranía. Y Alfonso Cano que, grande, enseñó lo que es hombría”.  Sobre el futuro El mensaje también hace énfasis en que los diálogos no significan una rendición. “A las FARC ya no vencieron porque hay un pueblo detrás, detrás, detrás, que desciende de guerreros y de Jorge Eliecer Gaitán. La rodilla no pondremos jamás en el suelo hermano, juramos que venceremos en memoria Jaime Pardo. Es que en mi patria cayeron por buscar la democracia mujeres y hombres muy buenos, esta oligarquía es desgracia”. “Ay, me voy para La Habana, supieran con qué emoción, me voy para conversar la suerte de mi nación. Nuestros muertos van conmigo y el sentido del honor, ponte en pie, mi pueblo amigo, nunca ahora la rendición, nuestros muertos van conmigo y el sentido del honor”. Al finalizar el video, y una vez se detienen los sonidos de los tambores, los cuatro cantantes aparecen ya sin camuflaje. Vestidos de civil, con camisetas nuevas y maletas más propias para un aeropuerto que para la selva, los intérpretes se despiden saludando a la cámara.